–¿Porque se
quedan callados? –cuestionó West– ¡Díganme donde esta Bloo!
–No lo
sabemos –explicó Nafla poniéndose de cuclillas frente a West para explicar–.
Tenía una herida profunda, no nos dimos cuenta hasta que… –Nafla dirigió su
mirada hacia mí–, Danbi lo notó y lo ayudó. Ni él mismo se había dado cuenta de
que estaba herido –negó con su cabeza lamentándose–. Sangraba demasiado pero no
pensamos que sería tan grave, se desmayó en la patrulla y al llegar aquí se lo
llevaron, hasta ahora no sabemos de él.
–¡Mierda!
–gruño West preocupado.
Creí que
sería oportuno darle espacio al grupo de amigos así que di pasos hacia atrás
apartándome y me senté en una silla apoyando mis codos en mis rodillas y reposé
mi rostro en las palmas de mis manos.
–Oye… –una
voz femenina me llamó, pero no levanté mi cabeza, sabía de quien se trataba–.
Lamento lo que te dije… –ella carraspeó su garganta notablemente incomoda–,
sobre que no eres nuestra amiga. Te grité… yo estaba demasiado alterada y actué
estúpidamente, pero tu tomaste control de la situación. Gracias.
Levanté mi
cabeza, las palabras de la morena sonaban sinceras, la miré y terminé de escuchar
su disculpa.
–Y también
cuidaste de Bloo cuando nadie se dio cuenta de que estaba herido. Gracias.
–repitió ella.
–No tienes
que agradecer… –de pronto sentí un nudo en mi garganta.
–Si tengo que
agradecer ayudaste a mis amigos que son como mi familia, ahora tú también eres
de nuestra familia –puso su mano sobre la mía que posaba en mi rodilla.
–Eh… –no
sabía que responder ante tales palabras, ella sonrió y se levantó para regresar
con su novio.
Sentí una mano sobre mi hombro y regresé mi
mirada, Owen se sentaba junto a mí rodeándome con su brazo y alborotó mi
cabello, un recuerdo invadió mi memoria. –Odiaba
tanto que me hiciera eso.
–Lamento que
todo se saliera de control… –musitó Owen débilmente.
–¿Por qué lo
lamentas? –lo miré–, no es tu culpa Owen.
–Mejor dime
bro –contuvo una sonrisa– así como lo dijiste cuando arrastrabas a esa mujer
loca por el piso.
Abrí mis ojos
exageradamente por un segundo con expresión de “¡me descubrió!” e intenté
recuperar el control de mis gestos disimulando.
–No sé a qué
te refieres… –miré mis uñas evitándolo y pude escuchar una débil risita.
–¿Pudiste ver
que tan mal estaba Bloo? –cuestionó retomando su expresión de preocupación.
Solté un
suspiro recurriendo a mis recuerdos. –Tenía una enorme herida bajo el codo,
creo que hasta se podía ver el hueso… –hice una mueca involuntaria–, se veía
bastante mal…
Owen también
suspiró lamentando el hecho y se recargó hacia atrás en su silla llevándose las
manos al rostro y las recorrió hasta su calva donde entrelazó sus dedos
mientras mantenía sus ojos cerrados, su preocupación era notable.
La puerta de
la sala de espera se abrió abruptamente y todos dirigimos nuestra mirada hacía
una doctora delgaducha y bajita acompañada de otro doctor.
–¿Ustedes
vienen con el muchacho del corte en el codo? –cuestionó el medico algo
desesperado.
–¡Si!
–respondimos al unísono.
–Necesito un
familiar o tutor del paciente.
–¿Qué…?
–parecíamos un coro respondiendo al unísono, no podíamos entender lo que el
doctor nos quería decir por la prisa que parecía llevar.
–Necesitamos
hacer transfusiones de sangre y necesitamos autorización de un tutor o familiar
del paciente además necesitamos los datos personales. ¡Rápido!
Nos miramos
los unos a otros alarmados ante la rudeza y urgencia del doctor, Loopy dio un
paso adelante.
–No somos
familiares, somos sus amigos ¿Podemos firmar la autorización?
–Si se
responsabiliza como tutor –explicó la doctora más calmada.
–¡Si!
–exclamó Loopy–. Yo me responsabilizo como tutor.
–Bien,
acompáñeme.
El doctor salió
corriendo de la sala de espera y Loopy lo siguió a prisa, la doctora se quedó
en la sala, nos miró y dedicó una ligera sonrisa.
–Él joven
perdió mucha sangre –explicó la doctora con más calma–, pero afortunadamente
llegaron a tiempo, ya está recibiendo el tratamiento para estabilizarlo. No es
grave.
–¿Si no es
grave porque ese doctor estaba tan alterado? –cuestioné con molestia, ¿cómo
puede sonreír en esta situación?, es una doctora muy insensible.
–Pido que
disculpen a mi compañero –ella volvió a sonreír–, necesitábamos la autorización
para hacer las transfusiones de sangre y cirugía.
–¡¿Cirugía?!
–cuestionamos todos alterados.
–Si –afirmó
la doctora–. El corte en el brazo fue tan profundo que fueron afectados; tejido
muscular y tendones.
–¿Y eso es
grave? –cuestionó Niahn expresando la misma confusión que sentíamos todos.
–Lo grave fue
la pérdida de sangre que gracias al apósito que le aplicaron fue contenida.
–¿Qué es…
apósito? –cuestionó Nafla confundido.
La doctora
sonrió momentáneamente y explicó –La toalla que usaron para cubrir presionando
la herida, a eso se le llama apósito y juega un papel fundamental ya que evitó
que su amigo muriera desangrado.
Todos abrimos
nuestros ojos como platos y nos miramos entre nosotros aterrados ante la idea
de que Bloo podía haber muerto.
–No tienen de
que preocuparse, la hemorragia fue controlada y ahora con la autorización su
amigo estará recibiendo transfusiones de sangre ya que tiene que estar estable
para la cirugía que no es más que unir tejido muscular y tendones. No tienen de
que preocuparse.
La doctora
sonrió y se retiró de la sala dejándonos preocupados a pesar de la simpleza con
la que expresó lo que le harían a Bloo en cirugía.
–¿No
deberíamos avisarles a los padres de Bloo? –cuestioné al grupo de amigos
mientras nos sentábamos.
–Sus padres están en el extranjero… –respondió
Owen.
–Ah… ¿Y a su
hermana? –volví a cuestionar.
–Eso es
cierto –asintió Nafla–, tenemos que avisarle a Seon Yeong. ¿Alguien tiene su
número?
Todos se
miraron entre si y la respuesta fue negativa, nadie tenía el número para
informarle de lo que le había sucedido a su hermano.
–Yo ya me
tengo que ir a la residencia –me puse de pie–, le diré personalmente.
Owen se puso
de pie –¿No puedes quedarte un poco más…? –titubeó él.
La tristeza
en la mirada de Owen me cautivó, no podía decirle que no, asentí y volví a
sentarme. Quería hacerle compañía a mi amigo que se encontraba preocupado por
su amigo, aunque… también estaba algo preocupada por Bloo y por alguna estúpida
razón quise negar ese hecho.
–Está bien
–palmeé el hombro de Owen–. Me quedo un rato más solo por ti, no porque esté
muy preocupada por Bloo... –tonta… ¿Qué acabo de decir? Aclaré mi garganta
intentando corregir mi estúpido comentario–, quiero decir… la doctora ya dijo
que no es nada complicado.
¡Agh…! Solo
debería quedarme callada, la mirada de la morena que permanecía pegada a su
novio se clavó en mí y una sonrisa socarrona se dibujó en sus labios.
–Mmmh…
–alargó ella analizándome de pies a cabeza–. Creí que ya eras bastante
cercana a Bloo como para preocuparte por él.
–Cercana…
–sonreí forzosamente–, bueno, los he conocido a todos apenas hoy, no es como si
fuera tan cercana a nadie.
–Ah,
¿no? –continuó ella con su sonrisa
socarrona que se tornaba maliciosa en extremo–, ¿Y que hacías con Bloo en su
habitación? –me señaló–, saliste con tanta prisa que te pusiste la camiseta al
revés.
¡Mierda! No
debí abrir mi gran bocota… los ojos de todos se clavaron en mí, todos sonreían
lujuriosamente excepto Owen quien me miraba con su ceño fruncido y la boca semi
abierta, expidió sonidos entrecortados antes de que pudiera articular palabras.
–¡¿Qué hiciste con Bloo?!
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