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Capítulo once.



–¡Oye Bloo…! 
Alguien irrumpió en la cocina rompiendo la atmosfera entre el mencionado y yo, regresé mi mirada para encontrarme con Young West mirándonos sorprendido y sonriente a la vez.
–Lamento interrumpir, pero… –continuó hablando Young–, hay una gran pelea afuera.
–Estoy ocupado –respondió Bloo sin quitar su mirada de mi rostro.
–Niahn podría estar en problemas… –insistió Young.
Bloo soltó mis caderas al instante para luego poner su expresión ruda y salió de la cocina a prisa siguiendo a su amigo.
Yo no podía quedarme ahí sin saber que pasaba, también salí de la cocina yendo hacia la salida principal de la casa donde Bloo permanecía mirando de lejos y con sus brazos cruzados.
–¿Qué pasa? –cuestioné mientras escuchaba insultos mutuos entre un par de sujetos que no hacían más que empujarse y los espectadores reían, no parecía algo serio.
–Nada entretenido –murmuró Bloo respondiendo a mi pregunta y palmeó el hombro de West quien estaba junto a él–, llámame cuando algo realmente divertido pase.  
Bloo entró de nuevo en la casa y mi curiosidad me hizo dar dos pasos hacia adelante, quería ver la supuesta pelea, pero mi mano fue jalada haciéndome girar para ver la espalda de Bloo y su mano aferrada a la mía, él se detuvo un segundo, pero no volteó y continúo caminando llevándome con él.
–Oye… ¿A dónde me llevas? –cuestioné mientras subía las gradas al segundo piso sin poner resistencia.
Nos detuvimos frente a una de las puertas del segundo piso, Bloo sacó de su bolsillo una llave, la metió en la cerradura y abrió la puerta, dio un paso dentro de la habitación y se volteó hacia mi sonriendo con evidente lujuria.
–¿Quieres divertirte conmigo, dulzura? –cuestionó mientras jalaba sutilmente mi mano.
Sonreí ya que era la primera vez en toda la noche que no me llamaba “Bambi”, él interpretó mi sonrisa como un “si” y ¡mierda! Definitivamente era un sí. Él dio pasos hacia atrás para no apartar su mirada penetrante de mis ojos mientras me adentraba en la habitación, me dejó por un momento para cerrar la puerta con la misma llave que la había abierto.
Estoy un poco ebria y una tenue voz en mi cabeza me dice que no debería haber entrado a esta habitación, me dice que huya antes de que haga algo de lo que me arrepentiré mañana pero no quiero irme, quiero “divertirme” con él.
–No he dicho que si… –musité juguetona mientras lo miraba quitarse desesperadamente sus zapatos y camiseta, su torso tatuado no era tan delgaducho como imaginé, relamí ligeramente mi labio inferior, el calor invadía mis mejillas a lo mejor debido al licor en mi sangre o la excitación del momento o las dos cosas.
–No lo dijiste, pero si quieres irte no te detendré –arrugó la camiseta en sus manos y la arrojó lejos.
Caminó hacia mi recorriéndome de pies a cabeza con su mirada lasciva hasta que estuvo a un paso de distancia y se detuvo, estiró su mano tomándome con brusquedad por la cintura pegándome a su cuerpo haciendo que yo soltase un imperceptible gemido, ladeó su cabeza bajando ligeramente su rostro, su otra mano se deslizó por mi mejilla delicadamente hasta llegar a mi occipital donde adentró sus dedos entre mi cabello y pegó un ligero tirón que me obligó a alzar mi rostro, un gemido más audible escapó de mi boca y pude ver como sus carnosos labios esbozaban una sonrisa malévola.
–¿Entonces… quieres irte? –cuestionó y relamió sutilmente sus labios.
–¡Porque no solo te callas y me besas ya! –No podía contenerme más, estiré mi rostro sin esfuerzo y mis labios finalmente tocaron los suyos.
Nuestros labios se abrieron a la par dejando escapar gemidos ahogados, podía sentirlo, el simple contacto de nuestros labios le había gustado tanto a él como a mí, mi cuerpo se estremeció por completo y mis ojos se cerraron para agudizar mi sentido del tacto, tras ese primer contacto el beso se tornó agresivo, nuestras lenguas danzaron en un vaivén desesperado mientras yo daba pasos hacia atrás y él luchaba contra el cierre de mi sudadera.
Mi pantorrilla chocó contra el borde de la cama, deseaba deshacerme de mi ropa a prisa, pero él luchaba aún contra el cierre, dejé de besarlo y tocarlo para ocuparme de mi ropa, él buscó mi cuello a falta de mi boca, succionaba y lamía la zona con tanta pasión y yo deseaba maldecir ya que no conseguía bajar el cierre, empezaba a frustrarme y lo aparte de mí, nuestras miradas se encontraron entre respiraciones jadeantes, levanté desde el borde inferior mi sudadera y camiseta, me las quité desesperadamente por la cabeza, él sonrió relamiendo sus labios mirando mi pecho, lo tomé por los hombros y giré ligeramente para empujarlo hacia la cama.  
–Lo presentía… –esbozó sonriente mientras me veía desde su posición recostado en la cama–, eres una chica ruda.
–¿Tienes protección verdad? –pronuncié mientras gateaba por la cama hasta llegar a su pelvis.
–Por supuesto –metió su mano en el bolsillo de su pantalón y sacó un condón.
Sonreí y empecé a desabrochar su cinturón mientras él levantaba su torso apoyándose en los codos, levanté mi mirada encontrándome con la suya, mantenía su cabeza ladeada ligeramente y me miraba con esos ojos somnolientos que me hicieron estremecer desde el primer encuentro en aquel callejón de la universidad. Bajé mi mirada automáticamente, de pronto me sentía… avergonzada.
El soltó una corta risita burlona y se sentó por completo, tomó mis manos que se habían detenido en el botón de su pantalón y las llevó hacia sus hombros dejándolas reposar ahí mientras llevaba sus manos hacia mis caderas haciendo que me sentara a horcajadas sobre él, mi cuerpo estaba pegado al suyo, sentí su respiración cálida a la altura de mi clavícula y pronto el rose de sus labios sobre esa zona hizo que mi espalda se arqueara ligeramente, sus manos se paseaban por mis caderas hacia mi trasero donde apretó haciéndome gemir, disfrutaba tanto de sus besos en el cuello pero necesitaba sus labios, lo aparté tomándolo por las mejillas y bajé mi rostro en busca de su boca, esos son los labios más deliciosos que jamás he probado en mi vida.
Poco a poco él cayó hacia atrás llevándome sobre si, mi cuerpo hacía ondas sobre su pelvis mientras continuaba besándolo, mordí su labio inferior estirándolo un poco para separar nuestros labios y tomar aire, sus manos quemaban cada zona de mi piel por la que pasaban hasta que llegó a mis senos y gemí sin recelo abandonando sus labios, me dirigí a su cuello mientras su tacto me deleitaba en demasía.
Aún con su pantalón puesto y el que yo llevaba podía sentir ya su endurecida erección, sus manos se dirigieron a mi espalda y me preparé para que mis senos fueran liberados de la tela del bra de bikini dorado. Pero de pronto, un espantoso ruido de cristal rompiéndose detuvo cada uno de nuestros movimientos en seco.
–¿Qué fue eso?
Preguntamos los dos al unísono y nuestras miradas aturdidas se encontraron, nos quedamos inmóviles y el inconfundible sonido de botellas rompiéndose y las alarmas de los autos terminaron por alarmarnos.
–¡Mis amigos! –exclamó y me apartó rápidamente de encima.
–¡Owen! –musité preocupada por mi propio amigo mientras contorsionaba mis manos hacia mi espalda amarrando las tiras del bra.
Bloo abrochó a prisa el botón de su pantalón y se calzó lo zapatos mientras escarbaba en su bolsillo y caminaba hacia la puerta, metió la llave en la cerradura y yo luchaba por desenredar mi sudadera de la camiseta mientras forzaba a mis pies para que entraran en las zapatillas, caminé también hacia la puerta y él salió rápidamente sin decirme una palabra, asomé tan solo mi cabeza y tuve que meterla rápidamente por reflejo ya que otro cuerpo pasó tan cerca de mí que casi me golpea, volví a sacar mi cabeza y vi a Nafla correr tras Bloo también sin camisa, regresé mi mirada en dirección contraria y pude ver a la novia de Nafla que se asomaba ligeramente por la puerta de la habitación contigua envuelta en una sábana y con su cabello revuelto, nuestras miradas se encontraron, noté en ella la misma consternación que yo sentía.
Ella se adentró y cerró la puerta, yo di un paso fuera de la habitación sin importarme que solo llevará puesto el bra dorado en la parte superior, maldecí las prendas en mi mano y finalmente logré liberar la camiseta, no tenía tiempo de voltearla y me la puse al revés, dejé caer la sudadera al piso y ayudé al talón de mi pie derecho a entrar en la zapatilla, empecé a caminar a prisa.
–¡Oye espérame! –el gritó de la novia de Nafla saliendo de la habitación contigua me detuvo y voltee, ella llevaba tan solo un short y sus manos se contorsionaban hacia su espalda abrochando su bra, vio mi sudadera en el piso y la tomó rápidamente–. Voy a tomar prestado esto, no encuentro mi blusa.
–Como sea –asentí y voltee para correr hacia el primer piso al igual que ella.
Al llegar al primer piso desaceleré mi paso mientras iba por el pasillo ya pude divisar en el patio de entrada gente golpeándose, ¡todos estaban peleando!
 –¡¿Qué demonios está pasando…?!  –cuestioné para mí misma.
–¡Mierda…! –resopló la novia de Nafla junto a mi mientras se ponía las manos en la cintura observando el espectáculo–. Parecía que esta noche terminaría tranquila…
–¿Qué? –la miré–. ¿Quieres decir que siempre acaba con una pelea?
Ella sonrió mientras buscaba con su mirada, supongo que a su novio. –Si una buena fiesta no acaba con una pelea no fue tan buena… –su sonrisa se borró drásticamente y frunció su rostro–, ¡¿Quién invitó a esos hijos de puta?!
–¿Qué? –Empezaba a sentirme tonta, no entendía nada.
–¡Maldita sea! –de repente la vi levantarse las mangas de la sudadera.
Ella corrió hacia el tumulto enfurecida y se abalanzó sobre un sujeto que se disponía a patear a Nafla quien yacía en el piso. –¡WOW!  Yo estaba estupefacta, esa chica sí que es una fiera.
La situación era una completa locura y definitivamente no iba a meterme, estaba de simple espectadora de la masacre hasta que Owen apareció frente a mi empujando a un sujeto contra la pared muy cerca de mí.
–¡Ve adentro Danbi! –me gritó Owen con su labio sangrante y golpeó al sujeto que tenía aprisionado contra la pared.
–¡Hijo de puta! –una tipa chillona lanzó su zapato hacia la espalda de Owen–. ¡Suelta a mi novio! –exigió ella y no contenta con golpearlo con el zapato, jaloneó de la camisa a Owen intentando separarlo de su novio, pero de pronto vi sus grotescas uñas largas aruñar el cuello de Owen provocando que él sangrara.  
–¡Nadie se mete con mi bro! –chillé enfurecida.
No sé exactamente como me moví de la puerta hacia aquella tipa, pero su cabello ya estaba entre mis dedos y la arrastraba en el piso alejándola de mi amigo mientras la tipa chillaba y pataleaba tratando de soltarse de mi agarre, sentí un golpe en mi vientre y caí al piso hacia atrás, otra tipa estaba sobre mi lanzándome manotazos al rostro, reaccioné tan rápido como pude sujetándola por las muñecas y la tumbé a un lado para invertir las posiciones, si le soltaba las manos iba a arañarme con sus asquerosas garras y no iba a permitir eso así que no la solté y propiné un cabezazo en su nariz dejándola inconsciente… –Ups….
Mis ojos se abrieron exorbitantes cuando vi sangre brotar de su nariz y ella no se movía, –¡Mierda mierda! ¿Qué hice? Estoy en problemas…
De pronto fui levantada en el aire por la cintura, pataleé en forma de defensa, estaba demasiado alterada.
–¡Tranquila, soy yo! –gritó Owen poniéndome de pie en el piso–. ¡Te dije que vayas a dentro!
–¡Cuidado!  –grité al ver que un sujeto se abalanza hacia Owen y lo tira al piso.
Ni modo, tendré que salvarlo… me subí sobre el sujeto estrangulando su cuello o al menos eso pretendía hasta que fui jalada por el cabello y reaccioné aferrándome a la autora de los jalones a mi cabello, vi el rostro y nariz sangrante de la tipa a la que le había dado el cabezazo, sonreí, estaba aliviada de que estuviera viva, ella se aferraba a mi cabello insultándome con un fluido vocabulario soez y yo solo reía como loca, no podía parar, me causaba gracia ya que no me hacía el mínimo daño, la empujé y ella cayó al piso.
Todo a mi alrededor era un caos, rostros sangrantes, golpes por aquí y allá, las alarmas de los autos no dejaban de sonar, la mujer en el piso no pretendía rendirse, estaba por ponerse de pie y yo la esperaba lista para volverla a empujar, pero de repente un estruendo detuvo a todos en seco, conozco ese horripilante sonido; un disparo.  
Vi a la chica en el piso encogida como un capullo y cubría su cabeza, otro balazo provocó que yo también me agachará en cuclillas cubriendo mi cabeza y escuché un tercer disparo.
Gritos y llantos femeninos inundaron el ambiente y de pronto los motores de los autos se encendieron, la gente empezaba a huir, retiré mis manos de mi cabeza con temor y miré a mi alrededor, Loopy tenía agarrado a un sujeto por el cuello contra el capo de un auto, pude ver un arma en el piso cerca de ellos, me puse de pie algo temerosa y confundida, Bloo lanzaba insultos al aire eufórico y ensangrentado, me asusté aún más y empecé a caminar hacia ellos abriéndome paso entre la gente que corría.
–¡Tan solo era una maldita fiesta! –gritaba Nafla enfurecido, su ceja sangraba a mares y su novia lloraba abrazada a su cintura–. Tranquila nena… –él la abrazó.
–¡¿Quién te invitó y cómo te atreves a disparar entre tanta gente inocente maldito bastardo?! –reclamaba Loopy al sujeto que tenía contra el capó.
–¡Danbi! –Owen apareció de algún lugar abrazándome–. ¿Estás bien?
–¿Y tú estás bien?  –lo aparté para mirarlo, tenía varios golpes, su nariz y labio sangraban, pero no estaba herido.
–¡Solo disparé al aire! –gritaba el sujeto aprisionado en el capó.
Owen me dejó y se dirigió enfurecido hacia el sujeto. –¡¿Solo disparaste al aire?! ¡Pudiste herir a alguien!
Nafla le dio un beso en la frente a su novia que parecía más calmada y la dejó, dio un paso adelante. –¿Todos están bien? –preguntó preocupado mirando alrededor, nadie respondió, estaban tan ocupados yéndose o, mejor dicho; huyendo. 
–Owen –llamó Loopy mientras le levantaba las manos al sujeto contra su propia espada– sabes cómo desarmar esa cosa ¿verdad? –señaló con su mentón el arma en el piso.
–Si –respondió Owen.
–Ponle el seguro o quítale el cartucho –pidió Loopy y miró a Bloo–. Dame tus cordones o algo para amarrar a este mal nacido.
Bloo obediente le quitaba los cordones a su zapato mientras Owen se agachaba para tomar el arma.
–¡Ten cuidado! –exclamé preocupada deteniendo a Owen por el hombro.
–Tranquila –Owen respondió sin mirarme–, sé cómo hacer esto.  
–No lo toques –insistí jalándolo por la mano–, tus huellas quedarán ahí, mejor llamen a la policía.
Una risa incomoda brotó de la boca de Loopy. –Lo siento cariño, pero no podemos llamar a la policía.
–¿Por qué no? –cuestioné.
–¿Sabes cuanta marihuana trajeron a esta fiesta? –explicó Bloo–, está por todo lado, nos meteremos en problemas si llamamos a la policía. 
–Bloo tiene razón –Owen soltó mi mano–, solo le quitaré el cartucho a esa cosa y llevaremos a ese tipo lejos de aquí.
–Lamento molestarlos muchachos, pero… –un sujeto al que aún no me han presentado caminaba hacia nosotros sujetando a West por la cintura, casi lo cargaba–. Creo que le dieron a West.
–¡¡¿Qué?!! –exclamaron todos al unisonó.
–Niahn… –titubeó West mientras tenía su mano abrazando su brazo contrario, sonrió levantando su cabeza para mirar a quien lo cargaba– no exageres, es solo un ro…ce…  –West se desplomó quedando colgado del mencionado Niahn.
–¡West! –gritó la novia de Nafla corriendo hacia él– ¡Hay que llevarlo al hospital!


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