Abrí mis ojos
de par en par al tocar una cabeza completamente rapada, la oscuridad inundaba
la habitación, pero no hacía falta verlo, podía deducir fácilmente de quien se
trataba.
–O…wen…
–musité con un ápice de duda mientras me apartaba lentamente.
–Danbi yo…
yo… –aclaró su garganta sonoramente confirmando mi duda. Era Owen.
Inhalé aire
sonoramente y me aparté rápidamente de él, estaba demasiado sorprendida como
para articular palabra alguna, pude escuchar pasos y pronto la luz de la
habitación se encendió.
–Esto… –titubeó
él regresando hacia mí haciendo ademanes con sus manos como es su costumbre al
explicarse nerviosamente–, tú me jalaste y me besaste y yo… no quería, pero…
–¿Por qué
estás en esta habitación Owen? –cuestioné finalmente.
–Yo venía a
despertarte para que tomaras tu medicina.
–¡¿Y porque
me dijiste “bambi”?! –arrugué mi ceño.
Él sonrió
ligeramente pero no dejaba su expresión de culpabilidad y terror.
–Es que… me
pareció que ese apodo suena… algo… ¿bonito? –se acercó a la cama manteniendo su
mirada al piso rascando su nuca torpemente–. Entonces quería intentar decirlo…
y… bueno… –aclaró su garganta–. ¿Pensaste que yo era Bloo?
–¡Si! –yo
estaba molesta.
–¿Y porque
besarías a Bloo? –finalmente me miró a los ojos.
–Porque… –evité
su mirada–, emh… –fruncí un mohín–, bueno… él y yo… –apreté mis labios mugiendo
levemente como si fuera una vaca. No lograba encontrar una explicación.
–Está bien si
no quieres darme una explicación no tienes que hacerlo. Tomate tu medicina y
duerme.
Owen salió de
la habitación tan rápido que no pude pronunciar palabra, aunque no es que
tuviera algo por decir. ¿Qué iba a explicar? ¿“Beso a Bloo porque me excita
demasiado y lo deseo”? Esa es la única y verdadera razón, pero no se lo iba a
decir a “mi bro” sospecho que no iba a gustarle esa respuesta y aunque
normalmente no me interesa lo que los demás piensen de mí, “mi bro” es especial
y lo último que deseo es que se moleste conmigo.
Estiré mi
mano hasta el velador junto a la cama para tomar el vaso con agua y tragué las
pastillas que comedidamente Owen había dejado preparadas en un pequeño plato,
volví a recostarme, pero la luz estaba encendida y la puerta abierta, solté un
quejido ya que tenía demasiada pereza para levantarme, pero lo hice, caminé
dando brinquitos apoyada en una sola muleta hasta el interruptor junto a la
puerta, apagué la luz y me disponía cerrar la puerta, pero escuché voces.
Uno de mis
peores defectos es la curiosidad, no podía simplemente ignorar las voces y ya
que la curiosidad mató al gato no a bambi, me dirigí hasta la habitación de
donde provenían las voces, me recargué hacia la pared y escuché atentamente.
–¿Qué te pasa
Owen? –cuestionó Bloo somnoliento.
–¡Responde lo
que pregunté!
–¿Por qué
demonios estas gritándome? –gruñó Bloo, pero no sonaba del todo molesto.
–¡No evadas
el tema y responde ya!
–Oye… –la voz
grave de Bloo cambió drásticamente y me causó un escalofrío, esta vez sí
parecía realmente molesto–. Primero me despiertas sacudiéndome como si yo fuera
un trapo y después empiezas a preguntar cosas que no comprendo.
–No hagas que
me enfade más Daniel… –Owen sonaba irritado, como si estuviera intentando
contener sus gritos–. ¡Responde la maldita pregunta!
–¡AHH! ¡Estoy
lastimado idiota!
Escuché un
golpe seco y sumado a la queja de Bloo imaginé que… ¿Owen lo había golpeado?
–Habla o voy
a golpearte en serio.
–¿Qué te
pasa? Estás actuando como un novio celoso… –Bloo empezó a reír–. ¿Es eso? ¿Estás
celoso?
–Por supuesto
que no.
–Pues estás
actuando como si lo estuvieras.
–Dije que no.
Solo quiero saber que pasó entre Danbi y tú.
–¿Y porque no
se lo preguntas a ella?
–Porque ella
no quiere decírmelo.
–¿Entonces
vienes a preguntarme con agresiones? Si eso no es estar celoso ¿Qué es?
–No estoy
celoso. Te hablé mucho de ella, la consideraba mi hermanita y ahora que la he
encontrado…
–Evidentemente
bambi empezó a gustarte, ella ya no es una niña, es una mujer.
–Te equivocas.
Quería a Danbi como si fuera mi hermanita y aún la quiero de esa forma, me
pongo así porque no quiero que la lastimes.
–¿Qué? ¿Yo?
–Bloo carcajeó.
–Tu aún no
has superado a tu ex.
–¡¿Y qué
tiene que ver eso?! –Bloo gritó.
–Que te has
involucrado con tantas mujeres que seguramente has perdido la cuenta y tan solo
por despecho. No quiero que Danbi sea una de aquellas y que después venga aquí
llorando buscándote pidiendo que no la dejes.
–Oye… ¿Qué
cosas dices…?
–¡Lo eh visto
Daniel!
–¿Y tú no?
También te involucras con muchas chicas ¡No vengas a hacerte el santo conmigo!
–¡De acuerdo!
También hago lo mío, pero no las ilusiono en vano como lo haces tú. Primero las
enamoras y después las tratas como si fueran basura. ¿Acaso crees que
tratándolas como tu ex novia te trató a ti vas a poder sanar tus propias
heridas? ¡Te tengo noticias Daniel! No funciona de esa forma.
–¡¿Y qué
sabes tú acerca de lo que yo siento?!
–Te conozco
demasiado y por un tiempo quise comprender lo que sentías así que no dije nada
al verte jugar de esa forma con las mujeres, pero ahora se trata de alguien que
me importa y no voy a dejar que la lastimes.
–¡Tú no sabes
nada! ¡Déjame en paz!
–Te dejaré en
paz cuando te alejes de Danbi.
–¿Están
filmando un drama? –cuestioné sarcástica asomándome por la puerta. No podía
seguir ocultándome para escuchar.
–Danbi…
–musitó Owen al verme–. ¿Qué haces aquí…?
–No podía
seguir escuchando semejante drama.
–Escucha
Danbi… –Owen se disponía a explicar, pero tuve que interrumpirlo.
–No. Escucha
tú bro –sonreí al usar el sobrenombre que el mismo me dio–. Hay algo entre
nosotros –señalé ligeramente a Bloo–, pero no es como si estuviera perdidamente
enamorada de él.
–¿No? –Bloo
me miró–. Ay que dolor… rompes mi corazón bambi –fingió estar afligido y luego
rió.
No pude
evitar sonreír también porque el acto había sido gracioso, pero Owen me miraba
con tanta seriedad que mi sonrisa se borró drásticamente, me sentí ligeramente
intimidada.
–Danbi –Owen
se puso de pie y caminó hacia mí–, no quiero que vuelvas a molestarte porque me
entrometo en tu vida, pero…
–Con respecto a eso… –titubeé ya que le debía
una mejor disculpa y en algún momento tenía que dársela–. Lamento haberte
gritado el otro día. Es solo que estoy acostumbrada a arreglármelas sola y
cuando preguntabas tanto solo me frustré y te traté mal, pero… sinceramente
agradezco que me cuides como un hermano mayor.
Tuve que
aclarar mi garganta estrepitosamente para disimular mi incomodidad ya que no se
me dan bien las cosas cursis, pero aquí estoy; pidiendo disculpas y dando
gracias doblegando mi orgullo. Los sacrificios que tengo que hacer por este bro.
–Está bien
–Owen sonrió dulcemente, se notaba lo complacido que estaba con mi disculpa–,
no tienes que disculparte de nuevo por eso, ya pasó.
–Si tenía que
disculparme correctamente y agradecerte –sonreí ligeramente avergonzada pero
aún tenía más por decir así que intenté ponerme lo más seria y firme posible–.
Pero ya soy grandecita y tengo… necesidades ¿entiendes bro?
–¿Necesidades?
–cuestionó Owen.
–Biológicas…
–agregué otra pista.
–¿Qué
necesi…dades… biolo…?
Bloo empezó a
reír a carcajadas, al parecer el si había entendido y yo no pude evitar
sonrojarme, podía sentir mis mejillas ardiendo, bajé mi mirada al piso
apretando mis labios esperando que Owen entendiera.
–Te daré una
pista más clara –intervino Bloo casi llorando por tanto reír–. La palabra
empieza con sex y termina con o.
–¡Oh..! ¡De
acuerdo! –Owen rió nervioso al comprender, todo su rostro se tornó rojizo y
tosió extrañamente para luego aclarar su garganta–. Bien… pero –me miró
suplicante–, ¿no hay alguien que no sea Bloo para… saciar esas necesidades?
¿Por qué él?
–¡Oye! –reclamó
Bloo con su rostro fruncido en una mueca–. ¿Por qué no conmigo?
–Porque tú
eres mi amigo, mi hermano, mi bro… y ella es mi hermana mi bro… ¡Sería incesto!
–¿Fumaste
algo? –cuestionó Bloo manteniendo su mueca.
–No fumé nada
y no se les ocurra… –Owen hizo una mueca de asco mientras nos señalaba uno a
uno a Bloo y a mí–. ¡No lo hagan! Hay miles de personas en el mundo, no puede
ser entre ustedes dos. ¡Prometan que no lo van a hacer!
–Yo no
prometo nada –dijo Bloo sonriendo lujurioso mientras me analizaba de pies a
cabeza–. Y ahora que Owen lo sabe. Bambi –palmeó el lugar junto a él en la
cama–. ¿Porque no te quedas a dormir conmigo?
–¡Vas a hacer
que me moleste en serio Daniel! –Advirtió Owen y me cargó rápidamente como si
yo fuera un monigote.
–Oye…
–reclamé mientras era llevada y escuchaba la estrepitosa risa de Bloo a lo
lejos– ¿qué haces?
–Te llevo
lejos de ese pervertido –respondió Owen al soltarme sobre la cama.
Contuve mi
risa mirando su rostro sonrojado mientras me arropaba con la manta y murmuraba
lo suficientemente alto para que yo lo escuchara.
–No me meteré
en tu vida… sexual…
–Bro –interrumpí,
pero no pude decir mucho ya que el continuó con su sermón.
–Serás muy adulta
y lo que quieras, pero no en mi casa señorita –intentó lucir serio pero una
ligera sonrisa amenazaba con salir de la comisura de su boca–. Mi techo, mis
reglas. Siempre quise decir eso –carcajeó.
–Pero no es
tu casa, es de Bloo.
–Pero yo… yo…
–se quedó sin palabras y suspiró rindiéndose–. Creo que ya escuchaste bastante
de mi platica con Bloo, pero quiero agregar algo.
–¿Qué?
–Él es uno de
mis mejores amigos y lo aprecio demasiado, pero en este momento no es la mejor
versión de sí mismo así que por favor… no te involucres emocionalmente con él.
Por lo menos hasta que supere sus propios problemas. ¿De acuerdo? –pidió con
una mirada suplicante.
–Está bien
–accedí ya que; dijo “emocionalmente” no “corporalmente” así que no es difícil,
después de todo, sexo es lo único que me interesa de Bloo por el momento.
Owen sonrió
complacido y acarició mi cabeza.
–De acuerdo…
ahora vuelve a dormir.
–Tú también
ve a dormir –me giré acurrucándome y cerrando los ojos.
–Lo haré
pequeña –se levantó y caminó hasta la puerta para apagar la luz– Descansa.
---
Después de
una noche de revelaciones, nos sentamos los tres a la misma mesa para desayunar
algo de cereal y leche mientras escuchamos música y platicamos.
La calmada
atmosfera no tardó en ser interrumpida por la aguda e inconfundible risa de
Loopy, tras el moreno risueño aparecieron Nafla y West.
Me alegraba tanto
de haberme vestido, hubiera sido demasiado vergonzoso que me vieran en pijama,
aunque seguramente luzco muy desaliñada hoy; mi cabello estaba enmarañado en un
moño y no llevaba una gota de maquillaje, pero por lo menos mis enormes lentes
cubrían parcialmente mi rostro.
–¡Yummyy!
–exclamó Loopy aproximándose al plato de Owen para robar su cuchara y darle un
gran bocado al cereal remojado en leche.
–¡Toma tu
propio plato con cereal! –reclamó Owen, pero sin hacer nada por detener a Loopy
de tomar otro bocado y luego los dos sonrieron para hacer un choque de manos
amistoso saludándose.
Nafla y West
también saludaron y ahora incluso yo hacía un choque de puños con aquellos
alborotadores y risueños sujetos.
Loopy atacaba
el refrigerador sacando una y otra cosa mientras tarareaba la palabra
“sándwich” una y otra y otra vez. West se había sentado a la mesa intentando abrir
un gran paquete de galletas con una sola mano y sus dientes.
–Bloo, trae
vasos –pidió Nafla mientras abría cuidadosamente una botella de coca-cola
también traída por ellos.
Owen le dio
los últimos bocados a su plato de cereal y acudió junto a Loopy para ayudarlo.
Yo no podía
evitar mirarlos con una ligera sonrisa, todos trabajaban en perfecta sincronía,
era como si fuera su rutina diaria el desayunar juntos.
–El primer
vaso es para la pequeña bambi… –canturreó Nafla mientras servía el primer vaso
que Bloo sujetaba.
–¿Disculpa?
–cuestioné algo sorprendida.
–¿Qué? –el
pelirrojo me miró sonriente por un segundo y regresó su atención al vaso.
–¿Qué acabas
de decir? –insistí.
–El primer
vaso es para la pequeña Danbi –repitió él simple y sonriente terminando de
llenar el vaso con coca-cola.
–No no
–alegué mientras tomaba el vaso que Bloo me ofrecía, pero sin quitar mi mirada
del pelirrojo–, dijiste “bambi”
–¿Qué? –Nafla
luchaba por no reír mientras servía otro vaso–. Claro que no, dije; Danbi. Así
te llamas, ¿no?
–Sí, Danbi
con D de dedo y N intermedia, pero tu dijiste “bambi” con B y M.
Todos reían
ante mi infantil reclamo y Nafla no podía contener su risa, estaba claro que me
había dicho “bambi” deliberadamente.
–Ag… como sea
–me di por vencida y le di un sorbo al vaso mientras miraba fijamente a Bloo
quien estaba sentado a mi lado.
–¿Qué?
–cuestionó Bloo mientras también le daba un sorbo a su vaso.
–Es por tu
culpa –le hice una mueca frunciendo mis labios y poniendo en blanco mis ojos.
Bloo carcajeó
casi atragantándose con la coca-cola y lucho por hablar.
–¿Te han…
dicho que te ves muy fea cuando haces muecas? –cuestionó él tratando de no reír
para tomar otro bocado de su vaso.
–La verdad…
si me lo han dicho –reí con mi propia respuesta. En realidad, nunca me lo han
dicho, pero me imagino que cualquiera se vería feo si hace muecas de desagrado.
–Pues te
mintieron –Agregó Owen apareciendo sin previo aviso junto a mí para dejar un
plato con un sándwich en la mesa y luego pellizco mi mejilla–. No luces fea,
eres muy linda. Come el sándwich –guiñó un ojo y dejó mi mejilla para luego
irse así sin más.
Quedé
literalmente boquiabierta. Mi corazón empezaba a golpetear incesante mi tórax, ¿cómo
podía no inmutarme ante tan coqueta acción…? un momento. ¿Coqueta? No no, estoy
segura de que esa no fue una acción coqueta en absoluto, mi bro es así de…
cariñoso conmigo, como todo hermano mayor lo sería.
Tomé otro
sorbo para quitarme tontos pensamientos de la mente, dejé el vaso en la mesa y
tomé el sándwich para darle un mordisco.
–Te gusta
Owen –susurró Bloo a mi oído y luego sonrió ladino.
Me quedé
congelada con mi boca a medio mordisco en el pan y regresé mi mirada hacia
Bloo.
–No te
preocupes, no se lo diré –levantó su ceja en una expresión malévola–. O tal vez
si se lo diga.
–¡Mo ez
zierdo! –reclamé con mi boca llena.
–¿Qué? –cuestionó Bloo entre risas.
Me torturé a
mí misma para masticar y tragar tan rápido como pude.
–¡No es
cierto! –repetí.
–¿Qué cosa no
es cierta? –cuestionó Loopy mientras caminaba hacia la mesa con dos platos en
sus manos.
–Que a bambi
le gusta O…
Bloo no pudo
terminar su oración ya que le metí su propio sándwich en la boca para callarlo.
–La mostaza…
–corregí para Loopy mientras veía a Owen venir también con dos platos hacia la
mesa–. Bloo dice que me gusta la mostaza en el sándwich, pero no es cierto.
–¿No te
gusta? –cuestionó Owen ajeno completamente a la plática y le entregó un plato a
West.
–Pero no le
pusimos mostaza –agregó Loopy serio y sinceramente preocupado–. ¿No te gustó el
sándwich?
–Ah… –sonreí
avergonzada–. Claro que me gustó el sándwich, está delicioso, es solo que Bloo
dice tonterías… –le di otra mordida al pan para demostrar lo mucho que me había
gustado.
–Ella se
esfuerza en decir que no le gusta, pero yo noto que le gusta, y mucho –mencionó
Bloo con una sonrisa malévola–. Me refiero a la mostaza claro está.
–Deja de
decir tonterías Bloo –reclamó Loopy negando con su cabeza–, si ella dice que no
le gusta no le gusta y punto. No la molestes y come tu desayuno rápido que
tenemos trabajo que hacer.
–¿Trabajo?
–cuestioné, pero no esperé una respuesta y pregunté de nuevo–. ¿Qué día es hoy?
–Lunes
–respondió West como si fuera lo más obvio.
–¡No puede
ser! –exclamé.
–¿Qué pasa?
–cuestionó Owen preocupado.
–Tengo que ir
a clases. ¿Qué hora es? –saqué mi teléfono del bolsillo de mi sudadera.
¡No puede
ser! Entre tanta fiesta y tragedia había perdido la noción del tiempo, es lunes
y yo ya debería estar preparándome para ir a la universidad.
–Pero estás
lastimada… –mencionó West con un puchero–. Falta a clases.
–Por supuesto
que no, tengo una beca que mantener –expliqué mientras me ponía de pie
apoyándome en las muletas.
–¿Una beca? –cuestionaron todos al unísono.
–Si… una
beca, ya saben…
–Yo no sé de
qué hablas –articuló Nafla confundido–. ¿No estás en la universidad estatal?
¿Qué no es gratuita?
–Lo es, pero
hay que comprar libros, materiales, manutención etc. y la beca consta en apoyo
económico del gobierno para esos gastos. ¿Nunca escucharon al respecto?
–La verdad no
–Loopy rió despistado.
–Yo tampoco…
–Owen sonrió–. Mis padres pagaron mi universidad.
–Pues que
suerte bro, pero yo no tengo esa ayuda así que debo mantener mis notas altas si
quiero seguir recibiendo el dinero de la beca.
–Oh~
–canturreó Bloo–. Nuestra Bambi es un cerebrito –y se puso de pie–. Vamos Owen,
date prisa y aséate que tenemos que llevarla a la universidad.
–¿Tenemos?
–cuestionó Owen con una ceja altiva.
–Sí, ¿no
puedo acompañar a mi bambi?
–No es “tu”
bambi –respondió Owen secamente–. Y aléjate de ella.
–Eyy… –West
sonrió mirando nervioso a Owen y Bloo–. ¿Qué está pasando aquí?
Loopy
interrumpió el momento de tensión dando un golpe a la mesa con ambas palmas de
sus manos y se puso de pie regañando a Bloo y Owen firme pero sonriente.
–Niños niños.
Dejen las peleas para después, Danbi tiene que prepararse para ir a la
universidad y nosotros que trabajar así que andando andando –el moreno dio
palmaditas y todos se levantaron de su sitio para empezar a recoger los platos.
–No vas a ir
con nosotros –Agregó rebeldemente Owen mientras caminaba fuera de la cocina
ayudándome a caminar sujetándome por la cintura.
–¿Olvidas que
es mi auto el que vas a conducir? –le recordó Bloo mientras nos seguía.
Owen se
detuvo en seco al llegar al pasillo y aniquiló a Bloo con la mirada, no podía
decir nada ante tal verdad, no le quedaba más remedio que dejar que Bloo fuera
con nosotros, quitó de mis manos las muletas, se las entregó a Bloo y dio la
vuelta para que yo subiera a su espalda.
–¿Puedes
ducharte sola? ¿Estás segura? –cuestionó Owen al llegar a la habitación y me
bajó con cuidado a la cama.
–Me las
arreglaré bro, ¿o pretendes entrar a la ducha conmigo?
–¡No! –la voz
de Owen se tornó un hilo y lucia ruborizado–. Claro que no….
No pude
evitar reírme ante la tímida reacción de Owen, pero para tranquilizarlo le
expliqué:
–Puedo sacar
la venda para darme una ducha rápida, no es un yeso, ya vete y ayuda a Bloo que
el si necesita tu ayuda.
–No voy a
ayudar a ese pervertido.
–Ve y ayúdalo
–pedí con un tono dulce en mi voz. Cosa que me sorprendió bastante ya que no
soy de ese tipo cursi que habla como bebé y nasalmente.
–Si si, iré,
pero llámame enseguida si necesitas ayuda.
–Estaré bien.
–Voy a
ponerle el seguro a la puerta –me avisó él mientras ponía el seguro–. Hay
demasiados hombres en esta casa.
–De acuerdo
–respondí sonriente.
Quité la
venda del pie y la ropa a prisa para luego ir al cuarto de baño, me di una
ducha rápida y salí del cuarto de baño envuelta en una toalla, me maquillé lo
más rápido que jamás eh hecho y me puse ropa interior, luego revolví toda la
ropa en mi maleta buscando unos pantalones capri, pero no había ninguno, tuve
que ponerme una falda short color blanco que me llega un poco más arriba de las
rodillas y un buzo de cuello alto sin mangas color mostaza. Revolví una vez más
la maleta en busca de mi chaqueta de jean, pero solo tenía sudaderas, maldije
en voz baja por no haberla guardado en la maleta.
Desenredé la
toalla de mi cabello y escuché golpecitos en la puerta, di brincos en un pie
hasta llegar a la puerta y la abrí.
–¿Ya estás
lista? –se trataba de Owen, su cabeza brillaba, parecía que la había pulido.
–¿Qué? –cuestionó
él entrando en la habitación.
–Tu cabeza…
–señalé burlona–, brilla tanto…
–Y tu cabeza
parece un nido de pájaros –contra atacó él causando que yo riera y perdiera el
equilibrio ya que no había usado mis muletas.
–¡Cuidado!
–él acudió rápidamente tomándome por la cintura para que no cayera–. Usa las
muletas, tontita…
Como acto reflejo me había sujetado a su cuello y mi
sonrisa se borró drásticamente al tenerlo tan cerca.
Seguir leyendo
Comentarios
Publicar un comentario