–¡Oye Bloo…!
Alguien irrumpió en la cocina rompiendo la atmosfera
entre el mencionado y yo, regresé mi mirada para encontrarme con Young West
mirándonos sorprendido y sonriente a la vez.
–Lamento interrumpir, pero… –continuó hablando Young–, hay
una gran pelea afuera.
–Estoy ocupado –respondió Bloo sin quitar su mirada de mi
rostro.
–Niahn podría estar en problemas… –insistió Young.
Bloo soltó mis caderas al instante para luego poner su
expresión ruda y salió de la cocina a prisa siguiendo a su amigo.
Yo no podía quedarme ahí sin saber que pasaba, también salí
de la cocina yendo hacia la salida principal de la casa donde Bloo permanecía
mirando de lejos y con sus brazos cruzados.
–¿Qué pasa? –cuestioné mientras escuchaba insultos mutuos
entre un par de sujetos que no hacían más que empujarse y los espectadores
reían, no parecía algo serio.
–Nada entretenido –murmuró Bloo respondiendo a mi
pregunta y palmeó el hombro de West quien estaba junto a él–, llámame cuando
algo realmente divertido pase.
Bloo entró de nuevo en la casa y mi curiosidad me hizo
dar dos pasos hacia adelante, quería ver la supuesta pelea, pero mi mano fue
jalada haciéndome girar para ver la espalda de Bloo y su mano aferrada a la
mía, él se detuvo un segundo, pero no volteó y continúo caminando llevándome
con él.
–Oye… ¿A dónde me llevas? –cuestioné mientras subía las
gradas al segundo piso sin poner resistencia.
Nos detuvimos frente a una de las puertas del segundo
piso, Bloo sacó de su bolsillo una llave, la metió en la cerradura y abrió la
puerta, dio un paso dentro de la habitación y se volteó hacia mi sonriendo con
evidente lujuria.
–¿Quieres divertirte conmigo, dulzura? –cuestionó
mientras jalaba sutilmente mi mano.
Sonreí ya que era la primera vez en toda la noche que no
me llamaba “Bambi”, él interpretó mi sonrisa como un “si” y ¡mierda!
Definitivamente era un sí. Él dio pasos hacia atrás para no apartar su mirada
penetrante de mis ojos mientras me adentraba en la habitación, me dejó por un
momento para cerrar la puerta con la misma llave que la había abierto.
Estoy un poco ebria y una tenue voz en mi cabeza me dice que
no debería haber entrado a esta habitación, me dice que huya antes de que haga
algo de lo que me arrepentiré mañana pero no quiero irme, quiero “divertirme”
con él.
–No he dicho que si… –musité juguetona mientras lo miraba
quitarse desesperadamente sus zapatos y camiseta, su torso tatuado no era tan
delgaducho como imaginé, relamí ligeramente mi labio inferior, el calor invadía
mis mejillas a lo mejor debido al licor en mi sangre o la excitación del
momento o las dos cosas.
–No lo dijiste, pero si quieres irte no te detendré
–arrugó la camiseta en sus manos y la arrojó lejos.
Caminó hacia mi recorriéndome de pies a cabeza con su
mirada lasciva hasta que estuvo a un paso de distancia y se detuvo, estiró su
mano tomándome con brusquedad por la cintura pegándome a su cuerpo haciendo que
yo soltase un imperceptible gemido, ladeó su cabeza bajando ligeramente su
rostro, su otra mano se deslizó por mi mejilla delicadamente hasta llegar a mi
occipital donde adentró sus dedos entre mi cabello y pegó un ligero tirón que
me obligó a alzar mi rostro, un gemido más audible escapó de mi boca y pude ver
como sus carnosos labios esbozaban una sonrisa malévola.
–¿Entonces… quieres irte? –cuestionó y relamió sutilmente
sus labios.
–¡Porque no solo te callas y me besas ya! –No podía
contenerme más, estiré mi rostro sin esfuerzo y mis labios finalmente tocaron
los suyos.
Nuestros labios se abrieron a la par dejando escapar
gemidos ahogados, podía sentirlo, el simple contacto de nuestros labios le
había gustado tanto a él como a mí, mi cuerpo se estremeció por completo y mis
ojos se cerraron para agudizar mi sentido del tacto, tras ese primer contacto el
beso se tornó agresivo, nuestras lenguas danzaron en un vaivén desesperado
mientras yo daba pasos hacia atrás y él luchaba contra el cierre de mi
sudadera.
Mi pantorrilla chocó contra el borde de la cama, deseaba
deshacerme de mi ropa a prisa, pero él luchaba aún contra el cierre, dejé de
besarlo y tocarlo para ocuparme de mi ropa, él buscó mi cuello a falta de mi
boca, succionaba y lamía la zona con tanta pasión y yo deseaba maldecir ya que
no conseguía bajar el cierre, empezaba a frustrarme y lo aparte de mí, nuestras
miradas se encontraron entre respiraciones jadeantes, levanté desde el borde
inferior mi sudadera y camiseta, me las quité desesperadamente por la cabeza,
él sonrió relamiendo sus labios mirando mi pecho, lo tomé por los hombros y
giré ligeramente para empujarlo hacia la cama.
–Lo presentía… –esbozó sonriente mientras me veía desde
su posición recostado en la cama–, eres una chica ruda.
–¿Tienes protección verdad? –pronuncié mientras gateaba
por la cama hasta llegar a su pelvis.
–Por supuesto –metió su mano en el bolsillo de su
pantalón y sacó un condón.
Sonreí y empecé a desabrochar su cinturón mientras él
levantaba su torso apoyándose en los codos, levanté mi mirada encontrándome con
la suya, mantenía su cabeza ladeada ligeramente y me miraba con esos ojos
somnolientos que me hicieron estremecer desde el primer encuentro en aquel
callejón de la universidad. Bajé mi mirada automáticamente, de pronto me
sentía… avergonzada.
El soltó una corta risita burlona y se sentó por
completo, tomó mis manos que se habían detenido en el botón de su pantalón y
las llevó hacia sus hombros dejándolas reposar ahí mientras llevaba sus manos
hacia mis caderas haciendo que me sentara a horcajadas sobre él, mi cuerpo
estaba pegado al suyo, sentí su respiración cálida a la altura de mi clavícula
y pronto el rose de sus labios sobre esa zona hizo que mi espalda se arqueara
ligeramente, sus manos se paseaban por mis caderas hacia mi trasero donde
apretó haciéndome gemir, disfrutaba tanto de sus besos en el cuello pero
necesitaba sus labios, lo aparté tomándolo por las mejillas y bajé mi rostro en
busca de su boca, esos son los labios más deliciosos que jamás he probado en mi
vida.
Poco a poco él cayó hacia atrás llevándome sobre si, mi
cuerpo hacía ondas sobre su pelvis mientras continuaba besándolo, mordí su
labio inferior estirándolo un poco para separar nuestros labios y tomar aire,
sus manos quemaban cada zona de mi piel por la que pasaban hasta que llegó a
mis senos y gemí sin recelo abandonando sus labios, me dirigí a su cuello
mientras su tacto me deleitaba en demasía.
Aún con su pantalón puesto y el que yo llevaba podía
sentir ya su endurecida erección, sus manos se dirigieron a mi espalda y me
preparé para que mis senos fueran liberados de la tela del bra de bikini
dorado. Pero de pronto, un espantoso ruido de cristal rompiéndose detuvo cada
uno de nuestros movimientos en seco.
–¿Qué fue eso?
Preguntamos los dos al unísono y nuestras miradas
aturdidas se encontraron, nos quedamos inmóviles y el inconfundible sonido de
botellas rompiéndose y las alarmas de los autos terminaron por alarmarnos.
–¡Mis amigos! –exclamó y me apartó rápidamente de encima.
–¡Owen! –musité preocupada por mi propio amigo mientras
contorsionaba mis manos hacia mi espalda amarrando las tiras del bra.
Bloo abrochó a prisa el botón de su pantalón y se calzó lo
zapatos mientras escarbaba en su bolsillo y caminaba hacia la puerta, metió la
llave en la cerradura y yo luchaba por desenredar mi sudadera de la camiseta
mientras forzaba a mis pies para que entraran en las zapatillas, caminé también
hacia la puerta y él salió rápidamente sin decirme una palabra, asomé tan solo
mi cabeza y tuve que meterla rápidamente por reflejo ya que otro cuerpo pasó
tan cerca de mí que casi me golpea, volví a sacar mi cabeza y vi a Nafla correr
tras Bloo también sin camisa, regresé mi mirada en dirección contraria y pude
ver a la novia de Nafla que se asomaba ligeramente por la puerta de la
habitación contigua envuelta en una sábana y con su cabello revuelto, nuestras
miradas se encontraron, noté en ella la misma consternación que yo sentía.
Ella se adentró y cerró la puerta, yo di un paso fuera de
la habitación sin importarme que solo llevará puesto el bra dorado en la parte
superior, maldecí las prendas en mi mano y finalmente logré liberar la
camiseta, no tenía tiempo de voltearla y me la puse al revés, dejé caer la
sudadera al piso y ayudé al talón de mi pie derecho a entrar en la zapatilla,
empecé a caminar a prisa.
–¡Oye espérame! –el gritó de la novia de Nafla saliendo
de la habitación contigua me detuvo y voltee, ella llevaba tan solo un short y
sus manos se contorsionaban hacia su espalda abrochando su bra, vio mi sudadera
en el piso y la tomó rápidamente–. Voy a tomar prestado esto, no encuentro mi
blusa.
–Como sea –asentí y voltee para correr hacia el primer
piso al igual que ella.
Al llegar al primer piso desaceleré mi paso mientras iba
por el pasillo ya pude divisar en el patio de entrada gente golpeándose, ¡todos
estaban peleando!
–¡¿Qué demonios
está pasando…?! –cuestioné para mí
misma.
–¡Mierda…! –resopló la novia de Nafla junto a mi mientras
se ponía las manos en la cintura observando el espectáculo–. Parecía que esta
noche terminaría tranquila…
–¿Qué? –la miré–. ¿Quieres decir que siempre acaba con
una pelea?
Ella sonrió mientras buscaba con su mirada, supongo que a
su novio. –Si una buena fiesta no acaba con una pelea no fue tan buena… –su
sonrisa se borró drásticamente y frunció su rostro–, ¡¿Quién invitó a esos
hijos de puta?!
–¿Qué? –Empezaba a sentirme tonta, no entendía nada.
–¡Maldita sea! –de repente la vi levantarse las mangas de
la sudadera.
Ella corrió hacia el tumulto enfurecida y se abalanzó
sobre un sujeto que se disponía a patear a Nafla quien yacía en el piso. –¡WOW!
Yo estaba estupefacta, esa chica sí que es una fiera.
La situación era una completa locura y definitivamente no
iba a meterme, estaba de simple espectadora de la masacre hasta que Owen
apareció frente a mi empujando a un sujeto contra la pared muy cerca de mí.
–¡Ve adentro Danbi! –me gritó Owen con su labio sangrante
y golpeó al sujeto que tenía aprisionado contra la pared.
–¡Hijo de puta! –una tipa chillona lanzó su zapato hacia
la espalda de Owen–. ¡Suelta a mi novio! –exigió ella y no contenta con
golpearlo con el zapato, jaloneó de la camisa a Owen intentando separarlo de su
novio, pero de pronto vi sus grotescas uñas largas aruñar el cuello de Owen
provocando que él sangrara.
–¡Nadie se mete con mi bro! –chillé enfurecida.
No sé exactamente como me moví de la puerta hacia aquella
tipa, pero su cabello ya estaba entre mis dedos y la arrastraba en el piso
alejándola de mi amigo mientras la tipa chillaba y pataleaba tratando de
soltarse de mi agarre, sentí un golpe en mi vientre y caí al piso hacia atrás,
otra tipa estaba sobre mi lanzándome manotazos al rostro, reaccioné tan rápido
como pude sujetándola por las muñecas y la tumbé a un lado para invertir las
posiciones, si le soltaba las manos iba a arañarme con sus asquerosas garras y
no iba a permitir eso así que no la solté y propiné un cabezazo en su nariz
dejándola inconsciente… –Ups….
Mis ojos se abrieron exorbitantes cuando vi sangre brotar
de su nariz y ella no se movía, –¡Mierda
mierda! ¿Qué hice? Estoy en problemas…
De pronto fui levantada en el aire por la cintura,
pataleé en forma de defensa, estaba demasiado alterada.
–¡Tranquila, soy yo! –gritó Owen poniéndome de pie en el
piso–. ¡Te dije que vayas a dentro!
–¡Cuidado! –grité al ver que un
sujeto se abalanza hacia Owen y lo tira al piso.
Ni modo, tendré que salvarlo… me subí sobre el sujeto estrangulando su
cuello o al menos eso pretendía hasta que fui jalada por el cabello y reaccioné
aferrándome a la autora de los jalones a mi cabello, vi el rostro y nariz
sangrante de la tipa a la que le había dado el cabezazo, sonreí, estaba
aliviada de que estuviera viva, ella se aferraba a mi cabello insultándome con
un fluido vocabulario soez y yo solo reía como loca, no podía parar, me causaba
gracia ya que no me hacía el mínimo daño, la empujé y ella cayó al piso.
Todo a mi alrededor era un caos, rostros sangrantes, golpes por aquí y
allá, las alarmas de los autos no dejaban de sonar, la mujer en el piso no
pretendía rendirse, estaba por ponerse de pie y yo la esperaba lista para
volverla a empujar, pero de repente un estruendo detuvo a todos en seco, conozco
ese horripilante sonido; un disparo.
Vi a la chica en el piso encogida como un capullo y cubría su cabeza, otro
balazo provocó que yo también me agachará en cuclillas cubriendo mi cabeza y
escuché un tercer disparo.
Gritos y llantos femeninos inundaron el ambiente y de pronto los motores de
los autos se encendieron, la gente empezaba a huir, retiré mis manos de mi
cabeza con temor y miré a mi alrededor, Loopy tenía agarrado a un sujeto por el
cuello contra el capo de un auto, pude ver un arma en el piso cerca de ellos,
me puse de pie algo temerosa y confundida, Bloo lanzaba insultos al aire
eufórico y ensangrentado, me asusté aún más y empecé a caminar hacia ellos
abriéndome paso entre la gente que corría.
–¡Tan solo era una maldita fiesta! –gritaba Nafla enfurecido, su ceja
sangraba a mares y su novia lloraba abrazada a su cintura–. Tranquila nena… –él
la abrazó.
–¡¿Quién te invitó y cómo te atreves a disparar entre tanta gente inocente
maldito bastardo?! –reclamaba Loopy al sujeto que tenía contra el capó.
–¡Danbi! –Owen apareció de algún lugar abrazándome–. ¿Estás bien?
–¿Y tú estás bien? –lo aparté para
mirarlo, tenía varios golpes, su nariz y labio sangraban, pero no estaba
herido.
–¡Solo disparé al aire! –gritaba el sujeto aprisionado en el capó.
Owen me dejó y se dirigió enfurecido hacia el sujeto. –¡¿Solo disparaste al
aire?! ¡Pudiste herir a alguien!
Nafla le dio un beso en la frente a su novia que parecía más calmada y la
dejó, dio un paso adelante. –¿Todos están bien? –preguntó preocupado mirando
alrededor, nadie respondió, estaban tan ocupados yéndose o, mejor dicho;
huyendo.
–Owen –llamó Loopy mientras le levantaba las manos al sujeto contra su
propia espada– sabes cómo desarmar esa cosa ¿verdad? –señaló con su mentón el
arma en el piso.
–Si –respondió Owen.
–Ponle el seguro o quítale el cartucho –pidió Loopy y miró a Bloo–. Dame
tus cordones o algo para amarrar a este mal nacido.
Bloo obediente le quitaba los cordones a su zapato mientras Owen se
agachaba para tomar el arma.
–¡Ten cuidado! –exclamé preocupada deteniendo a Owen por el hombro.
–Tranquila –Owen respondió sin mirarme–, sé cómo hacer esto.
–No lo toques –insistí jalándolo por la mano–, tus huellas quedarán ahí,
mejor llamen a la policía.
Una risa incomoda brotó de la boca de Loopy. –Lo siento cariño, pero no
podemos llamar a la policía.
–¿Por qué no? –cuestioné.
–¿Sabes cuanta marihuana trajeron a esta fiesta? –explicó Bloo–, está por
todo lado, nos meteremos en problemas si llamamos a la policía.
–Bloo tiene razón –Owen soltó mi mano–, solo le quitaré el cartucho a esa
cosa y llevaremos a ese tipo lejos de aquí.
–Lamento molestarlos muchachos, pero… –un sujeto al que aún no me han
presentado caminaba hacia nosotros sujetando a West por la cintura, casi lo
cargaba–. Creo que le dieron a West.
–¡¡¿Qué?!! –exclamaron todos al unisonó.
–Niahn… –titubeó West mientras tenía su mano abrazando su brazo contrario, sonrió
levantando su cabeza para mirar a quien lo cargaba– no exageres, es solo un
ro…ce… –West se desplomó quedando
colgado del mencionado Niahn.
–¡West! –gritó la novia de Nafla corriendo hacia él– ¡Hay
que llevarlo al hospital!
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