No podía creer lo que acababa de decir, ¿Mintió? Entonces él y yo… me puse muy nerviosa y no podía escaparme de él, bajo su mano y la puso en mi cintura, no pude evitar estremecerme y él lo noto, lo sé porque sonreía, yo tenía mis manos contra su pecho porque quería apartarlo pero había dejado de empujarlo, con su otra mano tomo la mía poniéndosela en el hombro, no pude controlar mi cuerpo y mi otra mano subió sola hasta su otro hombro, nos mirábamos y yo ya no sabía lo que estaba haciendo, su masculino mentón… su cuello, sus labios, me llamaban a probarlos, empecé a respirar más rápido y tenía una sensación de calor recorriendo mi cuerpo. • Dijiste que me querías cerecita -me dijo juntando su frente con la mía- y sentí lo que nunca sentí con las palabras de nadie, tú eras tan sincera, sentí que de verdad me querías • Yo… ¿Yo dije eso? • -él asintió con un débil “um”- eso dijiste y yo te correspondí, porque también te quiero princesa • No me digas así ...
Historias de una escritora novata.