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Capítulo dos.



–¡Idiota! –reclamé, no podía quedarme callada. Él se detuvo, pero no giró hacia mí– ¡Si yo no estaba mirando hacia adelante tú tampoco lo hacías para que chocaras de esa forma conmigo!
–No estoy de humor para esto. –musitó de mala gana volteando ligeramente su rostro.
–¡Mira como dejaste mis cosas! –continué mi reclamo señalando con ira mis cosas en el piso.
–No es mi problema. –levanto con quemeimportismo los hombros y se marchó.
–¡Descortés! –le grité histérica y me callé al instante.
No podía creer que esa palabra saliera de mi boca, por años las personas me habían acusado con esa palabra u otros sinónimos de la misma y yo acababa de decírselo a alguien.
Creo que se me metieron demasiado en la cabeza las historias que leí y películas que vi. Incluso me sentí decepcionada por no conseguir mi escena romántica en la que ese individuo se disculpara y recogiera mis cosas para luego sonreírme y… ¡Qué demonios estaba pensando!
 Sacudí mi cabeza librándome de esos pensamientos tontos y recogí a prisa mis cosas del piso para volver a correr hacia mi clase.
---
–Oye, ¿no piensas salir al receso? –cuestionó Avril, levanté mi mirada para darme cuenta de que el salón de clases había quedado desierto después de las cuatro primeras horas de clase–. ¿Qué es lo que dibujas…? –ella arrebató mi libreta de la mesa para satisfacer su curiosidad–, ¿Sailor Moon?
–¿Qué? –tomé de regreso mi libreta–. No sé de qué hablas Avril –suspiré mientras miraba una vez más el dibujo que había hecho en la libreta.
–¡Por el poder del prisma lunar! –hizo una serie de poses extrañas ante lo que me quedé extrañada y ella se sonrojó–. ¿Hablas en serio, no conoces la serie animada?
 –Mmh… –contuve mi risa burlona–, creo que no.
–Vaya… que vergüenza… –rió– pensé que había encontrado otra fan obsesionada como yo pero veo que no. Entonces… ¿Qué se supone que significa el dibujo? –me levanté y empecé a caminar mientras ella no detenía sus preguntas– ¿Tienes alguna obsesión con la astrología? ¡Ya sé! –dio brinquitos– ¡hombres lobo!
–Nada de eso Avril… –musité algo incomoda ya que caminábamos por el pasillo y las personas no dejaban de mirar el infantil comportamiento de mi acompañante.
–Entonces dime que es –se quejó ella con un tono nasal y demasiado empalagoso para mi gusto.
–Solo es un dibujo, no significa nada. –gruñí empezando a ponerme de mal humor.
–¿No significa nada? –se puso delante mío impidiendo que bajase la primera grada–. Llevas toda la mañana distraída garabateando en tu libreta. Sea lo que sea que signifique ese dibujo es algo importante y yo quiero saber. –mantuvo su sonrisa amplia y me miraba con brillo en sus ojos.
Inspiré profundo para no empujarla ahí mismo, no soy una psicópata o algo similar, es solo que esta mujer a veces me desespera y solo llevamos dos días de conocernos, sospecho que sufre de hiperactividad.
La evite para poder bajar la grada y ella me siguió, si quería que se callase debía responderle o iba a volverme loca. –Es un tatuaje –dije finalmente.
–¡¿Tatuaje?! –Error. Mi respuesta solo desencadeno aún más la hiperactividad de Avril–. ¿Te lo vas a hacer o lo tienes ya hecho? ¡Quiero ver!
–No es mío o para mí, solo lo vi… –la imagen del desconocido que chocó contra mí en la mañana inundo mis recuerdos– por ahí…
–¿Lo viste por ahí? Entonces debe ser un chico –tiró de mi brazo en el descanso de las gradas y abrió sus ojos exageradamente– ¿O una chica? Yo no juzgo, si eres lesbiana me lo puedes decir.
–Qué alguien me disparé en la cabeza… –pensé mientras tomaba otro respiró– Avril, tienes demasiada imaginación.
Ella sonrió orgullosa. –Me lo dicen a menudo.
Rodeé mis ojos y solté su mano de mi brazo. –Voy a explicarte porque caso contrarió seguirás imaginando cosas raras. Pues viste que en la primera hora llegué tarde.
–Sip
–Fue porque me… –miré por un par de segundos al infinito para intentar hallar una palabra que describiera el incidente– tropecé con un sujeto, mis cosas cayeron al piso, fue un desastre recoger todo y…
–¿El sujeto tenía tatuado una luna?
–Si
–¿Dónde?
–En medio de –señalé el lugar en mi propio cuerpo– las clavículas…
–¿Y era apuesto?
–Bueno… –lo medité por unos segundos.
–Pero que cosas pregunto, es obvio que era apuesto, por eso has estado distraída todo el día –sonrió picara y me apuntó con su dedo–, ¡Te ha dejado atontada!
–Oye, yo no estoy atontada. –fruncí mi ceño y bajé su dedo acusante.
–Fingiré que te creo –ella no dejó su sonrisa pícara. ¿Qué pasa con esta chica? –. ¡Ay! Muero de hambre, no desayune. Vamos a comer algo antes que termine el receso. –Se enganchó a mi brazo y continuamos bajando las gradas.
Hay una gran ventaja en ser amiga de Avril y esa es; ella paga por todo. Lo hizo en el primer día de clases y pensé que sería por ser amistosa, pero lo ha vuelto a hacer hoy, ha pagado por mi comida en la cafetería de la universidad. Sé que pueden estar pensando que soy alguna clase de perra aprovechada, pero créanme, tengo mis razones.
Regresamos al salón de clases rodeadas por los fans de Avril, tal como les había dicho; esa chica era potencial para ser “la popular”
Ni si quiera teníamos que cargar los pesados libros de “introducción a la matemática para diseño” que acabábamos de comprar en la librería del campus, esos chicos los cargaban por nosotros, si, por mí también. Podría decir que esa era otra de las ventajas de ser “popular” pero no era algo que creyera importante, puedo cargar mis cosas, claro que tampoco me quejo si lo hacen por mí.
Al tomar asiento agradecí con una sonrisa al sujeto que dejaba mi libro sobre la mesa y él me respondió con un guiño, es un sujeto muy atractivo, pero no recuerdo su nombre quizá porque sus músculos resaltados en su apretada camisera blanca me distrajeron cuando me lo decía.
No pude evitar mirar su trasero cuando se alejó de mi lugar para dirigirse al suyo que quedaba al final de mi fila, al regresar mi mirada pude notar las expresiones de celo en los rostros de varias de las chicas de la fila contigua, las ignoré sin poder evitar que la comisura de mi boca subiera ligeramente en una sonrisita irónica no por burlarme de aquellas celosas si no porque era la primera vez que me sentía “importante”
Las miradas hacia mí siempre eran de burla o lastima y ahora todo estaba cambiando, se sentía bastante bien.
Saqué de mi bolso la libreta al ver ingresar al profesor de esa hora y volví a encontrarme con mis propios garabatos del tatuaje que ahora sabía que era de alguien o algo llamado “Sailor Moon” y no pude evitar sonreír al recordar las poses de Avril al decir alguna frase loca que supongo es de ese dibujo animado, pero dudo que aquel rudo sujeto se hiciera un tatuaje por un dibujo animado ¿O sí?
En realidad, había pasado la mañana pensando en aquel sujeto del callejón, aunque quisiera cambiar mi forma de vestir y comportarme había algo que no podía evitar; sentirme atraída por los chicos “malos” y ese sujeto definitivamente encajaba en el papel.
Vi a mis compañeros ponerse de pie y mover sus bancas ruidosamente, mi expresión de confusión debió ser evidente ya que Avril me aclaró la situación.
–El profesor dijo que hagamos grupos de dos personas –agarró su banca separándola de la mía.
–¿A dónde… vas? –estaba junto a mí, ¿porque se estaba alejando?
–Tranquila –guiño un ojo sonriente– ahí viene tu pareja.
Miré hacia donde mi compañera había señalado sutilmente con su mentón y encontré al sujeto que previamente había cargado mi libro con la banca levantada sin mínimo esfuerzo sobre su cabeza para pasar entre los demás estudiantes y se ubicó junto a mí para sonreírme.
–Seamos pareja –remordió ligeramente su labio inferior.
Asentí descomplicada, de todas formas, él ya estaba junto a mí. Regresé mi mirada buscando a Avril y la encontré junto a otro de los chicos que nos habían acompañado hasta la clase, esa chica no pierde el tiempo.
---
Las dos horas de matemática habían terminado y estaba preocupada, las parejas que habíamos formado terminaron designándose como “definitivas” para trabajos y exposiciones de todo el semestre, y ¿Por qué estaba preocupada? Pues porque resultó que mi apuesto compañero no era más que una “cascara” la cosa que más me desagrada en el mundo, alguien que es tan apuesto y sexy por fuera pero no tiene nada en el cerebro, me pregunto cómo es que logró llegar a la universidad.
Nos informaron que las siguientes dos horas no íbamos a recibir clases ya que había una reunión de docentes. Perfecto.
Me puse mi bolso al hombro y el libro de inglés además del libro de matemática en mis brazos, mi primer objetivo; salir de clases directamente a comprarme una enorme mochila, pero el fornido junto a mí tomó mis libros sin permiso.
–Los llevo por ti –propuso él.
–No es necesario… –estiré mi mano pretendiendo tomarlos de vuelta, pero él dio un paso al que tuve que seguir.
–Tenemos el resto del día libre ¿No es genial? –preguntaba Avril acercándose a mi junto a su compañero con el que coqueteó todas las dos horas de clase–. Jin y yo iremos al cine ¿Se apuntan?
Jin era uno de los chicos más apuestos de nuestra clase y obviamente debía estar junto a la chica más guapa, es decir; Avril. Además, Jin y mi pareja de quien aún no recordaba el nombre eran mejores amigos, mi teoría se comprobaba una vez más: los guapos y populares solo se relacionan con guapos y populares. Por primera vez yo estaba incluida pero no me sentía contenta del todo. ¿Por qué?
–Creo que paso –fingí un puchero– con el apuro que traía en la mañana olvidé mi billetera.
–Como se te ocurre –mi fornido compañero pasó su brazo por mis hombros– yo pago.
El segundo chico más apuesto de la clase me estaba abrazando e invitando al cine junto a mi amiga y su amigo. Era perfecto, ¿No?
–Bueno… es que tengo algo que hacer… –intenté excusarme, pero Avril tomó mi brazo apartándome de mi compañero.
–Chicos, –dio un par de pasos– nos vemos en el estacionamiento, tenemos que ir al baño.
–De acuerdo. –Jin sonrió y se fue junto a su amigo quien se llevaba mis libros.
–No quiero ir al baño –renegué mientras era jalada por la rubia.
–¿Qué se supone que tienes que hacer que sea más importante que salir con un chico tan apuesto? –cuestionó sonriente mientras ponía su bolso sobre el mesón de lavabos bajo el enorme espejo de los baños.
–Bueno… cosas –levanté mis hombros mirándola a través del espejo.
–Pues las harás luego –sacó de su bolso un arsenal de maquillaje– No puedes negarte a esta cita doble. Jin dijo que iría solo si su amigo iba.
–¿Entonces me usas? –reí burlona mientras me sentaba sobre el mesón.
–Claro que no, también quiero ir con mi mejor amiga.
Esperen, ¿me acababa de decir “mejor amiga”? la miré darse color a las mejillas con una brochita de mango rosa.
–¿No retocaras tu maquillaje? –preguntó ella como si fuera un crimen.
–No traje maquillaje…
–Ven aquí –llamó con su mano a lo que obedecí y les dio toquecitos a mis mejillas con aquella brocha– solo un poquito de color… ¡perfecto! –sonrió satisfecha y luego sacó de su bolso un labial color rosa, lo extendió hacia mí–. Estoy segura que ese tono te quedará muy bien.
Tomé el labial y me bajé del mesón para mirarme al espejo esperando encontrarme con unas mejillas encendidas en rubor, pero no fue así, en realidad solo le había dado toquecitos de un tono rosáceo que no se me veía nada mal.
Solté un suspiro inaudible y le quité la tapa al labial para mirar el color y preguntarme a mí misma porque demonios estaba haciendo todo lo que Avril me decía que hiciera. Ya me había maquillado en la mañana, pero supongo que para la rubia no parecía suficiente. 
Acerque la barrita de color rosa a mis labios dando toquecitos ligeramente, tampoco quería parecer barbie con tanto color rosa en mi rostro, apreté mis labios esparciendo el color, me ayude con mi dedo para terminar de delinear mis labios con ese color rosa que debo aceptar, tampoco se me veía nada mal y devolví el labial.
–¡Ese color te queda precioso! –exclamo la rubia que tenía sus labios al rojo vivo– quédate con el labial. A mí me hace ver muy pálida.
–No…
Ella no me dejo terminar de hablar y guardó todo el maquillaje que había sacado entregándome el labial rosado en las manos, extendió su mano hacia mi rostro ante lo que me aparte y ella sonrió para estirarse más e hizo que un mechón de mi cabello quedara detrás de mi oreja.
–Tienes un cuello sexy, muéstralo. –ella puso todo mi cabello a un lado de mi hombro peinándolo como si fuera una madre peinando a su hija. Tuve un sentimiento muy raro, ella desbordaba cariño y eso… ya no me molestaba tanto– ¡Perfecta! –sonrió satisfecha y tomó mi mano– ahora vamos que los chicos nos esperan.
---
Ahí estaba yo dos horas después deseando que esa ridícula y cursi película de amor terminara… miré a mi derecha y Jin estaba a punto de comerse a Avril, baje mi cabeza sonriendo ligeramente y volví a meter mi mano en el enorme bote de palomitas encontrándome con la mano de Jimin. Había escuchado a Jin llamarlo Jimin así que me aseguré de no olvidar su nombre. Reverencié ligeramente mi cabeza y me dispuse a quitar mi mano, pero él la tomo y se ayudó de su otra mano para retirar del medio el bote de palomitas con una dulce sonrisa que hacía que sus ojos se achinaran aún más y sus regordetes mofletes subieran, debo reconocerlo; Jimin era la combinación perfecta entre sexy y tierno, si tan solo fuera un poquito mejor para las matemáticas…
Saliendo de mis pensamientos me encontré con Jimin ladeando ligeramente su cabeza y acercándose a mí.
–Disculpa, tengo que ir al baño –Me levante de inmediato y salí de la sala de cine. No quería ser besada por ese perfecto, alto, sonriente, dulce y caballeroso hombre… –Estúpida.
Me miré al espejo negando con mi cabeza en desaprobación por la tonta acción que había cometido, si bien Jimin no me atraía con locura tampoco es que me desagradara. Solo era algo nuevo o, mejor dicho, un tipo de chico muy diferente del que estaba acostumbrada a besar.
Entre en una cabina del baño para ocuparme de mis necesidades biológicas y salí, lavé mis manos y me aseguré de acomodar mi cabello como Avril me había enseñado, saqué del bolsillo de mi pantalón el labial que me había regalado la rubia previamente y lo apliqué en mis labios.
Tras no pensarlo mucho decidí que quizá besar a Jimin sería un paso necesario y nada sacrificado para continuar con mi “nueva vida” en la universidad.
Le sonreí a mi reflejo decidida de lo que iba a hacer y me giré, camine hacia la salida del baño y ¡Zaz! Otro impacto con alguien, ¡En el mismo día!
Levante mi mirada molesta y un escalofrió recorrió mi cuerpo, ¿Estaba teniendo lo que llaman “dejavu”?
 Aquellos ojos grandes me miraban con molestia bajo un ceño fruncido, el olor a cigarrillo y licor inundó mi olfato, era él mismo sujeto del callejón, pero… ¡¿Qué hacía entrando al baño de mujeres?!


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