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Capítulo dieciocho.



–¿Hay alguien en casa? –cuestionó Seon Yeon al abrir la puerta de la casa con su llave–. ¿Hermano? ¿Chicos? ¿Alguien…?
Al no obtener respuesta, ella empujó la puerta abriéndola por completo, guardó el llavero dentro de su pequeño bolso cangurero y tomó dos bolsas plásticas de compras que había dejado en el piso para poder abrir la puerta, regresó su mirada ligeramente hacia mí.
–Sube con cuidado…
–No te preocupes –sonreí–, ya me estoy acostumbrando a estas cosas…
Me las arreglé para controlar las muletas y subí el escalón para luego entrar en la casa.   
–Tal como me lo esperaba… –musitó Seon Yeong mientras negaba con su cabeza y hacia una mueca de desaprobación–. ¡Esta casa es un desastre!
–Y eso que no vio esta casa el día de la fiesta… –pensé mientras sonreía para mis adentros y la seguía hasta la cocina–. Bueno, son hombres y están un poco locos. ¿Qué esperabas?
–En eso tienes razón –ella rió y sacó una silla de la mesa para que yo me sentara y ella se sentó frente a mí–, están un poco locos. Sobre todo, mi hermano. Y por cierto… ¿Cómo se comportó contigo?
–¿Qué? –tragué saliva con dificultad, en mi historia acerca de la fiesta omití la parte que me involucraba con Bloo–. ¿Quién? ¿Qué…?
Ella estalló en risas –¿Por qué te pones nerviosa de repente?
–¿Yo? ¿Nerviosa? No no… –reí incomoda.
–No me digas que… –ella frunció su ceño y se puso seria–, el idiota de mi hermano siguió molestándote.
–No no… nada de eso.
–¿Entonces ya son amigos? –ella sonrió con emoción.
–Bueno… tampoco…
–¿No te agrada mi hermano?
–No dije eso. Es solo que… no tuvimos tiempo para platicar.
Seon Yeon suspiró y se puso de pie –Cielos… deseo tanto que mi hermano vuelva a ser el de antes.
–¿A qué te refieres?
–No es nada –ella sonrió ligeramente, pero parecía triste–. Bueno, voy a poner esta cocina en orden –caminó hacia el refrigerador y puso las manos en su cintura–. Aunque temo encontrar alguna cosa extraña podrida en este refrigerador.
–Te ayudaré… –me puse de pie y tomé una de las muletas para apoyarme.
–No no –ella corrió hacia mí para hacer que me sentará de nuevo–. Ya te torturé bastante llevándote de compras y trayéndote en autobús cuando apenas puedes caminar. Además, eres mi invitada.
–Pensé que era tu testigo.
–Sí, eso también. Solo espero que esos tontos lleguen y empezará el juicio.
Parecía seria, pero, por el montón de “alimento saludable” que compró para su hermano, sé que en el fondo está muy preocupada por él.
–¿A dónde habrán ido todos? –pregunté mientras empezaba a sacar las cosas de las bolsas plásticas y las ponía en la mesa.
–Me pregunto lo mismo… por cierto Danbi… ¿Qué opinas de Owen? –cuestionó con un tono de voz algo extraño, no podía ver su expresión ya que se encontraba de espaldas limpiando el refrigerador.
–¿Owen?
–Sí… quiero decir. Lo conociste hace unos días…
–¿Sabes la historia de la niña de la ceja? –deduje que ella intentaba insinuar algo al respecto.
–¡¿Lo recuerdas?! –corrió de nuevo hacia mí.
–Tú también sabías que yo…
–¡Si! –no me dejó terminar mi frase y empezó a parlotear–. Owen cuenta esa historia cada vez que se emborracha.
–Al parecer eso hace –reí.
–Él estaba tan emocionado cuando encontró a esa niña en un baño de hombres… o algo así dijo –regresó hacia el refrigerador–. Coincidentemente mi hermano te había visto en la universidad y le dijo eso a Owen. Se puso como loco de emoción.
–¿Entonces el que Owen apareciera en mi camino a la universidad no fue coincidencia?
–Por supuesto que no –ella rió–. Owen le pidió el auto a mi hermano y estuvo rondando el camino a la universidad desde las cinco de la mañana ese día. Solo sabíamos que estudiabas en esa universidad, pero, si hubiéramos sabido que te alojabas en la misma residencia que yo le hubiéramos evitado el trabajo de madrugar tanto a Owen.
–Entonces él me estaba buscando…
–Sí y me alegra que aceptaras venir a la fiesta, si te negabas y yo insistía más hubiera sido demasiado raro.   
–Ya veo… por eso insististe –sonreí melancólica–. Me alegra el haberme reunido de nuevo con Owen.
–Pero… –ella me miró–. No pareces tan contenta.
Suspiré. –Estoy contenta, es solo que…
–¿Qué?
–Que… –suspiré–, bueno… tengo un carácter algo complicado y me comporté grosera con Owen ayer.
–Ah… –ella permaneció en silenció un par de segundos y luego sonrió–. No te preocupes, Owen no es rencoroso. Solo habla con él y arregla las cosas. Ya han pasado demasiados años separados para estar peleando ¿no lo crees?
–Tienes razón… –suspiré.
---
Pasó una hora y Seon Yeong había dejado la cocina reluciente, el refrigerador estaba repleto de comida y un delicioso aroma a estofado casero invadía la casa.
De pronto escuchamos el ruido inconfundible de la combinación entre un motor y música, supimos que alguien había llegado y Seon Yeon se apresuró hacia la entrada de la casa, yo permanecí sentada en mi sitio, no sabía qué hacer y debo admitir que me sentí un poco nerviosa.
–¡¿Qué te pasó?! –escuche chillar a Seon Yeon.
–¡Oh! Pero si es mi dulce y preciosa hermanita –escuché una voz cómica, pero supuse que se trataba de Bloo–. ¿Qué haces aquí?
–¡No evadas mi pregunta!
–Ho…la… Seon Yeon… que sorpresa –tartamudeó la inconfundible voz de Owen–. ¿Qué haces aquí?
–¡Esta también es mi casa par de idiotas! –gracias a ese grito supe que solo dos de todo el grupo de amigos estaban presentes–. Así que puedo estar aquí si se me da la gana. Dime que fue lo que te pasó.
–Ey, relájate hermanita –la sonora risa de Bloo hizo que se mue pusiera la piel de gallina–. Esto no es nada, solo me caí.
–¡Lo ves Danbi! Te dije que estos tontos lo negarían todo.
¡No! Ese era mi llamado ¿Qué hago que hago que hago? ¿Por qué vine? Ay no. Vi mis muletas en el piso y me disponía a estirarme para tomarlas, pero Seon Yeong entró en la cocina jaloneando a su hermano por la oreja y él soltaba quejiditos pero también reía.
–Danbi ya me lo contó todo –explicó ella y yo me petrifique.
–No sé de qué hablas –Bloo rió al ser soltado pero la sonrisa se le borró drásticamente del rostro al verme sentada frente a la mesa de la cocina. Bajé mi mirada.
Me reusé a levantar mi rostro, estaba demasiado avergonzada con Owen, si levantaba mi rostro iba a verlo y temía recibir una mirada de reproche o peor, de rechazo.
–Ella es mi testigo así que no puedes negarlo –insistió Seon Yeong–. Siempre haces fiestas y lo que sea que se te da la gana en esta casa, nunca le dije nada a papá y mamá, pero esta vez te has excedido así que los voy a llamar y les diré todo.
¡Mierda! Me he convertido en una maldita soplona.
–¿Qué es lo que te dijo ella? –volvió a preguntar Bloo con un tono áspero en su voz, se notaba su molestia y tuve que levantar mi rostro.
Había predicho la mirada aniquilante que estaría sobre mí de parte de Bloo, pero Owen… su mirada no me decía nada, estaba ahí tan solo mirándome con una expresión vacía.
–Yo solo… –titubee–. Solo le dije la verdad... Y ya que he cumplido mi deber como testigo será mejor que me retire de aquí.
¿Qué estupidez acabo de decir? ¿Mi deber como testigo? ¡Soy tan estúpida! Me incliné hacia mi lado para tomar mis muletas del piso y las levanté para luego apoyarme en ellas y ponerme de pie.
–¿Qué te pasó? –Owen habló finalmente y lo miré con recelo, se dirigió rápidamente hacia mí para poder verme completa ya que la mesa me cubría la parte baja–. Tu pie. ¿Qué te pasó? –repitió él con preocupación.
–Ah… esto… –miré mi propio pie y fingí una sonrisa–. No es nada.
–Un enorme trozo de vidrio se le incrustó en el talón –informó Seon Yeong ya que yo misma se lo había contado.
–¿Vidrio? ¿Cómo? –Owen parecía bastante preocupado.
–Ella fue a una fiesta donde un cretino intentó propasarse con ella –explicó Seon Yeong exagerando un poco mi propia versión de lo sucedido–, y tuvo que irse de allí descalza para escapar de ese sujeto, luego en el caminó pisó sobre un trozo de vidrio.
–¿Eso es cierto? –cuestionó Owen.
–Si bueno, yo no dije que estuviera escapando de él… solo me fui de la fiesta porque estaba aburrida.
–Ah… ¿esa es la larga historia que no me quisiste contar en el hospital? –cuestionó Bloo.
–¿En el hospital? –Owen regresó su mirada hacia Bloo.
–Se me olvido decirte –Bloo sonrió despistado–, me la encontré en el hospital.
–Debiste decírmelo –reclamó Owen enfadado.
–Bueno bueno –interrumpí–. Esto no es acerca de mí. Seon Yeong, ¿se te olvida a que viniste?
Siento volver a mi papel de la soplona, pero necesito desviar la atención de mí.
–¡Es cierto! –Seon Yeong volvió a jalar la oreja de su hermano–. ¡Tonto! ¿Qué hubiera pasado si te herían de más gravedad, o si alguien terminaba muerto? ¡¿Ah?!
–Eso no pasó hermanita, no exageres… ahh…. Sueltameeee… Duele dueleeee…
–Lo siento –canturreó ella en tono sarcástico sin soltar la oreja de su hermano–, ¿te duele mucho? ¡Pues qué bueno! Espero que así dejes de beber tanto y hacer estupideces –soltó la oreja de su hermano.
–Oye yo soy el mayor, no me regañes –él frotaba su oreja mientras sonreía–. Mejor cuídame, a oppa le duele el brazo –fingió una voz infantil y nasal acompañada de un puchero–, mucho mucho.
–Tonto –Seon Yeong miró a su hermano con una mueca–. Ve a sentarte, preparé estofado.
–Siiii, estofado~ –repitió Bloo con el mismo tono infantil en su voz y se dirigió a la mesa.

Rápidamente Seon Yeong sirvió cuatro platos con estofado y todos comimos, la idea inicial de acusar a Bloo con sus padres se le esfumó de la cabeza y en su lugar, mimaba a su hermano dándole de comer en la boca como a un bebe consentido.
–¿Y cómo esta West? –cuestionó Seon Yeon mientras limpiaba la boca de su hermano con una servilleta.
–Él está bien pero ahora tiene que hacer varios trámites por la denuncia contra el sujeto que le disparó –explicó Owen–. Loopy y los demás lo están acompañando y ayudando a hacer todo eso, yo solo venía a dejar a Bloo para que descansara y pensaba regresar con ellos.
–Ah… –Seon Yeong aniquiló con su mirada a Owen–. Pensabas venir y dejar abandonando a mi hermano.
–No dije eso… –Owen rió despistado–. Todos queremos asegurarnos de que aquel mal nacido pague por dispararle a nuestro amigo. Bloo ya rindió su testimonio en la comisaría así que lo traje a casa para que descanse y yo tengo que regresar con los demás. ¿Entiendes?
–Si entiendo –Seon Yeong rodeó sus ojos–, no me hables como si fuera una tonta y date prisa comiendo, voy contigo. Quiero ver a West.
–De acuerdo –Owen se apresuró comiendo.
Yo también continué comiendo mientras pensaba en como regresaría a la residencia ya que ellos parecían algo ocupados con aquello de la denuncia y yo no quería molestarlos pidiendo que me llevarán, además sentía que mis ojos se cerrarían en cualquier momento, tenía tanto sueño que un bostezo se me escapó.
–Lamento haberte hecho venir –se disculpó Seon Yeong–, debes estar muy cansada y adolorida.
–Solo estoy un poco cansada –sonreí mientras sacaba mi teléfono del bolsillo de mi sudadera–. Voy a llamar un uber para regresar a la residencia.
–No –Owen puso su mano sobre mi teléfono–. ¿Quién va a cuidarte en la residencia? Yo puedo llevarte a la casa de tu… –se mantuvo pensativo por unos segundos–. ¿Madre?
Esbocé una sonrisa irónica –Mi madre vive en el extranjero.
–¿De verdad? –Owen parecía sorprendido–. ¿Entonces con quien vives?
–Sola, en la residencia.
–Me refiero a fuera de la residencia, ¿con quién vivías antes de venir a la residencia de la universidad?
–Vivo sola desde los dieciocho años, pero es una larga historia que en realidad no me apetece contar ahora –bajé mi mirada, ese es un tema que aborrezco.
–Si no nos quieres contar está bien –Seon Yeong sonrió comprensiva.
–Entonces creo que sería mejor si te quedas aquí –propuso Owen–, yo solo iré un momento a la comisaría y regresaré para cuidarte.
–Eh… no creo que eso sea necesario…
–¡Si! –agregó Seon Yeong con entusiasmo–. Owen puede ayudarte como mi hermano me ayudó a mí. Pero Owen no es tu hermano real así que dudo que lo dejen entrar a la residencia como lo hacía mi hermano y es muy complicado movilizarte con muletas, lo sé perfectamente. Entonces puedes quedarte en esta casa en mi habitación… –regresó su mirada hacia Bloo–. ¿Aún tengo habitación verdad hermanito?
–Claro… –murmuró Bloo muy concentrado en llenarse la boca con el segundo plato de estofado.
 –Perfecto –Seon Yeong dio dos palmaditas–, entonces te quedarás en mi habitación y ya que el lunes tendrás que ir a clases Owen puede llevarte a la universidad.
–Ehm… yo… –me sentí avergonzada. De ninguna forma podía quedarme en la misma casa que Bloo.
–No se diga más –Owen se puso de pie–. Te llevaré a la habitación de Seon Yeong.
–Pero… no tengo ropa para cambiarme y mis medicamentos, tengo que tomarlos en… –miré la hora en la pantalla de mi teléfono– cuatro horas.
–¿Cuatro horas? Bien, eso nos da tiempo de ir a la comisaría y luego a la residencia –Seon Yeong extendió su mano hacia mí–, dame la llave de tu habitación, te traeré ropa y tus medicamentos.
–Seon Yeong… yo no quiero molestarlos…
–Te debo un favor bambi –mencionó Bloo sin mirarme y se puso de pie llevando su plato hasta el lavabo–, me salvaste la vida y ahora te pagaré ese favor dejando que te quedes en esta bonita y confortable casa.
–Si lo pones de esa forma… –sonreí ligeramente–, acepto.
Solo acepté porque es un trato justo; le “salve la vida” y como pago me quedaré en esta hermosa casa un par de días mientras me recupero y bajo el cuidado de Owen. Estoy algo cansada de arreglármelas sola, por una vez en mucho tiempo voy a dejar que me cuiden.
Le entregue las llaves de mi habitación en la residencia a Seon Yeong y le explique donde estaban mis medicamentos y ropa, le agradecí por la ayuda y Owen me llevó en su espalda hasta el segundo piso donde la habitación de Seon Yeong resultó ser la habitación de la que vi salir a Nafla semi desnudo con su novia, pero ese es un detalle que me reservaré.
Seon Yeong se despidió de mí y salió de la habitación, Owen se sentó a mi lado en la cama.
–¿Necesitas otra almohada?
–No, así está bien. Gracias.
–Descansa –se puso de pie–, yo iré a la comisaría y regresaré lo más rápido que pueda.
–Owen –tomé su mano jalando ligeramente. Él volvió a sentarse junto a mí–. Discúlpame por comportarme como una idiota.
 –No tengo nada que disculpar, es mi culpa. Supongo que fui demasiado entrometido. Es solo que sigo viéndote como si fueras esa niña pequeña a la que extrañe por tanto tiempo, pero ya eres una mujer adulta y sabes lo que haces. No voy a entrometerme…
–No Owen. Entrométete, cuídame –suplique–. Desde hace mucho tiempo nadie cuidaba de mi como tu insistes en hacerlo, siempre me las arregle sola pero ahora que has regresado a mi vida… solo cuídame como solías hacerlo. ¿Si?
–¡Por supuesto! –él sonrió ampliamente quitándole el drama a la situación y me abrazó–. Los hermanos se cuidan –murmuró en mi oído–, y tú eres mi bro.
Solté un suspiro de cansancio. –Me rindo. Está bien, soy tu bro –rodeé los ojos y sonreí.
–¡OKAY! –Owen se separó de mi sonriente y muy animado.
–¡Owen date prisa! –gritó Seon Yeong desde el primer piso.
–Ahora descansa bro. Regreso pronto –él estiró su puño hacia mí y por reflejo se lo choque como todo un “bro”, acción que lo hizo alegrarse y finalmente se fue.
Ese tonto… insiste en llamarme “bro”, pero está bien, no me desagrada ese apodo tanto como “bambi” por cierto, ¿Dónde está Bloo?
Owen y Seon Yeong se ha ido y en esta casa estamos solo Bloo y yo… los dos estamos lastimados así que dudo que intente hacer algo… ¿verdad?


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