Amaneciendo juntos. –¿Tienes sueño? –cuestionó él al notar la luz de la mañana que empezaba a iluminar la habitación. –No –musitó ella acurrucándose en el abrazo–. Pero no quiero levantarme. –Tampoco quiero levantarme. –¿Tienes que ir a trabajar hoy? –No, los hyungs deben estar borrachos a esta hora. –¿Borrachos? –Fueron a beber en la casa de Jay ayer. Yo preferí estar contigo, te extrañaba tanto nena. –Yo también te extrañé. –¿Preciosa… tienes hambre? –No ¿Tú? –Yo si… –Bien, te prepararé algo. –¿De verdad? –Por supuesto –ella jaló la sabana para cubrir su cuerpo desnudo. –¿Por qué te cubres? Ya he visto… todo –él sonrió y jaló delicadamente la tela. –Pero era de noche, ahora… ya hay más luz… –Entonces ponte… ¿Dónde está? –él se levantó y de inmediato se avergonzó también por su desnudes así que tomó rápidamente el bóxer del piso y se lo puso. –¿Por qué te cubres? –ella preguntó lo mismo con un tono burlón–. Ya he visto todo. –Está bien –él ri...
Historias de una escritora novata.