Escuche un quejido y a este se le sumó una palabrota,
provenía del sujeto bajo mí, debió dolerle la caída ya que el soportó todo el
golpe.
Se escucharon las voces de Owen y Bloo entre risas de
burla, rápidamente me levanté para volver a resbalar, pero esta vez no caí.
–¡Ey bro!
–Vaya vaya, Bambi eres rápida, eh
El moreno se levantó tembloroso del piso y frotaba su
trasero mientras murmuraba –¿Apuntaron el número de la placa del camión que me
acaba de arrollar? –rió agudamente y sus ojos parecían perderse con la amplia
sonrisa–. ¿Quién eres tú?
Lo miré apenada, él sujeto era alto y delgado, tenía
perforaciones en su rostro y tatuajes, llevaba una gorra de visera recta
cubriendo su cabeza que parecía calva por los lados y se mantuvo mirándome
esperando una respuesta a su pregunta, pero yo tenía otras prioridades.
–¡Disculpa, pero necesito usar el baño! –Lo aparte para
entrar en el baño y cerré la puerta tras entrar.
¡Vaya alivio! ¿Alguna vez han necesitado ir al baño con
tanta urgencia, pero no lo pudieron hacer y llegaron al punto en que se sentía
como si su vejiga fuera a explotar? Pues eso es lo que yo sentía y después de
finalmente liberar mi necesidad el alivio fue tal que me sentí en la gloria.
Lave mis manos mirando mi borroso reflejo en el pequeño
espejo que parecía jamás haber sido limpiado, ensaye una expresión inocente con
la intención de disculparme con el moreno al que arrolle tal como él dijo; como
si yo fuera un camión.
Al salir no había nadie en el pasillo por el que me había
deslizado previamente, caminé cautelosa ya que no quería volver a caer y llegué
a lo que debía ser la sala, pero este era un espacio lleno de cajas apiladas
con una marca o logo en forma de… ¿gota?, estaba impreso en cada una de las
cajas, eso me recordó que Owen había dicho que tenían una pequeña “empresa”
¿Pero de que era su empresa? ¿Qué significaba esa gota?
Supongo que me perdí en mis propios pensamientos ya que
no escuche a nadie acercarse y un toque en mi hombro de repente me sobresaltó.
–¿No escuchaste que te llamé? –cuestionó Owen sonriente.
–Oh, no… lo siento, oye –señalé las cajas– ¿De qué son
esas cajas?
Owen se limitó a sonreír y caminó haciéndome una seña con
su dedo para que lo siguiera, obediente lo seguí hasta que llegamos a la cocina
donde estaban Daniel y el moreno al que “arrollé” antes.
–A pesar de que ya las has conocido te la voy a presentar
–mencionó Owen acercándose al moreno– ella es Danbi, una amiga –me miró y
señaló a su amigo con su mano como si fuera algún producto en venta– Danbi,
este es mi amigo, mi bro, mi compañero y jefe; Loopy.
–¿Loopy, acaso ninguno de ellos tiene nombres
normales? –pensé mientras sonreía apenada–. Hola…
disculpa lo de antes, es que resbale y…
–No te preocupes –respondió Loopy despreocupado mientras metía
a su boca un chupete al que le había quitado la envoltura–. Muchos se caen en
ese pasillo. –hablo con dificultad con el chupete en su boca y rió burlón.
–Sí, todos hemos caído en ese pasillo –Daniel miró a
Loopy haciéndole una ligera mueca, de repente se volvía más comunicativo y su
voz… me agradaba más y más–, ya que alguien siempre moja todo el camino desde
la piscina hasta el baño. –mantuvo su intensa mirada en Loopy quien sacó el
dulce de su boca para reír a carcajadas.
Daniel rodeó sus ojos y dio un paso hacia Loopy
quitándole el chupete de la mano y salió de la cocina por una puerta que daba
al porche de la piscina.
–¡Oye, es mi chupete! –Loopy siguió al ladrón de su dulce
resbalando con sus pies descalzos en el camino, pero no cayó.
No pude contener mi risa al ver por la gran ventana de la
cocina a aquellos hombres que parecían niños persiguiéndose alrededor de la piscina.
–¿Te agradan mis amigos? –preguntó Owen llamando mi
atención.
–Parecen niños, también actuaste como uno en el centro
comercial. –cubrí mi boca riendo burlona.
–No soy un niño ¡Bro!
Esa palabra detuvo drásticamente mi risa y lo miré con
mis ojos entrecerrados y pesimistas.
–Ya se lo que vas a decir –Owen reía imitando una cómica
voz– “¡No soy un bro, Soy una chica!”
–Mira que te lo sabes muy bien, ¡¿entonces porque me lo
sigues diciendo?! –hice una mueca.
–Es divertido ver tu expresión de molestia –rió, tomó dos
latas de refresco y caminó hacia la puerta por la que sus amigos habían salido.
–Oye tu… tu calvo… ¡ag! –¿Calvo? Ese no es un grandioso
apodo. Lo seguí–, ¡Debo encontrarle un
apodo!
Tal como deduje, uno de esos dos iba a caer al agua y fue
Daniel, lo gracioso fue que llevaba toda su ropa y zapatos puestos, Loopy se
lanzó a la piscina tras su amigo para continuar jugando como unos niños.
Owen se sentó en uno de los sillones largos en el porche
y extendió una de las latas hacia mí, la tomé y me senté junto a él.
–¿Hace calor verdad? –Owen abrió su lata–. Creo que el
verano está llegando.
–Parece que sí. –bebí de mi lata.
–¿Entramos a la piscina? –Propuso el mientras caminaba
hacia la mesa que estaba junto a nosotros y dejó su lata de soda para quitarse
sus zapatos.
–Yo paso.
–¿No sabes nadar? –caminó hacia mí ya sin sus zapatos y medias.
–Claro que se –rodeé mis ojos–, pero no tengo un traje de
baño.
–Mira a Bloo –señaló a su amigo dentro de la piscina–.
Tiene toda su ropa puesta.
–Paso… –no pude decir algo mas y Owen tomó una de mis
piernas para quitarme el zapato– ¡Oye, suéltame!
–Vamos a nadar un rato –quitó mi otro zapato y jaló mi
mano haciendo que me levantara del sillón.
–¡Te dije que no! –me resistía con todas mis fuerzas,
quizá el bromeaba, pero yo empezaba a aterrarme. No iba a tirarme a la piscina
en serio ¿O si…?
Vi a Loopy salir de la piscina con una sonrisa de oreja a
oreja en su rostro, puedo decir que incluso lucía malévolo.
Owen tomo una de mis piernas y brazo mientras Loopy tomo
mis extremidades del otro lado, me balancearon como si fuera un costal de papas
y me arrojaron a la piscina.
–¡IDIOTAS! –es lo último que pude gritar antes que el
agua ahogara literalmente mi voz.
¡¿Pero qué clase de salvajes son estos?! ¿Cómo pueden lanzar
al agua a una persona que acaban de conocer?
–¡Están locos! –grite al emerger del agua, Bloo… quiero
decir; Daniel o como sea que se llame el peli grisáceo me miraba desde un
rincón de la piscina con una sonrisa malévola y su intensa mirada tan fija que
parecía que intentaba derretirme con láser.
Acto seguido Loopy fue arrojado a la piscina por su
cómplice quien reía a carcajadas mientras se daba el tiempo de quitarse el
pantalón y camiseta.
¡¿Qué clase de exhibicionista es Owen?! ¡¿Qué está mal con
ese chico?! ¿A dónde vine a meterme?
El agua salpicó por doquier, esta vez porque Owen se
había sumergido nada sutil, incluso escuché su vientre chocando contra el agua,
ese planchazo debió dolerle y no pude evitar reír burlándome. –El karma existe.
Debo admitir que el enfado de ser votada a la piscina con
mi ropa puesta se esfumó al escuchar las burlas de los amigos de Owen, cuando este
emergió con muecas en su rostro y refregando su torso.
–Es que por ser tan alto la sangre no le llega al cerebro
y no piensa muy bien –burló Bloo.
–¡Yah! –Owen apuntó a Bloo–. ¡¿Quieres que te enseñe mi
TOEIC?!
–¿Tu qué...? –intentaba contener mi risa.
–Eyy… –Loopy alargo un quejido agudo–, todos sabemos que
debiste hacer trampa para pasar ese examen –rió burlón.
–¡Yo no hice trampa! –Owen dio un manotazo en el agua
salpicando a Loopy quien no dejaba de reír–. Soy muy inteligente –hizo un
puchero y murmuró cerca de sus amigos, pero pude escucharlo–. No me hagan
quedar mal delante de mi invitada…
–Solo bromeamos –agregó Loopy sin dejar de reír. De
repente una melodía interrumpió las risas–. Es mi teléfono… –salió del agua y
caminó hacia uno de los sillones del porche para tomar su teléfono y
respondió–. ¡Hey men!
Estos chicos tienen “flow” hasta en cómo responden sus
llamadas, no quería ser entrometida, pero Loopy hablaba tan alto que era
inevitable escucharlo.
–Sí, Bloo y Owen trajeron provisiones, vamos a jugar un
poco –él rió. Su risa se asemejaba al sonido de un borrego y era algo
contagiosa, tuve que remorder mi moflete interno para no reír junto a él– ¡Por
supuesto! También podemos hacer una fiesta ¡Trae a todos!
¿Fiesta? ¿Todos? ¿Todos quienes?
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