El olor de su perfume inundó mis células olfativas, su sonrisa despreocupada se mantenía mientras mi mirada recorría la silueta de sus labios, aquellos labios que había besado sin saber que se trataba de mi bro. Pero ahora, a plena luz del día, mirando su rostro y completamente consiente de que se trata de Owen, quiero besarlo… –…tu pie –comentó sonriendo y apartándose lentamente de mí. –¿Qué…? –cuestioné bajando lentamente mis brazos de su cuello y recuperé el equilibrio. –Que uses las muletas, debes tener cuidado con tu pie –dio un paso atrás y señaló mi pie. –No es la gran cosa –le di la espalda para dar un brinquito dispuesta a dirigirme hacia el armario donde estaban apoyadas las muletas–, la herida está en el talón, incluso puedo asentar solo la puntita del pie y no usar esas incomodas muletas. Mira. La punta de mi pie tocó apenas el piso y él ya me había levantado como una pequeña niña abrazándome por la cintura, mi espalda estaba pegada a su enorme cuerpo y no le ...
Historias de una escritora novata.