Tú y yo, solos...
______ se quedó dormida y Loco al darse cuenta de
eso, le soltó la mano con cuidado para
girarse despacio dejando que ella se acomodara en su pecho, abrazándola se
reclinó hacia atrás en el brazo del sofá, con sus pies hábilmente subió los de
su novia para que se recostara cómodamente sirviéndole y le acarició la cabeza
mimándola. Él no tardó en quedarse dormido también y así pasaron un par de
horas hasta que ______ despertó.
–Sweety
–susurró ella.
–¿Umm?
–Sweety
despierta.
–Me
gusta ese sobrenombre –musitó él sonriendo, pero sin abrir sus ojos.
–Te
dolerá la espalda.
–¿Qué
hora es? –él abrió sus ojos y se movió despacio.
–No
lo sé… –ella tomó el teléfono de la mesita y miró la pantalla–. Son las… ¡dos de
la madrugada!
–¿De
verdad? Dormimos demasiado.
–Me
dormí sobre ti… lo lamento ¿no te duele la espalda?
–No
–ladeó su cabeza lentamente y cerró sus ojos adolorido–. Pero el cuello si me
duele un poco.
–Lo
lamento…
–No
te preocupes nena. Ya es bastante tarde… ¿debería irme?
–No.
–Entonces…
si me quedo –él abrió sus ojos sorprendido–. ¿Dormiré en la cama contigo?
–No
te haré nada, no te preocupes.
–Vaya…
esperaba que sí.
–¿Qué?
–¿Puedo
quedarme?
–Por
supuesto, aunque… mi cama no es tan grande como la tuya…
–Mejor
aún –él sonrió ladino.
–¿Por
qué no me preocupa esa sonrisa pícara?
–¿No
te preocupa?
–Creo
que ya no.
–No
deberías bajar la guardia tan pronto –él sonrió y se puso de pie para abrir las
cortinas dejando que entre un poco de luz a la sala–. Tienes una bonita vista
desde aquí, la luna está hermosa.
–Puedes
quedarte mirando la luna o venir a la cama –dijo ella mientras caminaba hacia
su habitación.
–Repítelo
–pidió Loco siguiéndola.
–¿Qué?
–Lo
que acabas de decir, repítelo.
–No
quiero –ella sonreía mientras retiraba las almohadas de la cama para levantar
la manta.
–¿Por
qué no? –insistía él.
–Es
vergonzoso –ella se mordió su labio inferior y sonrió al sentarse en la cama–. Apaga
la luz por favor.
Loco
apagó la luz y la habitación quedó iluminada por la tenue luz de la luna a
través de los ventanales, ______ se metió en la cama pegándose lo más que pudo
a la pared dejando espacio para su novio.
–¿Qué
haces? –cuestionó él mirándola.
–Te
dejo espacio…
–¿Estoy
tan gordo?
–¿Qué?
–ella carcajeó–. No, no es eso…
–Estás
pegada a la pared –él rio–. No te haré
nada, tranquila. Pero… ¿Dormirás con la misma ropa que usaste en el día? ¿No te
cambiarás?
–Es
que tú estás aquí…
–Yo
pretendo quitarme la ropa, si no, no podré dormir cómodamente.
–¡¿Qué?!
–Me
encanta esa cara de terror –él carcajeó–. Tranquila solo me quitaré el suéter,
tú puedes cambiarte a tu pijama… ¿Tienes
un pijama sexy o uno de conejitos?
–¡De
conejitos! –ella rodeó los ojos.
Loco
disfrutaba ver a su novia tan avergonzada y tímida, le gusta molestarla ya que
le parece adorable cuando está molesta.
_______
sacó de un cajón su pijama y entró al baño para cambiarse, mientras tanto, Loco
se quitó su suéter y calcetines para luego meterse en la cama, aunque se sentía
un poco incomodo con su ropa puesta.
______
no solía usar un pijama, tan solo usaba una camiseta de tela desgastada, pero
cómoda y bragas, dado que su novio estaba ahí, no podía usar lo de costumbre,
así que agradecía mentalmente que su
madre le comprara un pijama, este era de seda en color beige, la tela se sentía
muy suave en contacto con la piel, pero la talla era un poco pequeña en
relación a la que ella usaba, la parte superior llegaba hasta su ombligo y
dejaba los hombros completamente descubiertos con tan solo unos delgados
tirantes, el escote de encaje dejaba ver un poco de su busto y la parte
inferior era un pequeño short con el mismo encaje en los filos.
–El
bra me está matando –se quejó al verse frente al espejo–. Si me lo quito se
verán mis pezones, esta tela es demasiado delgada… cielos… –suspiró mientras se
quitaba el bra–. Aunque por otra parte… me veo muy sexy –sonrió con picardía–.
Si Loco continua con sus jueguitos previos… jugaré también y veremos quién gana
esta vez.
Tras
acomodar su cabello hacia atrás, salió del cuarto de baño dejando la luz
encendida un momento para que Loco pudiera verla con claridad, una vez que
logró su propósito la apagó y caminó hacia él.
–Ese…
¿es tu pijama…?
–Mi
madre tiró a la basura mi viejo pijama y me obligo a usar este –explicó ella
caminando hacia la cama–. ¿Porque me miras así? –de pronto se sintió tímida y
aclaró su garganta–. Creo que mejor
cerraré las cortinas.
–¡No
no no! No las cierres, no miraré –él cubrió su rostro con su mano y dedos
abiertos para poder mirarla.
–Bien,
entonces… –se acercó–. ¿Me das un espacio?
–Claro
–él palmeó el lado hacia la pared.
–No,
tú recórrete hacia allá.
–Me
gusta este lugar –él sonrió.
–¡Oppa!
–No
soy oppa, soy –canturreó–. Sweety.
–Recórrete
–insistió ella.
–No
–canturreó él sonriente.
–Entonces
como… ¿cómo debería…? –titubeó–. ¿Paso por encima de tuyo?
–Eso
me gustaría, pero podrías subir por el pie de la cama. A menos que lo que
realmente quieras sea pasar por encima de mí. Yo no me opongo.
–¿Quién
dice que eso es lo que quiero? –ella levantó su ceja–. ¿Eh?
–No
lo sé –él canturreó.
–Deja
de imaginar cosas.
–Yo
creo que eres tú la que imagina cosas.
–Si
claro –respondió ella sarcásticamente mientras gateaba por el pie de la cama
para meterse en el espacio entre Loco y la pared.
–Cielo
santo –él suspiró.
–¿Qué?
¿Qué dijiste?
–Nada.
–Bueno
–ella se cubrió con las mantas–. A dormir.
–Si…
eso será lo mejor.
Pasaron
unos minutos y los dos permanecían inmóviles, ninguno de los dos decía algo
hasta que Loco se giró hacia ella y se decidió a romper el silencio.
–No
puedo dormir.
–¿Por
qué? –ella también volteó hacia él.
–Creo
que ya dormí mucho.
–Si…
creo lo mismo…
–Entonces… ¿Qué deberíamos hacer?
–Bueno,
no lo sé… –ella se acercó a él.
–No
deberías acercarte tanto nena, me he controlado hasta ahora pero hoy…
–Quizá
esta vez sea yo la que gane –susurró ella mientras se acercaba más y más a los
labios de Loco.
–¿Ganar?
¿A qué te refieres? –él hizo su cabeza
hacia atrás evitando el beso.
–¿No
te has dado cuenta? También entré al juego –explicó ella sonriendo.
–¿Juego?
–él la apartó por los hombros–. Espera, ¿Qué juego?
–Tú
juego, lo que tú haces. Me besas, me provocas, luego dices cosas y de repente
te apartas enfriando la situación.
–¿Qué? No sé a qué te refieres.
–¿Entonces
que es lo que haces? No soy una niña para no darme cuenta. Me besas y tocas de
una forma tan provocativa y luego me dejas… con ganas de más.
–Espera
linda. No sé lo que estás pensando, pero no es un juego.
–Lo
sé, los chicos hacen eso. Se llama “juego previo” Alice me lo dijo.
–¿Alice?
–él soltó una risita–. No sé qué tipo de experiencia tuvo Alice, pero créeme
que no tengo idea de a que te refieres.
–Ya…
claro –ella lo miró con sospecha.
–De
verdad, no tengo idea. Yo soy un chico muy inocente.
–Y
yo también –ella se aceró lentamente hacia él–, pero puedo hacer lo que tú me
has hecho.
–Mira
preciosa. Esto no es un juego –él suspiró–. No es que te esté provocando para
dejarte con ganas de más. Yo me estoy conteniendo… deja de acerarte así, me
votaras de la cama.
–Si
no quieres caer… –ella le acarició el pecho con su mano–, acércate más.
–No
creo que puedas ser responsable de esas palabras –él le tomó la mano
deteniéndola–. Piénsalo antes de repetirlas.
–Acércate
más –insistió ella con tono seductor.
–Si
lo dices una vez más, no habrá nada que me detenga. He perdido mi fuerza de
voluntad.
–Acércate
m… –ella no pudo terminar la frase ya que con un movimiento rápido Loco se
posiciono encima y la miró fijamente–. Hyuk Woo… –musitó ella sorprendida.
Él
recorrió con su dedo la silueta del cuello de su novia y continuó la caricia
hacia el hombro bajando con delicadeza la tirita de tela para acercarse y
besarle el cuello, ella cerró sus ojos estirando su cuello para darle más
accesibilidad y se aferró a la tela de la camiseta en el hombro de su novio
estrujándola, él continuó bajando su mano por la silueta de _______ hasta
llegar a la cadera donde hundió un poco sus dedos y se apartó del cuello para
mirar el rostro de su novia mientras empezaba a bajar lentamente la tela del
short.
–¿Sigo?
–cuestionó él en un susurro reponiéndose.
–Si
–respondió ella levantando un poco su cadera para ayudar a quitar la prenda y
luego levantó la tela de la camiseta de su novio para quitársela con su ayuda.
Él se remordió el labio inferior mientras levantaba lentamente la blusa del
pijama dejando el vientre a descubierto, entonces a gatas se puso a la altura
del vientre para empezar a besar la piel dando ligeras succiones dirigiéndose
hacia abajo hasta que llegó a la tela de las bragas, ella puso sus manos sobre
los hombros de él un poco sorprendida pero no lo detuvo así que él continuó
besando mientras bajaba la tela de uno de los lados de la cadera dejando al
descubierto la piel de la pelvis y dio una mordidita a la que le siguió una
lamida, ella soltó un gemidito de placer levantando su cadera para que él
acabara por deshacerse de las bragas, entonces rápidamente Loco se puso de pie
para quitarse lo que le quedaba de ropa y ella se sentó en la cama observándolo
sin reparo, extendió su mano llamándolo de regreso a su lado en la cama sentado
para poder subirse sobre él estremeciéndose ante el contacto de su intimidad
con la dura erección. Él le quitó la blusa para besar los pezones suavemente
dando succiones y lamidas mientras la tomaba de la cadera dirigiéndola sobre él
para penetrarla lentamente y con cuidado ya que a ella parecía dolerle en un
principio, pero pronto los dos estaban disfrutando plenamente del contacto
hasta que se sumieron en placer y terminaron exhaustos.
–Preciosa…
¿Estás… bien? –cuestionó él agitado
mientras cubría con la manta a su novia que estaba recostada alado.
–¿Por
qué preguntas eso?
–Me
pareció que… te dolía.
–Solo
un poco –respondió y después hundió su rostro en la almohada.
–A
mi si me dolieron mucho tus uñas –soltó una risita.
–¿Mis
uñas? –ella se giró hacia él.
–Me
clavaste tanto las uñas cuando yo…
–Ahhh
en ese momento… –interrumpió ella y se mordió el labio inferior–. Es que yo…
–¿Tú
qué?
–Yo
era… yo no… no nada, olvídalo.
–¿Tú
no habías estado nunca con un hombre?
–¿Como
supiste…?
–Me
pude dar cuenta desde el primer día que te vi. Podrás actuar como una chica que
lo sabe todo, pero eres evidentemente inocente. Es por eso que quería ir
despacio contigo, pero me has provocado y bueno… ya no pude contenerme –se giró
hacia ella y la abrazó a su cuerpo.
–¿Qué?
–ella se sorprendió–. ¿Ir despacio?
–Si
hermosa. No es que estuviera jugando a algo, yo quería tratarte delicadamente
ya que eres tan bella y no me refiero solo al exterior, conozco mejor que nadie
tus sentimientos y eso me hace querer protegerte, porque… porque… Te amo…
–Yo te amo mucho más –confesó ella sin pensarlo.
plz siguela, hace tiempo que estaba esperando leerla pero no podía entrar al link me salia error plz arreglalo :(
ResponderEliminarEn que link te sale error?
EliminarSiii, no llega a ninguna página
Eliminar