–Bro –llamó
Owen al entrar en la habitación.
–Ey… bro…
–respondí intentando parecer relajada sentada en la cama.
Owen carcajeó
al escuchar mi respuesta y yo acababa de darme cuenta de lo estúpido e incómodo
que había sonado ese “ey bro”
–¿Qué te pasó? –cuestionó Owen mientras pasaba
junto a Bloo sin siquiera mirarlo y se sentó en la cama observando mi pie.
–Creo que un
punto de la sutura se soltó –expliqué.
–¿Y porque
pasó eso?
–No lo sé…
–aclaré mi garganta.
–Bien, vamos
al hospital
–No quiero
ir… además solo sangré un poco.
–Pero deben
coserte un nuevo punto bambi –añadió Bloo.
–Exacto –asintió
Owen y se puso de espaldas a mí–. Sube a mi espalda.
–Puedo
caminar –estiré mi mano intentando tomar las muletas a mi lado, pero estas
resbalaron y cayeron estrepitosamente al piso.
Bloo recogió
las muletas y me las entregó, las tomé y me apoyé para ponerme de pie, no es
algo difícil.
–Pero al
llegar a las gradas te cargaré –ordenó Owen siguiéndome como si fuera una
pequeña bebé que estaba aprendiendo a caminar.
–No es
necesario “bro” –lo dije sarcásticamente, aunque empieza a agradarme esa
palabra–. De todas formas, debo practicar bajar gradas con estas cosas. Tu no
vas a estar todo el tiempo conmigo para cargarme.
–Ella tiene
razón Owen, déjala.
–¿Y tú? –Owen
regresó su mirada hacia Bloo–. ¿Iras al hospital con nosotros?
–Claro… –Bloo
sonrió–, también me preocupa la salud de bambi, se hirió su patita y me
preocupa que no pueda volver a correr libre por las praderas.
Owen
carcajeó, pero a mí no me causo la mínima gracia así que rodeé mis ojos de mala
gana y continué caminando.
Llegamos al
patio sin inconveniente, ya había tenido práctica con Seon Yeong, incluso subí
a un bus con estas muletas, pero Owen insiste en preocuparse demasiado y me
cargó en sus brazos para subirme al auto.
–¿Cuánto
tiempo tienes que usar muletas? –me preguntó Owen mientras jalaba el cinturón
de seguridad en el asiento del copiloto.
–Dos semanas...
–Yo también
tengo que usar esta cosa por dos semanas –comunicó Bloo desde el asiento de
atrás.
Tomé el
cinturón quitándolo de las manos de Owen –Déjalo… yo puedo abrocharme, entra
rápido al auto, te estas mojando.
–Ah, no es
mucho tiempo –Owen sonrió y cerró la puerta.
–En dos
semanas estaré preparado para saldar cuentas bambi –me susurró Bloo al oído
desde detrás del asiento y rápidamente regresó a su posición.
Owen subió al
auto en el asiento del conductor y regresó su mirada hacia mí, yo no podía
evitar sonreír por lo que Bloo me había susurrado.
–¿Te sientes
bien? –cuestionó Owen preocupado–. Estas colorada.
–¿Si? –me puse
las manos las mis mejillas–. Me siento muy… bien… –intenté responder sin reír.
Owen encendió
el auto y nos dirigimos al hospital en el que Seon Yeong debería reunirse con
nosotros para entregarme mis medicamentos.
El médico me
torturó un poco al volver a coser un punto de sutura en mi talón, me puso un
vendaje nuevo mientras me regañaba por haber sido descuidada y en poco tiempo
estaba de regreso en el auto de Bloo que era conducido por Owen camino a la
residencia universitaria.
–De verdad,
creo que voy a estar muy bien –insistí al entrar a la residencia–. Mi lesión no
es grabe y puedo caminar perfectamente con estas muletas.
–Puedes
hacerlo, pero será más fácil para ti si hay alguien que te ayude –explicaba
Seon Yeong mientras subíamos las gradas solas ya que el guardia de la
residencia no les permitió la entrada a Bloo y Owen.
–Agg… –me
quejé del cansancio al llegar a nuestro piso.
–¿Lo ves?
Tendrás que subir dos pisos de gradas cada día por dos semanas con las muletas,
es demasiado agotador. En la oficina estarán Owen y mi hermano para ayudarte.
–Por cierto,
Seon Yeong… –continuamos caminando por el pasillo–. ¿Owen vive en la casa…
digo, la oficina?
–No exactamente,
pero pasa la mayor parte del tiempo ahí, mi hermano incluso le dio una
habitación para que guardara sus cosas así que es como si viviera ahí.
–Ah… ya veo.
Llegamos a mi
habitación, Seon Yeong me ayudó a guardar algo de ropa en una maleta de mano y
salimos de la residencia.
–Puedes
quedarte en mi habitación –ofreció Seon Yeong generosamente mientras
caminábamos hasta el auto–, siéntete como si estuvieras en tu casa y recupérate
pronto.
–Gracias Seon
Yeong, eres muy amable.
–No necesitas
agradecerme –ella le entregó mi maleta a Owen–. Yo no soy quien va a cuidarte,
sino Owen y mi hermano además… –se acercó a mí y susurro–. Ya que estarás en la
oficina, hazme el favor de cuidar a mi hermano, no dejes que estos locos hagan
otra fiesta trágica. ¿Si?
–Te estoy
escuchando hermanita –regañó Bloo sacando su cabeza por la ventana del auto–,
no eres mamá, deja de controlarme.
–Solo te
cuido tonto idiota –le gruñó ella.
–Entonces
regresa a la casa conmigo.
–Nop~ me
gusta mucho vivir sola –canturreó ella y sonrió para luego darle un beso en la
mejilla a su hermano–. Compórtate bien hermanito –pellizcó la mejilla de su hermano–. Esta vez no le diré
nada a mamá y papá, pero si vuelves a meterte en problemas o sales herido les
diré.
–¡Duele! ¡Duele!
¡Ah! –se quejaba Bloo.
–No hagas que
me preocupe y sé un buen niño ¿entendido?
–¡Entendido!
–gruñó él arrugando su nariz sonriendo hasta que ella finalmente lo soltó–.
Agg… eso duele, tonta…
No podía
evitar sonreír, la relación de hermanos entre esos dos es tan tierna, Owen
abrió la puerta invitándome a entrar y obedecí mientras veía como Seon Yeong
alborotaba el cabello de su hermano en un gesto cariñoso.
–Toma tu
medicina y descansa para que te recuperes pronto –indicó Seon Yeong apoyada en
la puerta del auto. Yo podía verlo todo a través del espejo lateral retrovisor–,
también debes alimentarte bien así que dejé el refrigerador lleno con alimentos
saludables, te enviaré el costo de la factura por mensaje, asegúrate de
devolverme ese dinero.
–No sé si
agradecerte… No ha sido un favor gratuito, eres una extorsionista –Bloo le hizo
una mueca.
–Es mi
mesada, tengo que ser ahorrativa –se justificó ella–. Además, tú ganas mucho
dinero.
–Está bien
–Bloo sonrió dulcemente–, te enviaré el dinero, pero, ¿Por qué hablas como si
te estuvieras despidiendo? ¿No piensas ir a la casa y visitarme?
–Lo siento
hermanito, estoy bastante ocupada con la universidad así que no iré a visitarte
por un tiempo, pero te llamaré.
–De acuerdo…
–Bloo suspiró.
–Owen, cuida
a mi hermano también, por favor –pidió Seon Yeong acercándose a mi ventana.
–Por supuesto
–respondió Owen y encendió el motor del auto.
–Recuerda lo
que te pedí Danbi ¿Si? –me preguntó ella con cierta súplica.
–Si –sonreí
confiable para tranquilizarla.
–Gracias
–ella sonrió y se apartó del auto–. Vayan con cuidado.
Nos
despedimos de Seon Yeong y nos dirigimos a la casa. Al llegar, en el patio
había otro auto estacionado y se podía escuchar algo de música proveniente de
la casa.
Bajé del auto
con la ayuda de Owen y entramos en la casa, fuimos hacia la cocina que era el
lugar de donde provenía la bulla, Bloo me adelantó y pasó por cada uno de sus
amigos saludando, por último, se dirigió hasta la mesa para saludar con West quien
se encontraba sentado en una de las sillas y con su brazo aprisionado con un
cabestrillo al igual que Bloo.
–Hola…
–saludé titubeante entrando en la cocina donde estaban todo el grupo de amigos.
–Heyyy... –alargó Loopy al escucharme–, pero
si es nuestra… –volteó y al mirarme su rostro reflejaba sorpresa–, heroína.
¿Qué te pasó?
–Es una larga
historia –respondí sonriendo torpemente–. Pero no me llames “heroína”
–Por supuesto
que te llamo así porque salvaste a nuestros babies West y Bloo.
Él caminó
hacia mí y me abrazó brevemente para luego poner su puño delante de mí, lo miré
desconcertada por un par de segundos hasta que Owen me susurró al oído: “Choca el puño” y por acto reflejo lo
hice. Loopy sonrió contento después de que yo respondiera el saludo y regresó a
lo que fuera que estuviese haciendo.
–Danbi –me
llamó West jalando con su brazo sano la silla junto a él–, siéntate aquí.
–Ve –me
susurró Owen como si me diera una orden.
Caminé hasta
la silla intentando concentrarme en cada paso para no tambalearme hasta que llegué
y me senté, Owen jaló otra silla poniéndola delante de mí y con cuidado subió
mi pie a aquella silla.
–¿Que te
pasó? –cuestionó Liz mirándome desde el mesón junto al lavabo donde estaba
sentada.
–¿Tuviste
otra heroica pelea? –cuestionó Nafla dejando el lado de Liz para caminar hacia
mí.
–Pisó una
botella rota en la calle mientras iba descalza y sin mirar por donde caminaba
–explicó Bloo con una sonrisa ladina y burlona–. Ah, y también iba ebria.
–¿Eso es
cierto? –cuestionó Nafla sorprendido mientras jalaba una silla y se sentaba.
–Parcialmente
si… –respondí de mala gana mientras aniquilaba a Bloo con mi mirada–. Pero no
del todo. No iba por ahí caminando ebria porque se me diera la gana, tenía mis
razones.
–Ah… –Bloo
dio una palmada en la mesa como si acabara de recordar algo–. Es cierto, un mal
nacido intentó abusar de ella en una fiesta y huyó.
–No es cierto
–reí–, exageras la historia más de lo que lo hizo tu hermana.
–¿Entonces
qué fue lo que pasó realmente? –cuestionó Niahn acercándose también.
Pronto tenía
a todos alrededor poniéndome atención, conté lo sucedido con lujo de detalle
para que no hubiera malos entendidos ni exageraciones.
–Tendré como
nota mental “no tratar de besar a Danbi” –bromeó Loopy–. O ella podría terminar
golpeando mi hermoso rostro.
Todos reímos
ante la broma y cada quien regresó a sus actividades que al parecer consistía
en preparar sándwiches para almorzar. Minutos después comimos mientras
hablábamos de todo y nada, pero las risas no cesaban y las horas se nos
pasaron.
–¿Qué hora…
es? –cuestionó West con un bostezo.
–Las… –Nafla
miró la pantalla de su teléfono–, seis de la tarde.
–Tengo sueño
–mencionó West mientras volvía a bostezar–. ¿Me llevan a mi casa? –cuestionó
mirando a Nafla y Liz.
–Claro bebé
–respondió Liz mientras se levantaba de las piernas de Nafla–. Tu madre debe
estar preocupada.
–Tu actúas
como su madre… –murmuró Nafla y todos rieron.
–¿Qué dijiste
Nik? –Liz cuestionó a su novio, en realidad no lo había escuchado bien.
–Nada
preciosa –Nafla guiñó un ojo y luego depositó un besito en la mejilla de Liz.
–¡Por favor!
–gruño Niahn–, ya váyanse a un hotel.
–No seas
envidioso –reprochó Liz sonriente mientras tomaba de la mesa su bolso.
–No voy a
soportar verlos derramar su miel todo el camino a mi casa –Niahn hizo muecas.
–¿Y quién
dice que te vamos a llevar? –bromeó Nafla.
–¡Please!
–gritó Niahn y luego sonrió.
–Fla –Loopy
puso su mano en el hombro del pelirrojo–, también déjame en mi casa, ¿sí?
–De acuerdo,
de acuerdo –asintió Nafla–. Todos a la nave de Na to the Fla~
Todos se
marcharon y en la casa volvíamos a quedarnos solo los tres; Owen, Bloo y yo.
Owen insistió
en subirme hasta mi habitación temporal en su espalda y caí profundamente
dormida en cuando él me arropó ya que estaba muy cansada.
---
Se sintió
como si hubieran pasado tan solo minutos cuando desperté debido al comezón en
mi nariz.
–Despierta
bambi –susurró alguien a mi oído.
–¿Qué
quieres…? –murmuré somnolienta suponiendo que se trataba de Bloo, de todos modos,
es el único que me llama de esa forma.
–Es hora de
que tomes la medicina.
–¿Qué hora
es? –cuestioné con mis ojos cerrados.
–Las dos de
la madrugada.
–Olvídalo –me
di vuelta–, hasta mañana.
–Ey, bambi…
bambi… –continuaba susurrando él mientras movía ligeramente mi hombro.
–Déjame
dormir… –gruñí en un volumen escasamente audible y me giré hacia la pared.
–Tienes que
tomar la medicina.
–Luego…
–respondía mientras mantenía mis ojos cerrados y me acurrucaba en la almohada.
–Si no te
levantas voy a tener que hacerte cosquillas.
–No tengo
cosquillas.
–Entonces voy
a tener que besarte como a la bella durmiente.
Mis ojos se
abrieron de inmediato y me di vuelta hacia él, no podía verlo, pero notaba una sombra
y escuchaba su respirar.
–Entonces
bésame –susurré ronronean te.
–¿Qué
dijiste? –su susurró seco parecía sorprendido.
Estiré mis
manos en busca de sus mejillas y lo atrapé atrayéndolo hacia mi rostro, no tuve
dificultad en encontrar sus labios; carnosos y cálidos, pero tardó en
responderme como si estuviera realmente sorprendido, yo no dejé de besar hasta
que obtuve su respuesta.
Nuestros
labios de abrazaban mutuamente y nuestras lenguas se rosaban, pero… de alguna
forma el beso parecía diferente a las veces previas, deslicé mi mano por su
mejilla hasta su cabeza deseando enredar mis dedos en su cabello, pero… no
había cabello…
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