Analice a fondo el árbol que estaba entre mi ventana y la ventana de ChaeRi, era lo suficientemente fuerte como para aguantar el peso de varias personas, lo difícil era llegar a la rama más gruesa, había una distancia de almenos medio metro hasta la rama más gruesa, vi la ventana de ChaeRi y una rama muy robusta y fuerte pasaba por su ventana como invitándome a pasar, era una locura y yo estaba loco en ese instante.
Abrí la ventana y apoye mis pies en el borde, sujetándome como un gato asustado al marco de mi ventana tratando alcanzar la rama del árbol, no nunca fui de esos niños traviesos que se suben a los árboles y a mis 30 años estaba tratando de subirme a uno, me di cuenta ya cuando estaba abrazado al tronco del árbol, había logrado trepar pero ya no podía moverme, mire hacia abajo y estaba completamente atemorizado, respire profundo y cerré mis ojos por un momento para calmarme, tome valor y me equilibre y camine sobre la rama robusta que me daría al entrada a la habitación de ChaeRi, sentí que mi alma volvía a mi cuerpo cuando pude sujetarme del marco de la ventana de ChaeRi y empecé a dar golpecitos con los nudillos de mis dedos, ella podría ignorarme pero se llevaría en la conciencia que me dejo caer de ese árbol y mato al grandioso Gray.
“¡Maldición ChaeRi!” decía en voz baja y estaba sudando tanto no se si por el calor o por los nervios de estar a tal altura, puse mi mano en la ventana y la deslice, para mi sorpresa la ventana se abrió, no le había puesto el seguro, “¡Genial!” dije aliviado y abrí por completo la ventana, metí mi cabeza primero y vi su perfecta silueta de espaldas recostada en su cama, estaba en ropa interior, me sorprendí un poco y pensé en retirarme, bueno la conozco desde siempre y la vi mil de veces en traje de baño pero esta vez era completamente diferente, saque mi cabeza y escuche crujir la rama, me asuste y en un dos por tres ya me había metido por la ventana a la habitación de mi cerecita.
Ella no se movió creí que se había dormido, me quede un momento mirándola pero no porque yo sea un pervertido, no mal entiendan, me quede mirándola porque estaba tan preciosa, su figura se había convertido en algo espectacular, era una mujer tan sexy y yo soy un hombre, admito que me dominaron las hormonas, sentí mi cuerpo calentarse y mi corazón latía a mil, seguro se asustaría al verme ahí de pie frente a ella pero necesitaba verla y aclarar lo que sentimos, porque estoy seguro que ella siente lo mismo que yo.
No controlaba mi cuerpo, me había arrodillado junto a su cama y toque su cabeza acariciándola de repente ella se giró asustada y me miro con sus preciosos ojos, se sentó bruscamente en su cama y quito unos audífonos de sus oídos.
-Narra ChaeRi-
Sentí que me tocaron la cabeza y al girarme me encontré con el rostro de SungHwa, me asuste tanto y me senté atemorizada, ¿Qué diablos estaba haciendo él en mi habitación? Quise gritarle pero las palabras no salían de mi boca por el shock, él me dijo que me callara cubriendo mi boca con su mano, era como un ladrón o algo parecido entrando a la madrugada a mi habitación.
• Lamento haber entrado así pero tú no respondías -dijo mientras aún tenía su mano en mi boca- no grites porque los tíos podrían despertar
• -Asentí con la cabeza y el me soltó- Mis padres no son tus tíos, imbécil
• Shh… -insistió en que hiciera silencio-
• ¿Cómo entraste?
• Por la ventana -señalo y pude ver mi ventana abierta-
• Ahora eres un ladrón o…
Me acababa de dar cuenta que yo no llevaba puesto casi nada y me altere, tome mi almohada para cubrirme, Maldición, la blusa que llevaba era muy vieja y la tela estaba desgastada estoy segura que podía ver a través de ella mis pechos
• Q-que-que… co-como te atreves a entrar así a mi habitación -me cubría con la almohada y sentí la vergüenza teñir de rojo mi rostro, me quemaban las mejillas-
• Lo lamento, te llame miles de veces, tire piedritas a tu ventana, me ignoraste a toda costa
• Pues no se te ocurrió que quizá es porque no quiero hablar contigo -estábamos susurrando-
• Lo sé pero es que no puedo esperar, no encuentro otro momento para hablar contigo, cuando te veo siempre estas con ese idiota
• ¡Se llama JungMin! -le dije aun en susurros pero molesta-
• No me importa como se llame, es un idiota
• Tú no sabes nada de él, no te atrevas a decirle… -me cubrió la boca de nuevo-
• No lo defiendas, no lo soporto -se acercaba más a mí-
• -Le quite su mano de mi boca- ¡Aléjate de mí! ¡Vete!
• No me iré hasta que hablemos
• Eres un idiota, estoy en ropa interior, ¡Que es lo que quieres! -Pude verlo contener una sonrisa-
• Vístete entonces, no veré nada -cerro sus ojos-
Le puse la almohada en le cara y le dije que la sostenga y no se atreva a mirarme, camine hasta mi cajón y saque mi pijama sin quitarle la mirada de encima para comprobar que no me viera, me puse a prisa mi camiseta grande de pijama y el short de la misma delgada tela.
• Ya -le dije para que supiera que ya me había vestido-
• Ven -palmeo la cama junto a donde él estaba sentado-
• -Me senté y le arrebate la almohada para cubrir mi pecho- Habla de prisa y vete
• Porque te cubres -se reía-
• ¿Qué? Ya viste todo ¿No? -le pregunte con mi mirada asesina-
• Bueno… -su sonrisa se borró y se puso bastante serio, note que se sonrojo un poco- no… no era mi intención, cuando te asomaste a la ventana te vi en esa pijama de ositos…
• ¡No son ositos!
• ¿Entonces qué son? -jalo la almohada queriendo ver mi pijama-
• ¡Que te importa! -me aferre a la almohada-
• Bueno, pero yo pensé que estarías durmiendo con pijama…
• Bueno ya, habla, que es tan urgente como para irrumpir así en mi habitación -apreté los dientes y le dije- idiota
• ¿Qué?
• Nada
• ChaeRi en la oficina…
• -Lo interrumpí- Ah es eso. Dije todo lo que debía decir, no ha más que hablar
• ¡Si hay más! -se metió la mano al bolsillo- Porque me mentiste, dijiste que no habías encontrado mi nota, rompiste los papeles en el baño ¡verdad!
• Donde encontraste eso… -mire sorprendida, creí que mande todos los pedacitos de las notas por el inodoro-
• ¡Dime! Porque lo rompiste. No, ¡Dime porque fingiste que no sabías de ese mensaje que te deje! -me tomo de los hombros y vi desesperación en su mirada-
• ¡Suéltame!
• ¡Respóndeme!
• Cállate idiota, se despertaran mis padres -le dije quitándole sus manos de mis hombros- acababa de encontrar esos papeles
• ¿Qué?
• Como lo oyes, apenas ayer encontré eso, se había caído detrás de la cama
• Espera… después de tantos años… ¡Es imposible! No mientas
• Porque habría de mentir ¡Imbécil! Después de esa noche mi vida se arruino, si tan solo hubiera sabido que nada paso entre nosotros no habría desperdiciado mi vida.
• ¿Nada? Para ti fue “nada” -sonrió de lado de la comisura de su boca irónicamente- Esa noche te dije lo mucho que me gustas, dijiste que sentías lo mismo, estuvimos a punto de… -resoplo molesto-
• A punto de que te acostaras con una borracha, bueno, si lo hubieras hecho no habría cambiado nada, eso es lo que te gusta ¿no?
• ¿Qué? -me miro incrédulo- ¿Eso es lo que piensas de mí?
• Que más podría pensar, te conozco de toda la vida, bueno eso creí hasta que empecé a ver la verdad sobre ti, eres guapo… -lo mire- Si lo eres, siempre lo fuiste y tenías a las chicas detrás de ti y te encantaba andar con una y con otra -solté una risa cínica- y querías incluirme en la lista de tus conquistas
• No es cierto ChaeRi
• ¡Hay por favor SungHwa! Eres un mujeriego desde siempre, almenos a mi sácame de la lista ¿quieres? -me levante y me cruce de brazos-
• ¿Qué? -parecía muy sorprendido por lo que le dije-
• Yo… ChaeRi… -me miró fijamente- está bien, lo admito, he estado con unas cuantas chicas
• -me reí- ¿Cuántas? Muchas diría yo
• ¡Bien! ¡Con muchas! Pero ese no es el punto
• Entonces cual es el punto -sonría cínicamente-
• No me trates de esa forma cherry, que cualquier mujer me diga mujeriego o me insulte me importa un pepino, pero que tú me lo digas realmente me duele.
• Jaja por favor SungHwa, no me hagas reír, estas bien orgulloso de ser tan popular con las chicas, tú mismo lo dijiste
• ¿Yo? ¿Cuándo dije eso?
• En un programa… -¡Maldición! Acababa de confesar, lo seguí mucho en programas y entrevistas-
• ¿Programa? Espera, tu… -sonrió victorioso- ¿veías mis entrevistas?
• No, yo, yo… -Trague saliva, me había atrapado-
• Entonces estabas pendiente de mi ¿cierto? -sonrió pero enseguida se puso muy serio- ¡Entonces porque no me contactaste!
• Porque habría de hacerlo, ahora eres famoso, disfrutas de tu vida de famoso -sonreí- si cuando no eras famoso estabas “tan ocupado” –lo dije irónicamente- como para contactarme después de dejarme desnuda en mi cama, después estarías aún más ocupado.
• ¿Que yo te deje desnuda? Si fuiste tú quien se quitó todo
• ¡¿Qué?! -casi grite-
• ¡Shh! ¡Ja! No lo puedo creer, de verdad no recuerdas nada de esa noche
• ¡Pues no! Y mejor así
• Yo te lo recordare -se me acerco y di pasos atrás hasta quedar contra la pared-
• Aléjate -cruce mis brazos cubriendo mis pechos, ¿Por qué rayos tuve que quitarme el brasier?-
• Veras cerecita, aquella noche dijiste que yo te gustaba mucho, no, espera, dijiste… como era… ¡Ah! “Oppa~ me gustas mucho mucho muuuucho~” –imito mi tono de voz- y te colgaste de mi cuello para besarme, te dije que estabas demasiado borracha y quise irme pero tú te aferraste a mi diciéndome que durmiera contigo
• ¡¿Qué?! -pequeñas imágenes como congeladas de aquella noche venían a mi mente-
• En ese entonces yo era tan joven cerecita, tenía las hormonas multiplicadas por mil, tú eras preciosa y me besaste tan…
SungHwa se mordió el labio inferior mientras se acercaba a mi rostro mirando mis labios, aprete mis labios y gire la cabeza para evitarlo y quise salir de ahí pero él puso su mano contra la pared, estaba arrinconada y mi corazón empezó a latir tan fuerte que quizá SungHwa podía escucharlo.
• ¿No te acuerdas de nada? ¿Ni un poquito? -continúo él preguntándome-
• Dije que no recuerdo, quítate -lo empuje con mis manos pero el solo se pegaba más a mi cuerpo-
• Entonces… debería hacer que recuerdes de alguna forma –lo vi mojar delicadamente sus labios con su lengua-
• Si no te apartas gritare para que mi papá venga
• Cerecita~ y como explicaras el haber metido un hombre en tu habitación ¿He? -levanto su ceja y sonrió-
• Yo no te metí aquí imbécil -debí haber gritado pero continuaba susurrando-
• Dijiste que era el único hombre en el que pesabas, que deseabas tanto probar de nuevo mis labios
• Yo no pude haber dicho eso, tenía 18 -seguíamos hablando tan de cerca-
• Lo sé, tenías 18 pero parecías tan apasionada esa noche, aún recuerdo tus caricias, como besabas mi cuello, como te subiste sobre mí…
• Ok, detente. Lo que estás diciendo es mentira, yo no pude haber hecho eso, dijiste que nada paso
• Bueno, quizá mentí –me sonrió-
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