Te extrañé.
–Me
siento como en esa película de Julia Roberts –mencionó ______ al ver a su madre
salir del vestidor.
–¿Pretty
Woman? –cuestionó Alice saliendo del otro vestidor.
–Si,
esa. Con todo este desfile de ropa.
–Pero
sin un galán que nos compre todo lo que nos probamos –comentó Eli mirando su
atuendo al espejo.
–Tú
también deberías probarte ropa –dijo Alice.
–Tal
vez en la próxima tienda, nada aquí es de mi gusto –rio.
–Bien
–Eli analizaba todo su vestuario–, creo que compraré este y los dos anteriores.
–Si
y yo este no, pero si los diez anteriores –rio Alice.
–¿Alice
te has sacado la lotería y no me has dicho? –cuestionó ______ entre risas.
–Lo
pagaré a plazos –explicó Alice sonriendo despistada.
–Oh,
que tal ese rojo de allá –Eli señaló un vestido.
–No
no mamá, ya te has probado demasiados vestidos. Además, ya es tarde y tengo
hambre.
–De
acuerdo niña berrinchosa –regañó Eli rodeando sus ojos–. Compraré estos y vamos
a comer.
–Si
y después a la sauna –agregó Alice tomando todos los vestidos de su probador.
Después
de pagar, las tres salieron del centro comercial con muchas bolsas en las manos,
habían paseado por diversas tiendas todo el día tan contentas dieron las cinco
de la tarde y aún no habían comido, se dirigieron a un restaurante y horas
después a un sauna como era el deseo de Eli.
Los
siguientes día Alice se convirtió en una guía turística llevando a ______ y su
madre por cada lugar que ella como extranjera consideraba impresionante y
necesario de visitar.
El
tiempo pasó tan rápido que pronto llegó el día en el que Eli debía regresar a
su país. Un viernes por la madrugada y ______ lloraba abrazando a su madre en
el aeropuerto, después de haber compartido con ella tantos buenos momentos, le
era un poco difícil dejarla ir, pero era lo necesario. Eli secó las lágrimas de
su hija y le brindó una radiante sonrisa sin olvidar darle unos cuantos
consejos además de recordarle lo orgullosa que estaba y finalmente se marchó.
_______
regresó a su apartamento melancólica y le escribió a Alice contándole lo
difícil que había sido despedir a su madre. Ahora tendría que continuar con su
vida sola en Corea y la primera cosa por hacer esa mañana era ir a la academia.
Después de la práctica se dirigió con Alice hasta la salida.
–¿Qué
te pasa? –cuestionó Alice.
–¿Qué?
Nada –______ sonrió–. Es solo que tengo unos movimientos en mente que quiero
agregar a mi coreografía y no quiero olvidarlos, trato de memorizarlos.
–¿Como
vas a memorizarlos con solo imaginarlos? tienes que bailar.
–Lo
sé –_____ hizo una mueca–. Quería quedarme también en el segundo horario, pero
me dijeron que hoy no habrá clases en la tarde.
–Es
cierto, uno de los profesores cumple años e irán a festejarlo.
–Si,
escuché eso también.
–Puedes
pedirle a la supervisora una sala de práctica.
–¿Eso
se puede hacer?
–Claro,
algunas personas practican hasta en las noches.
–Perfecto,
iré a la oficina.
–Suerte
–Alice sonrió.
–Nos
vemos mañana.
–Bye.
______
fue a la oficina de la supervisora y afortunadamente la autorizaron para usar
una sala de práctica, ella se sentía tan contenta al poder practicar sin que
nadie la viera o interrumpiera, dejó su mochila en el piso junto a la puerta y
tomó su teléfono para poner el reproductor de música, de pronto un mensaje
llegó.
-Mensajes-
–Preciosa♥
¿Porque no me has escrito? ;(
Pero
te escribí hace dos horas jajjaja
Si y ya te extraño
Lo
lamento preciosa, estuve algo ocupado
Ya, claro
¿Enfadada?
Ujum :c
Ya
veo… ¿qué debo hacer para que mi niña hermosa no este enfadada?
No estoy enfadada, es solo que te extraño
¿Dónde
estás, linda?
En la academia
¿Aún?
Si, practico un poco más
¿Hasta
qué hora te quedaras ahí? Ve a casa y descansa
Solo me quedaré un par de horas más
Está
bien, preciosa, después te escribo, ahora saldré por un momento
Bueno ;( ;( ;(
Te
escribo luego ♥
-Fin de los mensajes-
______
puso música y se situó al centro de la sala para continuar con su práctica,
pasada una hora, de pronto la luz de la sala de práctica se apagó dejando el
lugar a oscuras.
–¡Aún
hay alguien aquí! –gritó ella molesta suponiendo que el personal de
mantenimiento apagaría las luces de todo el lugar ya que no habría alumnos en
ese horario. No tuvo más remedio que tomar su mochila y usar el flash de su
teléfono para iluminar su camino hasta la recepción donde había máquinas
expendedoras de barritas energéticas y se dirigió a una de ellas hurgando en el
bolsillo pequeño de su mochila en busca de unas monedas, con el flash observó las
opciones en la maquina y metió una moneda tras otra pero la última moneda se le
resbaló y cayó al piso, ella iluminó con su teléfono para buscar la moneda y
cuando la vio sonrió, caminó hacia la moneda completamente enfocada solo en eso
y cuando estiró su mano para tomarla un zapato la pisó impidiéndoselo. Alarmada
se repuso y apuntó el flash hacia la persona que acababa de pisar su
moneda.
–¿Qué…haces
aquí?
–Me
dejarás ciego –mencionó Loco interponiendo su mano.
–¿Qu-que
haces aquí…? –repitió ella confundida.
–¿Qué
haces aquí? ¿Eso es lo primero que me dirás?
–Es
que… ¿No dijiste que llegarías el lunes?
–¿Debería
regresarme? –él hizo un mohín.
–¡No
no! –ella sonrió y se abalanzó hacia él–. Me has sorprendido tanto que por un
momento no supe que pensar.
–Esto
está mejor –él la abrazó también.
–¿Porque
no me dijiste que ya estabas aquí? –cuestionó ella al separarse.
–¿Te
sorprendí?
–Si,
mucho.
–Esa
era mi intención –él extendió su mano–. ¿Nos vamos?
–Si…
espera –empujó suavemente–, mi moneda.
–¿Qué
pasa con la moneda…? –él sonrió al ver a su novia recoger la tan apreciada
moneda.
–Iba
a sacar algo para comer de la máquina.
–¿Porque
se han apagado las luces?
–Cancelaron
el segundo horario de prácticas –explicó ella mientras sacaba su deseada
barrita energética–, supongo que alguien las apagó pensando que ya no había
nadie aquí.
–¿Qué
es eso? –cuestionó mirando lo que ella acababa de sacar de la máquina.
–Una
barrita energética
–¿Ya
has cenado?
–Estaba
por hacerlo –ella mostró la barrita.
–¿Qué?
Eso no es comida de verdad. Vamos, te compraré algo.
–Está
bien, solo comeré esto.
–Debes
alimentarte bien –la tomó de la mano mientras con la otra usaba el flash de su
teléfono para iluminar el camino.
–Pero
no tengo tanta hambre…
–Hace
frío –dijo él al llegar a la puerta–. Ponte tu abrigo, solo llevas un suéter
delgado, ¿Quieres atrapar un resfriado?
–Es
que aún tengo calor por la práctica.
–Tú
eres la razón por la que llevo una bufanda como esta.
Loco
se quitó la bufanda y la enrosco alrededor del cuello de su novia abrigándola y
juntos caminaron a prisa hacia el auto que él había estacionado a un par de
metros de la puerta de la academia.
–Vaya,
sí que hace frío –tiritó ella al subir al auto.
–La
temperatura ya está bajando más cada día, menos mal estoy aquí para darte calor
–él guiñó un ojo coquetamente.
–Si,
menos mal –respondió ella entre risitas.
Después
de comprar comida en un restaurante de paso, se dirigieron hacia el
departamento de ______.
–Decoraste
muy bien tu departamento –musitó Loco al ver un pequeño árbol de navidad en la
sala.
–Fue
un capricho de mi madre.
–Me
gusta y también ese sofá nuevo.
–Nos
sentamos para comer en el mesón, o…
–No,
aquí en el sofá está bien. Traje algo para ver una película –él dejó la bolsa
de papel sobre la pequeña mesa de centro frente al sofá y puso su mochila en el
sofá para buscar rápidamente.
–¿Película?
–Si.
Compré esto pensando en ti –él sacó una cajita negra.
–¿Es
un proyector?
–Oh
–él se sorprendió–. ¿Ya habías visto uno de estos?
–Si,
quería uno de esos proyectores. ¿Se conecta por bluetooth al teléfono ¿cierto?
–Si
y tengo una aplicación con películas de estreno –él dejó el proyector sobre la
mesita apuntando hacia la pared y se sentó junto a su novia en el sofá para
mostrar la pantalla de su telefono.
–¡Genial,
quería ver esa!
–¿Te
gustan las pelis de terror?
–¡Me
encantan!
–Perfecto,
entonces pondré esta.
–Apagaré
la luz.
______
se apresuró a apagar la luz y regresó al lado de su novio para ver la película
mientras comían. Al terminar la comida, Loco recogió los recipientes
metiéndolos en la bolsa de papel y se levantó para dejar la basura junto a la
puerta de salida, al regresar, él pudo ver como su novia abría mucho sus ojos
mientras recogía sus piernas sobre el sofá y lucía tensa.
–¿No
dijiste que te gustaban las películas de terror? –cuestionó él sentándose a su
lado.
–Si
me gustan, pero también me da algo de miedo –respondió ella con angustia sin
dejar de mirar la pantalla.
–¿Te
asusta, pero te gusta?
–Shh…
algo va a pasar… –ella se aferró al brazo de su novio mientras esperaba la
escena aterradora que siempre sucedía al sonar aquella música de misterio. Tal
como lo suponía, la escena la asustó tanto que dio un brinquito sin soltar el
brazo de su novio y sin quitar la mirada de la pantalla. Loco sonrió levemente
y se liberó cuidadosamente del agarre en su bazo para acercarse mas a ella y la
rodeó con su brazo por encima de los hombros.
–Eso
no me lo esperaba –suspiró ella acelerada y regresó su mirada hacia su novio–.
Espera, pausa la película.
–¿Por
qué?
–¿No
tienes frio?
–No…
¿Tú sí?
–Sí,
mira –ella puso sus manos en las mejillas de su novio.
–¡Ah!
–él se sorprendió–. ¿Por qué estás tan fría?
–Espera…
–ella se puso de pie y corrió hacia la habitación para regresar de inmediato
con una manta delgada pero abrigadora, se sentó junto a su novio cubriéndolo y
a si misma con la manta. Continuaron viendo la película, con cada escena aterradora,
ella se abrazaba a su novio y cuando la película terminó, se dio cuenta de que
estaba prácticamente sobre él y se apartó un poco bajando sus piernas
avergonzada.
–Vaya,
eres una miedosa –Loco sonrió.
–¿Qué?
¿Yo?
–Si,
tú. Casi no siento mis brazos, me apretabas con tanta fuerza, creo que sentí
tus uñas clavándose.
–No
exageres.
–No
exagero, pero… me gustó.
–Si,
estuvo muy buena la peli.
–Me
refería a que me gustó tenerte aferrada a mí.
–¿No
te dio ni un poco de miedo?
–No,
yo soy un hombre.
–Ya,
claro… pero, enserio, ¿No te sorprendió un poco? –ella entrecerró los ojos con sospecha–. A
menos que… ¿Ya viste esta película?
–No
–él negó con su cabeza sin poder ocultar una sonrisa.
–¡Ya
la habías visto!
–Si…
la vi antes.
–¡Eso
es trampa! –ella hizo un tierno mohín–. Si fuera la primera vez que la ves,
también te habrías asustado como yo ¡No es justo!
–¿Por
qué no es justo? –él no podía dejar de reír ante el reclamo.
–¡No
te rías! –ella le dio un leve golpecito en el pecho.
–¡Ah!
–él cerró los ojos fingiendo dolor, pero volvió a abrir los ojos y sonrió–. No
dolió.
–No
intentaba que doliera –ella rio–. Se me ocurre un mejor castigo.
–¿Qué?
Ella
se apresuró a poner sus manos sobre las costillas de su novio hundiendo sus
dedos y frotando para hacerle cosquillas, él rio retorciéndose desesperadamente
hasta que logró atrapar las manos de su novia, pero ella parecía no querer
detenerse así que se subió por completo sobre él tratando de liberarse del
agarre sin lograrlo ya que él era demasiado fuerte, tanto que con solo un leve
tirón la llevó sobre él.
–Estás
sobre mi –musitó él.
–Yo…
solo, solo quería hacerte cosquillas –titubeó ella con nerviosismo y trató de
separarse.
–No, no te muevas –él le soltó las manos y la abrazó por la
cintura–. Me gusta que estés tan cerca.
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