–¡Bloo! –grité mientras caminaba lo más rápido que me lo permitían las muletas. A medida que me adentraba en el callejón, podía divisar las bancas esparcidas en el piso, reduje la velocidad de mis pasos y mi cabeza retumbaba con el sonido del latido de mi propio corazón, temía buscar más con mi mirada y encontrar a Bloo tirado en el piso sangrando. Di uno… dos… y tres pasos temerosos hasta que finalmente pude ver a la espalda de Bloo o mejor dicho su platina cabellera, su mano mantenía estrujado el suéter de Jimin en la parte del cuello y lo aprisionaba contra la pared. –…no voy a contenerme y voy a matarte ¡¿Entendido?! –gruñó Bloo. –¡Tu no vas a decirme a quien puedo acercarme o no! –respondió Jimin sonriendo cínicamente, pero se podía ver dolor en su expresión. –Bloo… –lo llamé para advertir mi presencia. Él regresó su mirada hacia mí con una expresión de sorpresa y Jimin aprovechó la distracción para empujarlo y al librarse del agarré lanzó un puñetazo hacia la bo...
Historias de una escritora novata.