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–24– Tu y yo, solos...

Tú y yo, solos...

 

______ se quedó dormida y Loco al darse cuenta de eso, le soltó la mano con cuidado para girarse despacio dejando que ella se acomodara en su pecho, abrazándola se reclinó hacia atrás en el brazo del sofá, con sus pies hábilmente subió los de su novia para que se recostara cómodamente sirviéndole y le acarició la cabeza mimándola. Él no tardó en quedarse dormido también y así pasaron un par de horas hasta que ______ despertó.

–Sweety  –susurró ella.

–¿Umm?

–Sweety despierta.

–Me gusta ese sobrenombre –musitó él sonriendo, pero sin abrir sus ojos.

–Te dolerá la espalda.

–¿Qué hora es? –él abrió sus ojos y se movió despacio.

–No lo sé… –ella tomó el teléfono de la mesita y miró la pantalla–. Son las… ¡dos de la madrugada!

–¿De verdad? Dormimos demasiado.

–Me dormí sobre ti… lo lamento ¿no te duele la espalda?

–No –ladeó su cabeza lentamente y cerró sus ojos adolorido–. Pero el cuello si me duele un poco.

–Lo lamento…

–No te preocupes nena. Ya es bastante tarde… ¿debería irme? 

–No.

–Entonces… si me quedo –él abrió sus ojos sorprendido–. ¿Dormiré en la cama contigo? 

–No te haré nada, no te preocupes.

–Vaya… esperaba que sí.

–¿Qué?

–¿Puedo quedarme?

–Por supuesto, aunque… mi cama no es tan grande como la tuya…

–Mejor aún –él sonrió ladino.

–¿Por qué no me preocupa esa sonrisa pícara?

–¿No te preocupa?

–Creo que ya no.

–No deberías bajar la guardia tan pronto –él sonrió y se puso de pie para abrir las cortinas dejando que entre un poco de luz a la sala–. Tienes una bonita vista desde aquí, la luna está hermosa.

–Puedes quedarte mirando la luna o venir a la cama –dijo ella mientras caminaba hacia su habitación.

–Repítelo –pidió Loco siguiéndola.

–¿Qué?

–Lo que acabas de decir, repítelo.

–No quiero –ella sonreía mientras retiraba las almohadas de la cama para levantar la manta.

–¿Por qué no? –insistía él.

–Es vergonzoso –ella se mordió su labio inferior y sonrió al sentarse en la cama–. Apaga la luz por favor.

 

Loco apagó la luz y la habitación quedó iluminada por la tenue luz de la luna a través de los ventanales, ______ se metió en la cama pegándose lo más que pudo a la pared dejando espacio para su novio.

–¿Qué haces?  –cuestionó él mirándola.

–Te dejo espacio…

–¿Estoy tan gordo?

–¿Qué? –ella carcajeó–. No, no es eso…

–Estás pegada a la pared –él rio–.  No te haré nada, tranquila. Pero… ¿Dormirás con la misma ropa que usaste en el día? ¿No te cambiarás?

–Es que tú estás aquí…

–Yo pretendo quitarme la ropa, si no, no podré dormir cómodamente.

–¡¿Qué?!

–Me encanta esa cara de terror –él carcajeó–. Tranquila solo me quitaré el suéter, tú puedes cambiarte a tu pijama…  ¿Tienes un pijama sexy o uno de conejitos?

–¡De conejitos!  –ella rodeó los ojos.

 

Loco disfrutaba ver a su novia tan avergonzada y tímida, le gusta molestarla ya que le parece adorable cuando está molesta.

_______ sacó de un cajón su pijama y entró al baño para cambiarse, mientras tanto, Loco se quitó su suéter y calcetines para luego meterse en la cama, aunque se sentía un poco incomodo con su ropa puesta.

______ no solía usar un pijama, tan solo usaba una camiseta de tela desgastada, pero cómoda y bragas, dado que su novio estaba ahí, no podía usar lo de costumbre, así que  agradecía mentalmente que su madre le comprara un pijama, este era de seda en color beige, la tela se sentía muy suave en contacto con la piel, pero la talla era un poco pequeña en relación a la que ella usaba, la parte superior llegaba hasta su ombligo y dejaba los hombros completamente descubiertos con tan solo unos delgados tirantes, el escote de encaje dejaba ver un poco de su busto y la parte inferior era un pequeño short con el mismo encaje en los filos.  

–El bra me está matando –se quejó al verse frente al espejo–. Si me lo quito se verán mis pezones, esta tela es demasiado delgada… cielos… –suspiró mientras se quitaba el bra–. Aunque por otra parte… me veo muy sexy –sonrió con picardía–. Si Loco continua con sus jueguitos previos… jugaré también y veremos quién gana esta vez.

Tras acomodar su cabello hacia atrás, salió del cuarto de baño dejando la luz encendida un momento para que Loco pudiera verla con claridad, una vez que logró su propósito la apagó y caminó hacia él.

–Ese… ¿es tu pijama…?

–Mi madre tiró a la basura mi viejo pijama y me obligo a usar este –explicó ella caminando hacia la cama–. ¿Porque me miras así? –de pronto se sintió tímida y aclaró su garganta–.  Creo que mejor cerraré las cortinas.

–¡No no no! No las cierres, no miraré –él cubrió su rostro con su mano y dedos abiertos para poder mirarla.

–Bien, entonces… –se acercó–. ¿Me das un espacio?

–Claro –él palmeó el lado hacia la pared.

–No, tú recórrete hacia allá.

–Me gusta este lugar –él sonrió.

–¡Oppa!

–No soy oppa, soy –canturreó–. Sweety.

–Recórrete –insistió ella.

–No –canturreó él sonriente.

–Entonces como… ¿cómo debería…? –titubeó–. ¿Paso por encima de tuyo?

–Eso me gustaría, pero podrías subir por el pie de la cama. A menos que lo que realmente quieras sea pasar por encima de mí. Yo no me opongo.

–¿Quién dice que eso es lo que quiero? –ella levantó su ceja–. ¿Eh?

–No lo sé –él canturreó.  

–Deja de imaginar cosas.

–Yo creo que eres tú la que imagina cosas.

–Si claro –respondió ella sarcásticamente mientras gateaba por el pie de la cama para meterse en el espacio entre Loco y la pared.

–Cielo santo –él suspiró.

–¿Qué? ¿Qué dijiste?

–Nada.

–Bueno –ella se cubrió con las mantas–. A dormir.

–Si… eso será lo mejor.

 

Pasaron unos minutos y los dos permanecían inmóviles, ninguno de los dos decía algo hasta que Loco se giró hacia ella y se decidió a romper el silencio.

–No puedo dormir.

–¿Por qué?  –ella también volteó hacia él.

–Creo que ya dormí mucho.

–Si… creo lo mismo…

–Entonces…  ¿Qué deberíamos hacer? 

–Bueno, no lo sé… –ella se acercó a él.

–No deberías acercarte tanto nena, me he controlado hasta ahora pero hoy…

–Quizá esta vez sea yo la que gane –susurró ella mientras se acercaba más y más a los labios de Loco.

–¿Ganar? ¿A qué te refieres?  –él hizo su cabeza hacia atrás evitando el beso.

–¿No te has dado cuenta? También entré al juego –explicó ella sonriendo.

–¿Juego? –él la apartó por los hombros–. Espera, ¿Qué juego? 

–Tú juego, lo que tú haces. Me besas, me provocas, luego dices cosas y de repente te apartas enfriando la situación.

–¿Qué?  No sé a qué te refieres.

–¿Entonces que es lo que haces? No soy una niña para no darme cuenta. Me besas y tocas de una forma tan provocativa y luego me dejas… con ganas de más.

–Espera linda. No sé lo que estás pensando, pero no es un juego.

–Lo sé, los chicos hacen eso. Se llama “juego previo” Alice me lo dijo.

–¿Alice? –él soltó una risita–. No sé qué tipo de experiencia tuvo Alice, pero créeme que no tengo idea de a que te refieres.

–Ya… claro –ella lo miró con sospecha.

–De verdad, no tengo idea. Yo soy un chico muy inocente.

–Y yo también –ella se aceró lentamente hacia él–, pero puedo hacer lo que tú me has hecho.

–Mira preciosa. Esto no es un juego –él suspiró–. No es que te esté provocando para dejarte con ganas de más. Yo me estoy conteniendo… deja de acerarte así, me votaras de la cama.

–Si no quieres caer… –ella le acarició el pecho con su mano–, acércate más.

–No creo que puedas ser responsable de esas palabras –él le tomó la mano deteniéndola–. Piénsalo antes de repetirlas.

–Acércate más –insistió ella con tono seductor.

–Si lo dices una vez más, no habrá nada que me detenga. He perdido mi fuerza de voluntad.

–Acércate m… –ella no pudo terminar la frase ya que con un movimiento rápido Loco se posiciono encima y la miró fijamente–. Hyuk Woo… –musitó ella sorprendida.

Él recorrió con su dedo la silueta del cuello de su novia y continuó la caricia hacia el hombro bajando con delicadeza la tirita de tela para acercarse y besarle el cuello, ella cerró sus ojos estirando su cuello para darle más accesibilidad y se aferró a la tela de la camiseta en el hombro de su novio estrujándola, él continuó bajando su mano por la silueta de _______ hasta llegar a la cadera donde hundió un poco sus dedos y se apartó del cuello para mirar el rostro de su novia mientras empezaba a bajar lentamente la tela del short.

–¿Sigo? –cuestionó él en un susurro reponiéndose.

–Si –respondió ella levantando un poco su cadera para ayudar a quitar la prenda y luego levantó la tela de la camiseta de su novio para quitársela con su ayuda. Él se remordió el labio inferior mientras levantaba lentamente la blusa del pijama dejando el vientre a descubierto, entonces a gatas se puso a la altura del vientre para empezar a besar la piel dando ligeras succiones dirigiéndose hacia abajo hasta que llegó a la tela de las bragas, ella puso sus manos sobre los hombros de él un poco sorprendida pero no lo detuvo así que él continuó besando mientras bajaba la tela de uno de los lados de la cadera dejando al descubierto la piel de la pelvis y dio una mordidita a la que le siguió una lamida, ella soltó un gemidito de placer levantando su cadera para que él acabara por deshacerse de las bragas, entonces rápidamente Loco se puso de pie para quitarse lo que le quedaba de ropa y ella se sentó en la cama observándolo sin reparo, extendió su mano llamándolo de regreso a su lado en la cama sentado para poder subirse sobre él estremeciéndose ante el contacto de su intimidad con la dura erección. Él le quitó la blusa para besar los pezones suavemente dando succiones y lamidas mientras la tomaba de la cadera dirigiéndola sobre él para penetrarla lentamente y con cuidado ya que a ella parecía dolerle en un principio, pero pronto los dos estaban disfrutando plenamente del contacto hasta que se sumieron en placer y terminaron exhaustos.

–Preciosa… ¿Estás… bien?  –cuestionó él agitado mientras cubría con la manta a su novia que estaba recostada alado.

–¿Por qué preguntas eso?

–Me pareció que… te dolía.

–Solo un poco –respondió y después hundió su rostro en la almohada.

–A mi si me dolieron mucho tus uñas –soltó una risita.

–¿Mis uñas? –ella se giró hacia él.

–Me clavaste tanto las uñas cuando yo…

–Ahhh en ese momento… –interrumpió ella y se mordió el labio inferior–. Es que yo…

–¿Tú qué? 

–Yo era… yo no… no nada, olvídalo.

–¿Tú no habías estado nunca con un hombre? 

–¿Como supiste…?

–Me pude dar cuenta desde el primer día que te vi. Podrás actuar como una chica que lo sabe todo, pero eres evidentemente inocente. Es por eso que quería ir despacio contigo, pero me has provocado y bueno… ya no pude contenerme –se giró hacia ella y la abrazó a su cuerpo.

–¿Qué? –ella se sorprendió–. ¿Ir despacio? 

–Si hermosa. No es que estuviera jugando a algo, yo quería tratarte delicadamente ya que eres tan bella y no me refiero solo al exterior, conozco mejor que nadie tus sentimientos y eso me hace querer protegerte, porque… porque… Te amo…

–Yo te amo mucho más –confesó ella sin pensarlo.














Comentarios

  1. plz siguela, hace tiempo que estaba esperando leerla pero no podía entrar al link me salia error plz arreglalo :(

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