–Es una
llamada…
–Deja que
suene –me dispuse a regresar a su cuello, pero él me detuvo.
–Podría ser
importante dulzura –guiñó un ojo. Con su codo sano se apoyó en el colchón para
levantarse un poco y me besó la mejilla–. Apártate.
Estaba
atónita, ¿“apártate”? Me bajé de él echándome al costado
de la cama con una expresión en mi rostro que supongo; reflejaba mi completa
decepción.
Lo vi caminar
hasta que salió de la habitación, podía escuchar en mi cabeza el eco de mis
propios latidos yo estaba bastante… emocionada, pero por lo visto él no.
Gruñí e hice
una rabieta pataleando sobre la cama causándome un enorme dolor, se me había
olvidado que mi talón estaba herido, maldije entre dientes y me senté con
cuidado cruzando mi pie herido sobre mi otra pierna.
Una ligera
mancha de sangre empezaba a notarse en el vendaje, poco a poco era más visible
y podía sentir mi talón palpitar.
–¡Maldita
sea! –gruñí entre dientes conteniendo un grito, me dolía demasiado.
–Era Owen –Bloo
entró en la habitación–. Dijo que… –se quedó callado un par de segundos y
caminó hacia mí–. ¿Qué te pasó?
–Nada.
–Estás
sangrando.
–Lo sé, genio
–gruñí sarcástica mientras quitaba las maripositas metálicas del vendaje para
quitarme la venda.
–¿Para qué te
vas a quitar la venda?
–Para ver por
qué estoy sangrando.
–Espera. Voy
a llamar a Owen para que venga y te lleve al hospital.
–No quiero ir
al hospital otra vez.
–Owen –levanté
mi rostro y lo vi con su teléfono al oído–. Ven a prisa, bambi está sangrando.
–¡No es
cierto, no vengas! –grité molesta.
–Y yo que sé,
no soy doctor –argumentó él al teléfono ignorándome por completo–. Ven pronto.
–Dile que no
es necesario… que venga… ag… –gruñí al despegar la venda de mi piel.
–Ya viene –me
informó y dejó caer su teléfono sobre la cama para luego mirar mi pie–. Eso no
se ve bien…
–Creo que… –toqué
con cuidado la herida–, se soltó un punto de la sutura.
–Auch… –dijo
con una mueca.
–Si lo vendo
más ajustado… a lo mejor se une y deja de sangrar…
–No seas
tonta, tienes que ir al hospital.
–Odio los
hospitales –hice una mueca mientras volvía a envolver mi pie con la misma venda,
pero esta vez ajustándolo con más fuerza.
–¿Ves lo que
te sucede por calenturienta? –rió.
–¿Qué? –regresé
mi mirada hacia él con indignación.
–Se te abrió
la herida por estar de calenturienta subiéndote sobre mí.
–¡No fue por
eso y, además, tú me provocaste!
–¿Yo? –él
carcajeó.
–¡Si! Tu
viniste a meterte en la misma cama que yo y con tus estúpidos jueguecitos de
seducción… Idiota.
–¿Jueguecito
de seducción?
Parecía haber
escuchado lo más gracioso de su vida por la forma en que carcajeaba, terminé de
ajustar mi venda y bajé mi pie con cuidado de no tocar el piso, me estiré
ligeramente hacia atrás para tomar la almohada y se la lancé con toda la fuerza
posible sin importarme que pudiera golpearlo en el brazo lastimado.
–¡No es
gracioso! –le gruñí molesta.
–Que agresiva
eres bambi –rió mientras tomaba la almohada que había rebotado en él hacia el
piso.
Por un
momento pensé que él iba a regresarme la agresión con la almohada, pero en lugar
de eso se sentó a mi lado, se inclinó hacia mi sonriente, puso la almohada
detrás de mí y me empujó con su dedo en mi clavícula haciéndome recostar,
después tomó mi pierna subiéndola sobre las suyas, mi corazón volvía a
acelerarse sin que yo pudiera controlarlo.
–¡¿Qué haces?!
–reclamé con un hilo de voz.
–Se supone
que mantengas tu pierna en alto –acarició mi pantorrilla y subió hasta mi
muslo, justo al borde de la tela de mi short–, así.
–¿Y es
necesario que sea sobre tus piernas?
–Preferiría que
sea sobre mis hombros –sonrió levemente con la comisura de su boca mientras me
miraba fijamente–. Pero no quiero que te emociones demasiado, podrías
lastimarte más.
–Ahí está de
nuevo –hice un mohín y me senté para mirarlo.
–¿Qué cosa?
–Esta
situación –expliqué–, me seduces, yo caigo y luego cuando estamos a punto de
intimar, algo nos interrumpe.
–Intimar… –murmuró
sonriente mientras deslizaba su mano hacia el interior de mi muslo, muy cerca
de mi zona púbica y me miró con picardía–. También quiero tener sexo contigo
bambi, pero… –miró momentáneamente su brazo–, ahora mismo no daría el cien por
ciento de mi capacidad. No quiero dejarte una mala impresión.
–No tienes
que hacer el trabajo tu solo –me apoyé en mis manos para deslizarme más cerca
de él y abrí mis piernas permitiéndole el acceso a su mano.
–Eres
traviesa… –musitó mientras su manó se adentraba hasta llegar a mi zona intima.
La posición
era incomoda, pero eso poco importaba ya que deleitaba con su tacto mi
intimidad, se acercó con dificultad hacia mi rostro pidiendo mis labios y yo no
se los negué.
Tomé sus
mejillas con mis manos aferrándome al apasionado beso y acaricié hasta llegar a
su cuello donde dejé una de mis manos y la otra la deslicé por su clavícula
sintiendo su cálida y suave piel tatuada pero la tela de su camiseta se
interponía en mi exploración así que bajé mi otra mano hasta encontrar el borde
de su camiseta y la subí olvidando por completo que el cabestrillo lo tenía
acorralado.
–Auch… –gruñó
él abandonando mi boca.
–Lo siento… –gemí.
–¡Maldición! –gruñó
mirando con desprecio el cabestrillo que aprisionaba su brazo–. Esta cosa es un
fastidio. Te lo dije bambi, soy un completo inútil ahora mismo… –parecía
molesto, pero yo no planeaba detenerme.
–Tranquilo,
yo me encargo.
Me aparté de
él para levantarme de la cama apoyándome en su hombro y dando brinquitos en un
solo pie me puse frente a él, apoyé las palmas de mis manos en sus rodillas y
lentamente bajé hasta arrodillarme frente a él.
–De..monios… –balbuceó
sonriente ya que sabía lo que yo pretendía.
Le sonreí
descarada y sin quitar mi mirada de la suya desabroché el botón de su pantalón.
Ni siquiera tuve que pedírselo, él mismo se puso de pie y bajó sus pantalones,
pero se dejó el bóxer, la delgada tela negra no ocultaba en lo más mínimo su
erección, subí mis manos hasta la franja elástica del bóxer y deslicé hacia
abajo hasta liberar su miembro, el cual tomé con mis manos y pude sentir como
se endurecía incrementando su tamaño aún más.
Acerqué mi
rostro ladeándolo sutilmente y di una tímida primera lamida, levanté mi mirada
para comprobar su expresión, él mordía con fuerza su labio inferior, al hacer
contacto visual puso su mano sobre mi cabeza, sonreí y di otra lamida, esta vez
en la punta hinchada de su miembro sacándole un gemido gutural.
Escuchar que
lo estaba disfrutando me alentó más y finalmente metí su miembro en mi boca
para chuparlo como si de un chupete se tratará, una de mis manos sujetaba su
miembro ayudando a mi boca y la otra acariciaba traviesamente hasta llegar a su
redondeado y firme trasero donde decidí hundir mis uñas levemente.
Gemidos
escapaban de su boca sin recelo, su mano estrujaba mi cabello sin maltratar,
pero con firmeza, aceleré el ritmo de la succión y sus gemidos se convertían
poco a poco en gritos y gruñidos.
–Aquí viene…
aquí… viene… –gruño y dio un paso atrás sacando su miembro de mi boca.
Me sorprendí
y debo admitir que también me asusté un poco por su extraña reacción, se dio
vuelta conteniendo con su mano su miembro y gimió de alivio, fue inevitable ver
la salpicadura de su semen sobre la manta oscura de la cama.
Sonreí
inevitablemente al ver su lindo trasero y gateé hasta llegar al filo de la cama
para apoyarme y levantarme del piso, sentí su brazo alrededor de mi cintura
ayudándome y logré sentarme sobre la cama.
Lo vi subir
con dificultad su bóxer con una sola mano, pero lo logró y sonrió finalmente
regresando su mirada hacia mí.
–Eso fue
magnifico… wow. Eres increíble –me alagó.
Sonreí ladina
pero cuando iba a pronunciar palabra pude escuchar las puertas de un auto
cerrarse y al parecer Bloo lo había escuchado también, se apresuró hacia la
ventana.
–Es Owen –me
informó y regresó pacíficamente hasta la cama.
–Vístete
–pedí con un susurro algo nerviosa–. ¡Apresúrate!
–De acuerdo de acuerdo… –se lio con su
pantalón.
–Vamos, daté
prisa… –gruñí al escuchar la puerta del primer piso cerrarse.
–Eso intento,
pero no es fácil hacer las cosas con una sola mano ¿sabes?
–Mierda…
–gruñí y me deslicé sobre la cama hacia él para ayudarlo.
–Danbi, ya regresé… –la voz de Owen se acercaba a la
habitación y yo intentaba abrochar el pantalón de Bloo con manos temblorosas.
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