–¡Idiota!
–reclamé, no podía quedarme callada. Él se detuvo, pero no giró hacia mí– ¡Si
yo no estaba mirando hacia adelante tú tampoco lo hacías para que chocaras de
esa forma conmigo!
–No estoy de
humor para esto. –musitó de mala gana volteando ligeramente su rostro.
–¡Mira como
dejaste mis cosas! –continué mi reclamo señalando con ira mis cosas en el piso.
–No es mi
problema. –levanto con quemeimportismo los hombros y se marchó.
–¡Descortés!
–le grité histérica y me callé al instante.
No podía
creer que esa palabra saliera de mi boca, por años las personas me habían
acusado con esa palabra u otros sinónimos de la misma y yo acababa de decírselo
a alguien.
Creo que se
me metieron demasiado en la cabeza las historias que leí y películas que vi.
Incluso me sentí decepcionada por no conseguir mi escena romántica en la que
ese individuo se disculpara y recogiera mis cosas para luego sonreírme y… ¡Qué
demonios estaba pensando!
Sacudí mi cabeza librándome de esos
pensamientos tontos y recogí a prisa mis cosas del piso para volver a correr
hacia mi clase.
---
–Oye, ¿no
piensas salir al receso? –cuestionó Avril, levanté mi mirada para darme cuenta
de que el salón de clases había quedado desierto después de las cuatro primeras
horas de clase–. ¿Qué es lo que dibujas…? –ella arrebató mi libreta de la mesa
para satisfacer su curiosidad–, ¿Sailor Moon?
–¿Qué? –tomé
de regreso mi libreta–. No sé de qué hablas Avril –suspiré mientras miraba una
vez más el dibujo que había hecho en la libreta.
–¡Por el
poder del prisma lunar! –hizo una serie de poses extrañas ante lo que me quedé
extrañada y ella se sonrojó–. ¿Hablas en serio, no conoces la serie animada?
–Mmh… –contuve mi risa burlona–, creo que no.
–Vaya… que
vergüenza… –rió– pensé que había encontrado otra fan obsesionada como yo pero
veo que no. Entonces… ¿Qué se supone que significa el dibujo? –me levanté y
empecé a caminar mientras ella no detenía sus preguntas– ¿Tienes alguna
obsesión con la astrología? ¡Ya sé! –dio brinquitos– ¡hombres lobo!
–Nada de eso
Avril… –musité algo incomoda ya que caminábamos por el pasillo y las personas
no dejaban de mirar el infantil comportamiento de mi acompañante.
–Entonces
dime que es –se quejó ella con un tono nasal y demasiado empalagoso para mi
gusto.
–Solo es un
dibujo, no significa nada. –gruñí empezando a ponerme de mal humor.
–¿No
significa nada? –se puso delante mío impidiendo que bajase la primera grada–.
Llevas toda la mañana distraída garabateando en tu libreta. Sea lo que sea que
signifique ese dibujo es algo importante y yo quiero saber. –mantuvo su sonrisa
amplia y me miraba con brillo en sus ojos.
Inspiré
profundo para no empujarla ahí mismo, no soy una psicópata o algo similar, es
solo que esta mujer a veces me desespera y solo llevamos dos días de
conocernos, sospecho que sufre de hiperactividad.
La evite para
poder bajar la grada y ella me siguió, si quería que se callase debía
responderle o iba a volverme loca. –Es un tatuaje –dije finalmente.
–¡¿Tatuaje?!
–Error. Mi respuesta solo desencadeno aún más la hiperactividad de Avril–. ¿Te
lo vas a hacer o lo tienes ya hecho? ¡Quiero ver!
–No es mío o
para mí, solo lo vi… –la imagen del desconocido que chocó contra mí en la
mañana inundo mis recuerdos– por ahí…
–¿Lo viste
por ahí? Entonces debe ser un chico –tiró de mi brazo en el descanso de las
gradas y abrió sus ojos exageradamente– ¿O una chica? Yo no juzgo, si eres
lesbiana me lo puedes decir.
–Qué alguien me disparé en la cabeza… –pensé mientras tomaba otro respiró– Avril, tienes
demasiada imaginación.
Ella sonrió
orgullosa. –Me lo dicen a menudo.
Rodeé mis
ojos y solté su mano de mi brazo. –Voy a explicarte porque caso contrarió
seguirás imaginando cosas raras. Pues viste que en la primera hora llegué
tarde.
–Sip
–Fue porque
me… –miré por un par de segundos al infinito para intentar hallar una palabra
que describiera el incidente– tropecé con un sujeto, mis cosas cayeron al piso,
fue un desastre recoger todo y…
–¿El sujeto
tenía tatuado una luna?
–Si
–¿Dónde?
–En medio de
–señalé el lugar en mi propio cuerpo– las clavículas…
–¿Y era
apuesto?
–Bueno… –lo
medité por unos segundos.
–Pero que
cosas pregunto, es obvio que era apuesto, por eso has estado distraída todo el
día –sonrió picara y me apuntó con su dedo–, ¡Te ha dejado atontada!
–Oye, yo no
estoy atontada. –fruncí mi ceño y bajé su dedo acusante.
–Fingiré que
te creo –ella no dejó su sonrisa pícara. ¿Qué pasa con esta chica? –. ¡Ay!
Muero de hambre, no desayune. Vamos a comer algo antes que termine el receso.
–Se enganchó a mi brazo y continuamos bajando las gradas.
Hay una gran
ventaja en ser amiga de Avril y esa es; ella paga por todo. Lo hizo en el
primer día de clases y pensé que sería por ser amistosa, pero lo ha vuelto a
hacer hoy, ha pagado por mi comida en la cafetería de la universidad. Sé que
pueden estar pensando que soy alguna clase de perra aprovechada, pero créanme,
tengo mis razones.
Regresamos al
salón de clases rodeadas por los fans de Avril, tal como les había dicho; esa
chica era potencial para ser “la popular”
Ni si quiera
teníamos que cargar los pesados libros de “introducción a la matemática para
diseño” que acabábamos de comprar en la librería del campus, esos chicos los
cargaban por nosotros, si, por mí también. Podría decir que esa era otra de las
ventajas de ser “popular” pero no era algo que creyera importante, puedo cargar
mis cosas, claro que tampoco me quejo si lo hacen por mí.
Al tomar
asiento agradecí con una sonrisa al sujeto que dejaba mi libro sobre la mesa y
él me respondió con un guiño, es un sujeto muy atractivo, pero no recuerdo su
nombre quizá porque sus músculos resaltados en su apretada camisera blanca me
distrajeron cuando me lo decía.
No pude
evitar mirar su trasero cuando se alejó de mi lugar para dirigirse al suyo que
quedaba al final de mi fila, al regresar mi mirada pude notar las expresiones
de celo en los rostros de varias de las chicas de la fila contigua, las ignoré
sin poder evitar que la comisura de mi boca subiera ligeramente en una
sonrisita irónica no por burlarme de aquellas celosas si no porque era la
primera vez que me sentía “importante”
Las miradas
hacia mí siempre eran de burla o lastima y ahora todo estaba cambiando, se
sentía bastante bien.
Saqué de mi
bolso la libreta al ver ingresar al profesor de esa hora y volví a encontrarme
con mis propios garabatos del tatuaje que ahora sabía que era de alguien o algo
llamado “Sailor Moon” y no pude evitar sonreír al recordar las poses de Avril
al decir alguna frase loca que supongo es de ese dibujo animado, pero dudo que
aquel rudo sujeto se hiciera un tatuaje por un dibujo animado ¿O sí?
En realidad,
había pasado la mañana pensando en aquel sujeto del callejón, aunque quisiera
cambiar mi forma de vestir y comportarme había algo que no podía evitar;
sentirme atraída por los chicos “malos” y ese sujeto definitivamente encajaba
en el papel.
Vi a mis
compañeros ponerse de pie y mover sus bancas ruidosamente, mi expresión de
confusión debió ser evidente ya que Avril me aclaró la situación.
–El profesor
dijo que hagamos grupos de dos personas –agarró su banca separándola de la mía.
–¿A dónde…
vas? –estaba junto a mí, ¿porque se estaba alejando?
–Tranquila
–guiño un ojo sonriente– ahí viene tu pareja.
Miré hacia
donde mi compañera había señalado sutilmente con su mentón y encontré al sujeto
que previamente había cargado mi libro con la banca levantada sin mínimo
esfuerzo sobre su cabeza para pasar entre los demás estudiantes y se ubicó
junto a mí para sonreírme.
–Seamos
pareja –remordió ligeramente su labio inferior.
Asentí
descomplicada, de todas formas, él ya estaba junto a mí. Regresé mi mirada
buscando a Avril y la encontré junto a otro de los chicos que nos habían
acompañado hasta la clase, esa chica no pierde el tiempo.
---
Las dos horas
de matemática habían terminado y estaba preocupada, las parejas que habíamos
formado terminaron designándose como “definitivas” para trabajos y exposiciones
de todo el semestre, y ¿Por qué estaba preocupada? Pues porque resultó que mi
apuesto compañero no era más que una “cascara” la cosa que más me desagrada en
el mundo, alguien que es tan apuesto y sexy por fuera pero no tiene nada en el
cerebro, me pregunto cómo es que logró llegar a la universidad.
Nos
informaron que las siguientes dos horas no íbamos a recibir clases ya que había
una reunión de docentes. Perfecto.
Me puse mi
bolso al hombro y el libro de inglés además del libro de matemática en mis
brazos, mi primer objetivo; salir de clases directamente a comprarme una enorme
mochila, pero el fornido junto a mí tomó mis libros sin permiso.
–Los llevo
por ti –propuso él.
–No es
necesario… –estiré mi mano pretendiendo tomarlos de vuelta, pero él dio un paso
al que tuve que seguir.
–Tenemos el
resto del día libre ¿No es genial? –preguntaba Avril acercándose a mi junto a
su compañero con el que coqueteó todas las dos horas de clase–. Jin y yo iremos
al cine ¿Se apuntan?
Jin era uno de
los chicos más apuestos de nuestra clase y obviamente debía estar junto a la
chica más guapa, es decir; Avril. Además, Jin y mi pareja de quien aún no
recordaba el nombre eran mejores amigos, mi teoría se comprobaba una vez más:
los guapos y populares solo se relacionan con guapos y populares. Por primera
vez yo estaba incluida pero no me sentía contenta del todo. ¿Por qué?
–Creo que
paso –fingí un puchero– con el apuro que traía en la mañana olvidé mi
billetera.
–Como se te
ocurre –mi fornido compañero pasó su brazo por mis hombros– yo pago.
El segundo
chico más apuesto de la clase me estaba abrazando e invitando al cine junto a
mi amiga y su amigo. Era perfecto, ¿No?
–Bueno… es
que tengo algo que hacer… –intenté excusarme, pero Avril tomó mi brazo apartándome
de mi compañero.
–Chicos, –dio
un par de pasos– nos vemos en el estacionamiento, tenemos que ir al baño.
–De acuerdo.
–Jin sonrió y se fue junto a su amigo quien se llevaba mis libros.
–No quiero ir
al baño –renegué mientras era jalada por la rubia.
–¿Qué se
supone que tienes que hacer que sea más importante que salir con un chico tan
apuesto? –cuestionó sonriente mientras ponía su bolso sobre el mesón de lavabos
bajo el enorme espejo de los baños.
–Bueno… cosas
–levanté mis hombros mirándola a través del espejo.
–Pues las
harás luego –sacó de su bolso un arsenal de maquillaje– No puedes negarte a
esta cita doble. Jin dijo que iría solo si su amigo iba.
–¿Entonces me
usas? –reí burlona mientras me sentaba sobre el mesón.
–Claro que
no, también quiero ir con mi mejor amiga.
Esperen, ¿me
acababa de decir “mejor amiga”? la miré darse color a las mejillas con una
brochita de mango rosa.
–¿No
retocaras tu maquillaje? –preguntó ella como si fuera un crimen.
–No traje
maquillaje…
–Ven aquí
–llamó con su mano a lo que obedecí y les dio toquecitos a mis mejillas con
aquella brocha– solo un poquito de color… ¡perfecto! –sonrió satisfecha y luego
sacó de su bolso un labial color rosa, lo extendió hacia mí–. Estoy segura que
ese tono te quedará muy bien.
Tomé el
labial y me bajé del mesón para mirarme al espejo esperando encontrarme con
unas mejillas encendidas en rubor, pero no fue así, en realidad solo le había
dado toquecitos de un tono rosáceo que no se me veía nada mal.
Solté un
suspiro inaudible y le quité la tapa al labial para mirar el color y
preguntarme a mí misma porque demonios estaba haciendo todo lo que Avril me
decía que hiciera. Ya me había maquillado en la mañana, pero supongo que para
la rubia no parecía suficiente.
Acerque la
barrita de color rosa a mis labios dando toquecitos ligeramente, tampoco quería
parecer barbie con tanto color rosa en mi rostro, apreté mis labios esparciendo
el color, me ayude con mi dedo para terminar de delinear mis labios con ese
color rosa que debo aceptar, tampoco se me veía nada mal y devolví el labial.
–¡Ese color
te queda precioso! –exclamo la rubia que tenía sus labios al rojo vivo– quédate
con el labial. A mí me hace ver muy pálida.
–No…
Ella no me
dejo terminar de hablar y guardó todo el maquillaje que había sacado
entregándome el labial rosado en las manos, extendió su mano hacia mi rostro
ante lo que me aparte y ella sonrió para estirarse más e hizo que un mechón de
mi cabello quedara detrás de mi oreja.
–Tienes un
cuello sexy, muéstralo. –ella puso todo mi cabello a un lado de mi hombro
peinándolo como si fuera una madre peinando a su hija. Tuve un sentimiento muy
raro, ella desbordaba cariño y eso… ya no me molestaba tanto– ¡Perfecta!
–sonrió satisfecha y tomó mi mano– ahora vamos que los chicos nos esperan.
---
Ahí estaba yo
dos horas después deseando que esa ridícula y cursi película de amor terminara…
miré a mi derecha y Jin estaba a punto de comerse a Avril, baje mi cabeza
sonriendo ligeramente y volví a meter mi mano en el enorme bote de palomitas
encontrándome con la mano de Jimin. Había escuchado a Jin llamarlo Jimin así
que me aseguré de no olvidar su nombre. Reverencié ligeramente mi cabeza y me
dispuse a quitar mi mano, pero él la tomo y se ayudó de su otra mano para
retirar del medio el bote de palomitas con una dulce sonrisa que hacía que sus
ojos se achinaran aún más y sus regordetes mofletes subieran, debo reconocerlo;
Jimin era la combinación perfecta entre sexy y tierno, si tan solo fuera un
poquito mejor para las matemáticas…
Saliendo de
mis pensamientos me encontré con Jimin ladeando ligeramente su cabeza y
acercándose a mí.
–Disculpa,
tengo que ir al baño –Me levante de inmediato y salí de la sala de cine. No
quería ser besada por ese perfecto, alto, sonriente, dulce y caballeroso hombre…
–Estúpida.
Me miré al
espejo negando con mi cabeza en desaprobación por la tonta acción que había
cometido, si bien Jimin no me atraía con locura tampoco es que me desagradara.
Solo era algo nuevo o, mejor dicho, un tipo de chico muy diferente del que estaba
acostumbrada a besar.
Entre en una
cabina del baño para ocuparme de mis necesidades biológicas y salí, lavé mis
manos y me aseguré de acomodar mi cabello como Avril me había enseñado, saqué
del bolsillo de mi pantalón el labial que me había regalado la rubia
previamente y lo apliqué en mis labios.
Tras no
pensarlo mucho decidí que quizá besar a Jimin sería un paso necesario y nada
sacrificado para continuar con mi “nueva vida” en la universidad.
Le sonreí a
mi reflejo decidida de lo que iba a hacer y me giré, camine hacia la salida del
baño y ¡Zaz! Otro impacto con alguien, ¡En el mismo día!
Levante mi
mirada molesta y un escalofrió recorrió mi cuerpo, ¿Estaba teniendo lo que
llaman “dejavu”?
Aquellos ojos
grandes me miraban con molestia bajo un ceño fruncido, el olor a cigarrillo y
licor inundó mi olfato, era él mismo sujeto del callejón, pero… ¡¿Qué hacía
entrando al baño de mujeres?!
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