–¿Hay alguien en casa? –cuestionó Seon Yeon al abrir la puerta de la casa con su llave–. ¿Hermano? ¿Chicos? ¿Alguien…? Al no obtener respuesta, ella empujó la puerta abriéndola por completo, guardó el llavero dentro de su pequeño bolso cangurero y tomó dos bolsas plásticas de compras que había dejado en el piso para poder abrir la puerta, regresó su mirada ligeramente hacia mí. –Sube con cuidado… –No te preocupes –sonreí–, ya me estoy acostumbrando a estas cosas… Me las arreglé para controlar las muletas y subí el escalón para luego entrar en la casa. –Tal como me lo esperaba… –musitó Seon Yeong mientras negaba con su cabeza y hacia una mueca de desaprobación–. ¡Esta casa es un desastre! –Y eso que no vio esta casa el día de la fiesta… –pensé mientras sonreía para mis adentros y la seguía hasta la cocina–. Bueno, son hombres y están un poco locos. ¿Qué esperabas? –En eso tienes razón –ella rió y sacó una silla de la mesa para que yo me sentara y ella se s...
Historias de una escritora novata.