–¿Hay alguien
en casa? –cuestionó Seon Yeon al abrir la puerta de la casa con su llave–. ¿Hermano?
¿Chicos? ¿Alguien…?
Al no obtener
respuesta, ella empujó la puerta abriéndola por completo, guardó el llavero
dentro de su pequeño bolso cangurero y tomó dos bolsas plásticas de compras que
había dejado en el piso para poder abrir la puerta, regresó su mirada
ligeramente hacia mí.
–Sube con
cuidado…
–No te
preocupes –sonreí–, ya me estoy acostumbrando a estas cosas…
Me las
arreglé para controlar las muletas y subí el escalón para luego entrar en la
casa.
–Tal como me
lo esperaba… –musitó Seon Yeong mientras negaba con su cabeza y hacia una mueca
de desaprobación–. ¡Esta casa es un desastre!
–Y eso que no vio esta casa el día de la fiesta… –pensé mientras sonreía para mis adentros y la seguía
hasta la cocina–. Bueno, son hombres y están un poco locos. ¿Qué esperabas?
–En eso
tienes razón –ella rió y sacó una silla de la mesa para que yo me sentara y
ella se sentó frente a mí–, están un poco locos. Sobre todo, mi hermano. Y por
cierto… ¿Cómo se comportó contigo?
–¿Qué? –tragué
saliva con dificultad, en mi historia acerca de la fiesta omití la parte que me
involucraba con Bloo–. ¿Quién? ¿Qué…?
Ella estalló
en risas –¿Por qué te pones nerviosa de repente?
–¿Yo?
¿Nerviosa? No no… –reí incomoda.
–No me digas
que… –ella frunció su ceño y se puso seria–, el idiota de mi hermano siguió molestándote.
–No no… nada
de eso.
–¿Entonces ya
son amigos? –ella sonrió con emoción.
–Bueno…
tampoco…
–¿No te
agrada mi hermano?
–No dije eso.
Es solo que… no tuvimos tiempo para platicar.
Seon Yeon
suspiró y se puso de pie –Cielos… deseo tanto que mi hermano vuelva a ser el de
antes.
–¿A qué te
refieres?
–No es nada –ella
sonrió ligeramente, pero parecía triste–. Bueno, voy a poner esta cocina en
orden –caminó hacia el refrigerador y puso las manos en su cintura–. Aunque
temo encontrar alguna cosa extraña podrida en este refrigerador.
–Te ayudaré… –me
puse de pie y tomé una de las muletas para apoyarme.
–No no –ella
corrió hacia mí para hacer que me sentará de nuevo–. Ya te torturé bastante
llevándote de compras y trayéndote en autobús cuando apenas puedes caminar.
Además, eres mi invitada.
–Pensé que
era tu testigo.
–Sí, eso
también. Solo espero que esos tontos lleguen y empezará el juicio.
Parecía
seria, pero, por el montón de “alimento saludable” que compró para su hermano,
sé que en el fondo está muy preocupada por él.
–¿A dónde
habrán ido todos? –pregunté mientras empezaba a sacar las cosas de las bolsas
plásticas y las ponía en la mesa.
–Me pregunto
lo mismo… por cierto Danbi… ¿Qué opinas de Owen? –cuestionó con un tono de voz
algo extraño, no podía ver su expresión ya que se encontraba de espaldas
limpiando el refrigerador.
–¿Owen?
–Sí… quiero
decir. Lo conociste hace unos días…
–¿Sabes la
historia de la niña de la ceja? –deduje que ella intentaba insinuar algo al
respecto.
–¡¿Lo
recuerdas?! –corrió de nuevo hacia mí.
–Tú también
sabías que yo…
–¡Si! –no me
dejó terminar mi frase y empezó a parlotear–. Owen cuenta esa historia cada vez
que se emborracha.
–Al parecer
eso hace –reí.
–Él estaba
tan emocionado cuando encontró a esa niña en un baño de hombres… o algo así
dijo –regresó hacia el refrigerador–. Coincidentemente mi hermano te había
visto en la universidad y le dijo eso a Owen. Se puso como loco de emoción.
–¿Entonces el
que Owen apareciera en mi camino a la universidad no fue coincidencia?
–Por supuesto
que no –ella rió–. Owen le pidió el auto a mi hermano y estuvo rondando el camino
a la universidad desde las cinco de la mañana ese día. Solo sabíamos que
estudiabas en esa universidad, pero, si hubiéramos sabido que te alojabas en la
misma residencia que yo le hubiéramos evitado el trabajo de madrugar tanto a
Owen.
–Entonces él
me estaba buscando…
–Sí y me
alegra que aceptaras venir a la fiesta, si te negabas y yo insistía más hubiera
sido demasiado raro.
–Ya veo… por
eso insististe –sonreí melancólica–. Me alegra el haberme reunido de nuevo con
Owen.
–Pero… –ella
me miró–. No pareces tan contenta.
Suspiré. –Estoy
contenta, es solo que…
–¿Qué?
–Que… –suspiré–,
bueno… tengo un carácter algo complicado y me comporté grosera con Owen ayer.
–Ah… –ella
permaneció en silenció un par de segundos y luego sonrió–. No te preocupes,
Owen no es rencoroso. Solo habla con él y arregla las cosas. Ya han pasado
demasiados años separados para estar peleando ¿no lo crees?
–Tienes
razón… –suspiré.
---
Pasó una hora
y Seon Yeong había dejado la cocina reluciente, el refrigerador estaba repleto
de comida y un delicioso aroma a estofado casero invadía la casa.
De pronto
escuchamos el ruido inconfundible de la combinación entre un motor y música,
supimos que alguien había llegado y Seon Yeon se apresuró hacia la entrada de
la casa, yo permanecí sentada en mi sitio, no sabía qué hacer y debo admitir
que me sentí un poco nerviosa.
–¡¿Qué te
pasó?! –escuche chillar a Seon Yeon.
–¡Oh! Pero si
es mi dulce y preciosa hermanita –escuché una voz cómica, pero supuse que se
trataba de Bloo–. ¿Qué haces aquí?
–¡No evadas
mi pregunta!
–Ho…la… Seon
Yeon… que sorpresa –tartamudeó la inconfundible voz de Owen–. ¿Qué haces aquí?
–¡Esta
también es mi casa par de idiotas! –gracias a ese grito supe que solo dos de
todo el grupo de amigos estaban presentes–. Así que puedo estar aquí si se me
da la gana. Dime que fue lo que te pasó.
–Ey, relájate
hermanita –la sonora risa de Bloo hizo que se mue pusiera la piel de gallina–.
Esto no es nada, solo me caí.
–¡Lo ves
Danbi! Te dije que estos tontos lo negarían todo.
¡No! Ese era
mi llamado ¿Qué hago que hago que hago? ¿Por qué vine? Ay no. Vi mis muletas en
el piso y me disponía a estirarme para tomarlas, pero Seon Yeong entró en la
cocina jaloneando a su hermano por la oreja y él soltaba quejiditos pero
también reía.
–Danbi ya me
lo contó todo –explicó ella y yo me petrifique.
–No sé de qué
hablas –Bloo rió al ser soltado pero la sonrisa se le borró drásticamente del
rostro al verme sentada frente a la mesa de la cocina. Bajé mi mirada.
Me reusé a
levantar mi rostro, estaba demasiado avergonzada con Owen, si levantaba mi
rostro iba a verlo y temía recibir una mirada de reproche o peor, de rechazo.
–Ella es mi
testigo así que no puedes negarlo –insistió Seon Yeong–. Siempre haces fiestas
y lo que sea que se te da la gana en esta casa, nunca le dije nada a papá y
mamá, pero esta vez te has excedido así que los voy a llamar y les diré todo.
¡Mierda! Me
he convertido en una maldita soplona.
–¿Qué es lo
que te dijo ella? –volvió a preguntar Bloo con un tono áspero en su voz, se
notaba su molestia y tuve que levantar mi rostro.
Había
predicho la mirada aniquilante que estaría sobre mí de parte de Bloo, pero Owen…
su mirada no me decía nada, estaba ahí tan solo mirándome con una expresión
vacía.
–Yo solo… –titubee–.
Solo le dije la verdad... Y ya que he cumplido mi deber como testigo será mejor
que me retire de aquí.
¿Qué
estupidez acabo de decir? ¿Mi deber como testigo? ¡Soy tan estúpida! Me incliné
hacia mi lado para tomar mis muletas del piso y las levanté para luego apoyarme
en ellas y ponerme de pie.
–¿Qué te
pasó? –Owen habló finalmente y lo miré con recelo, se dirigió rápidamente hacia
mí para poder verme completa ya que la mesa me cubría la parte baja–. Tu pie.
¿Qué te pasó? –repitió él con preocupación.
–Ah… esto… –miré
mi propio pie y fingí una sonrisa–. No es nada.
–Un enorme
trozo de vidrio se le incrustó en el talón –informó Seon Yeong ya que yo misma
se lo había contado.
–¿Vidrio? ¿Cómo?
–Owen parecía bastante preocupado.
–Ella fue a
una fiesta donde un cretino intentó propasarse con ella –explicó Seon Yeong
exagerando un poco mi propia versión de lo sucedido–, y tuvo que irse de allí
descalza para escapar de ese sujeto, luego en el caminó pisó sobre un trozo de
vidrio.
–¿Eso es
cierto? –cuestionó Owen.
–Si bueno, yo
no dije que estuviera escapando de él… solo me fui de la fiesta porque estaba
aburrida.
–Ah… ¿esa es
la larga historia que no me quisiste contar en el hospital? –cuestionó Bloo.
–¿En el
hospital? –Owen regresó su mirada hacia Bloo.
–Se me olvido
decirte –Bloo sonrió despistado–, me la encontré en el hospital.
–Debiste decírmelo
–reclamó Owen enfadado.
–Bueno bueno –interrumpí–.
Esto no es acerca de mí. Seon Yeong, ¿se te olvida a que viniste?
Siento volver
a mi papel de la soplona, pero necesito desviar la atención de mí.
–¡Es cierto! –Seon
Yeong volvió a jalar la oreja de su hermano–. ¡Tonto! ¿Qué hubiera pasado si te
herían de más gravedad, o si alguien terminaba muerto? ¡¿Ah?!
–Eso no pasó
hermanita, no exageres… ahh…. Sueltameeee… Duele dueleeee…
–Lo siento –canturreó
ella en tono sarcástico sin soltar la oreja de su hermano–, ¿te duele mucho? ¡Pues
qué bueno! Espero que así dejes de beber tanto y hacer estupideces –soltó la
oreja de su hermano.
–Oye yo soy
el mayor, no me regañes –él frotaba su oreja mientras sonreía–. Mejor cuídame,
a oppa le duele el brazo –fingió una voz infantil y nasal acompañada de un
puchero–, mucho mucho.
–Tonto –Seon
Yeong miró a su hermano con una mueca–. Ve a sentarte, preparé estofado.
–Siiii, estofado~
–repitió Bloo con el mismo tono infantil en su voz y se dirigió a la mesa.
Rápidamente
Seon Yeong sirvió cuatro platos con estofado y todos comimos, la idea inicial
de acusar a Bloo con sus padres se le esfumó de la cabeza y en su lugar, mimaba
a su hermano dándole de comer en la boca como a un bebe consentido.
–¿Y cómo esta
West? –cuestionó Seon Yeon mientras limpiaba la boca de su hermano con una
servilleta.
–Él está bien
pero ahora tiene que hacer varios trámites por la denuncia contra el sujeto que
le disparó –explicó Owen–. Loopy y los demás lo están acompañando y ayudando a
hacer todo eso, yo solo venía a dejar a Bloo para que descansara y pensaba
regresar con ellos.
–Ah… –Seon
Yeong aniquiló con su mirada a Owen–. Pensabas venir y dejar abandonando a mi
hermano.
–No dije eso…
–Owen rió despistado–. Todos queremos asegurarnos de que aquel mal nacido pague
por dispararle a nuestro amigo. Bloo ya rindió su testimonio en la comisaría así
que lo traje a casa para que descanse y yo tengo que regresar con los demás.
¿Entiendes?
–Si entiendo –Seon
Yeong rodeó sus ojos–, no me hables como si fuera una tonta y date prisa
comiendo, voy contigo. Quiero ver a West.
–De acuerdo –Owen
se apresuró comiendo.
Yo también continué
comiendo mientras pensaba en como regresaría a la residencia ya que ellos
parecían algo ocupados con aquello de la denuncia y yo no quería molestarlos
pidiendo que me llevarán, además sentía que mis ojos se cerrarían en cualquier
momento, tenía tanto sueño que un bostezo se me escapó.
–Lamento
haberte hecho venir –se disculpó Seon Yeong–, debes estar muy cansada y adolorida.
–Solo estoy
un poco cansada –sonreí mientras sacaba mi teléfono del bolsillo de mi sudadera–.
Voy a llamar un uber para regresar a la residencia.
–No –Owen puso
su mano sobre mi teléfono–. ¿Quién va a cuidarte en la residencia? Yo puedo
llevarte a la casa de tu… –se mantuvo pensativo por unos segundos–. ¿Madre?
Esbocé una
sonrisa irónica –Mi madre vive en el extranjero.
–¿De verdad? –Owen
parecía sorprendido–. ¿Entonces con quien vives?
–Sola, en la
residencia.
–Me refiero a
fuera de la residencia, ¿con quién vivías antes de venir a la residencia de la
universidad?
–Vivo sola
desde los dieciocho años, pero es una larga historia que en realidad no me
apetece contar ahora –bajé mi mirada, ese es un tema que aborrezco.
–Si no nos
quieres contar está bien –Seon Yeong sonrió comprensiva.
–Entonces creo
que sería mejor si te quedas aquí –propuso Owen–, yo solo iré un momento a la
comisaría y regresaré para cuidarte.
–Eh… no creo
que eso sea necesario…
–¡Si! –agregó
Seon Yeong con entusiasmo–. Owen puede ayudarte como mi hermano me ayudó a mí.
Pero Owen no es tu hermano real así que dudo que lo dejen entrar a la
residencia como lo hacía mi hermano y es muy complicado movilizarte con
muletas, lo sé perfectamente. Entonces puedes quedarte en esta casa en mi
habitación… –regresó su mirada hacia Bloo–. ¿Aún tengo habitación verdad
hermanito?
–Claro… –murmuró
Bloo muy concentrado en llenarse la boca con el segundo plato de estofado.
–Perfecto –Seon Yeong dio dos palmaditas–,
entonces te quedarás en mi habitación y ya que el lunes tendrás que ir a clases
Owen puede llevarte a la universidad.
–Ehm… yo… –me
sentí avergonzada. De ninguna forma podía quedarme en la misma casa que Bloo.
–No se diga más
–Owen se puso de pie–. Te llevaré a la habitación de Seon Yeong.
–Pero… no
tengo ropa para cambiarme y mis medicamentos, tengo que tomarlos en… –miré la
hora en la pantalla de mi teléfono– cuatro horas.
–¿Cuatro
horas? Bien, eso nos da tiempo de ir a la comisaría y luego a la residencia –Seon
Yeong extendió su mano hacia mí–, dame la llave de tu habitación, te traeré
ropa y tus medicamentos.
–Seon Yeong…
yo no quiero molestarlos…
–Te debo un
favor bambi –mencionó Bloo sin mirarme y se puso de pie llevando su plato hasta
el lavabo–, me salvaste la vida y ahora te pagaré ese favor dejando que te
quedes en esta bonita y confortable casa.
–Si lo pones
de esa forma… –sonreí ligeramente–, acepto.
Solo acepté
porque es un trato justo; le “salve la vida” y como pago me quedaré en esta
hermosa casa un par de días mientras me recupero y bajo el cuidado de Owen.
Estoy algo cansada de arreglármelas sola, por una vez en mucho tiempo voy a
dejar que me cuiden.
Le entregue
las llaves de mi habitación en la residencia a Seon Yeong y le explique donde
estaban mis medicamentos y ropa, le agradecí por la ayuda y Owen me llevó en su
espalda hasta el segundo piso donde la habitación de Seon Yeong resultó ser la
habitación de la que vi salir a Nafla semi desnudo con su novia, pero ese es un
detalle que me reservaré.
Seon Yeong se
despidió de mí y salió de la habitación, Owen se sentó a mi lado en la cama.
–¿Necesitas
otra almohada?
–No, así está
bien. Gracias.
–Descansa –se
puso de pie–, yo iré a la comisaría y regresaré lo más rápido que pueda.
–Owen –tomé
su mano jalando ligeramente. Él volvió a sentarse junto a mí–. Discúlpame por
comportarme como una idiota.
–No tengo nada que disculpar, es mi culpa. Supongo
que fui demasiado entrometido. Es solo que sigo viéndote como si fueras esa
niña pequeña a la que extrañe por tanto tiempo, pero ya eres una mujer adulta y
sabes lo que haces. No voy a entrometerme…
–No Owen. Entrométete,
cuídame –suplique–. Desde hace mucho tiempo nadie cuidaba de mi como tu
insistes en hacerlo, siempre me las arregle sola pero ahora que has regresado a
mi vida… solo cuídame como solías hacerlo. ¿Si?
–¡Por supuesto!
–él sonrió ampliamente quitándole el drama a la situación y me abrazó–. Los
hermanos se cuidan –murmuró en mi oído–, y tú eres mi bro.
Solté un
suspiro de cansancio. –Me rindo. Está bien, soy tu bro –rodeé los ojos y
sonreí.
–¡OKAY! –Owen
se separó de mi sonriente y muy animado.
–¡Owen date
prisa! –gritó Seon Yeong desde el primer piso.
–Ahora descansa
bro. Regreso pronto –él estiró su puño hacia mí y por reflejo se lo choque como
todo un “bro”, acción que lo hizo alegrarse y finalmente se fue.
Ese tonto… insiste
en llamarme “bro”, pero está bien, no me desagrada ese apodo tanto como “bambi”
por cierto, ¿Dónde está Bloo?
Owen y Seon Yeong se ha ido y en esta casa estamos solo
Bloo y yo… los dos estamos lastimados así que dudo que intente hacer algo…
¿verdad?
Seguir leyendo
plis, continua con el fic
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