El beso.
–¡No
le creas, hyung! –advirtió Loco.
–Callate
–pidió ella tapándole la boca a Loco.
–¿Le
ganaste a Loco? ¿Por eso estas tan confiada? –SamD carcajeó–. Loco es muy malo
jugando.
–¿Enserio?
–cuestionó ella soltando a Loco.
–Si,
siempre pierde –agregó Chacha al entrar.
–Oh
–ella se puso seria.
–Pero
yo nunca rechazo un desafío, así que. ¡A jugar! –exclamó SamD sonriente.
–Está
bien –ella sonrió.
–¿Qué
apostaremos? –canturreó SamD tomando el mando y sentándose en el sofá.
–No
apuesten la limpieza de los baños –pidió Chacha asqueado–. Cuando apostamos
eso, estuve un mes limpiándolos.
–Recuerdo
eso –rio Loco.
–¿Un
deseo? –sugirió ella.
–Está
bien, un deseo no es nada –respondió SamD.
Loco
y Chacha se sentaron para observar la reñida batalla entre ______ y SamD, él
era mucho mejor que Loco jugando, pero no lo suficiente como para ganarle a
ella. Tras cinco peleas victoriosa, ella dejó el mando sobre la mesita y se
puso de pie.
–Ya
se ha hecho tarde y tengo que trabajar –dijo sonriente.
–No
trabajes hoy –sugirió SamD–. No hay nadie más aquí, te doy el día libre y
jugamos un poco más.
–Bueno…
es que ya me he aburrido un poco de ganar –sonrió levantando su ceja.
–Y
alardeas –sonrió SamD–. Bien lo acepto, eres la mejor –dejó su mando sobre la
mesa y miró a Loco–. ¿A qué hora vendrá JaeBeom?
–No
creo que regrese hoy –respondió Loco–. Planea sacar el video mañana.
–Ya
veo… Entonces, todos pueden irse a casa.
–¿Yo
también?
–Ya
te he dado el día libre, pequeña.
–Gracias
oppa –ella sonrió–. Pero… eso no cuenta como el deseo ¿ok?
–Hey
–chasqueó su lengua–… me atrapaste, iba a decir q tu deseo cumplido sería tener
el día libre –rio.
–Ese
no es mi deseo. Pensaré en que quiero y te lo digo después, oppa.
–Esta
niña es muy lista –asintió SamD caminando hacia la puerta donde Chacha lo
esperaba–. Nos vemos mañana, niños.
Loco
y ______ se despidieron y también salieron del edificio para dirigirse al estacionamiento
ya que Loco había ofrecido llevarla.
–Oppa,
me divertí mucho hoy –dijo ella mientras abrochaba su cinturón.
–Me
alegra que así fuera –él sonrió y puso en marcha el auto.
–Estaba
algo desanimada, pero gracias a ti, ya estoy muy contenta.
–¿Desanimada?
¿Qué te sucede?
–Problemas
con mi madre –suspiró ella.
–Mi
madre me llama todos los días, es un poco abrumador a veces. Es un poco sobreprotectora
–regresó brevemente su mirada–. Me sorprendió saber que tu madre te enviara tan
fácilmente aquí con DongYul.
–No
fue tan fácil convencerla, pero accedió.
–Imagino
que te extraña mucho.
–Si
que me extraña –suspiró.
–Pero
–regresó su mirada una vez más–. Suenas triste.
–Lo
estoy… un poco.
–¿También
la extrañas? –cuestionó y detuvo el auto al llegar.
–Es
una larguísima historia, oppa.
–Y
el trayecto de la oficina a tu departamento demasiado corto –rio él.
–Otro
día te cuento, gracias por traerme –ella bajó del auto y sonrió antes de cerrar
la puerta–. Ve con cuidado –dijo agitando su mano y se volteó para caminar hacia
el edificio.
Loco
se quedó mirándola hasta que entró y arrancó el auto, una cuadra mas adelante,
se detuvo ante la luz roja de un semáforo y entonces un zumbido le llamó la atención,
regresó su mirada y pudo ver el teléfono de ______ en el asiento. Él regresó
para devolverle el teléfono y como no podía llamarla para que saliera, tuvo que
subir hasta el apartamento, tocó la puerta y esperó a que ella abriera.
–¿Oppa?
–cuestionó ella sorprendida al verlo.
–¿Esto
es tuyo? –cuestionó él mostrando el teléfono.
–¡Ah! ¿Se me cayó? –tomó el teléfono–. ¿Dónde tengo
la cabeza? –sonrió–. Gracias.
–¿Me
das un poco de agua?
–Por
supuesto, pasa –se hizo a un lado para dejarlo pasar–. Aunque está un poco
desordenado…
–Está
bien, no te preocupes.
Loco
se quitó sus zapatos en la entrada y pasó, se sentó en el piso cruzando sus
piernas, pero al ver hacia el techo el ventilador que colgaba le llamó la
atención y se puso de pie.
–¿Qué
es lo que pasa con esto…?
–Ah
–regresó su mirada hacia el ventilador–. No lo enciendo porque se tambalea, eso
estaba así cuando llegue.
–¿No
le dijiste a la administradora del edificio? Esto es peligroso.
–Le
dije, pero –hizo una mueca–. No lo ha arreglado.
–Debieron
arreglar esto antes de rentar la habitación, como es posible…
–No
importa. No sé a caído en tanto tiempo –ella extendió una botella de agua hacia
él.
–No
me parece bien –él tomó la botella sin quitarle la mirada al ventilador.
–Estaba
por hacerme unos fideos instantáneos, ¿Quieres?
–Si,
pero espera. Ahora regreso.
Loco
se puso sus zapatos y salió para regresar minutos después con una especie de maletín
en mano y casi sin aliento.
–Es
increíble… que subas todas esas gradas todos los días… uff –intentó recobrar el
aliento.
–Ya
me acostumbré –respondió ella riendo–. ¿Qué es eso?
–Herramientas
–respondió mientras ponía el maletín en el piso y revisaba entre el contenido–.
Estoy seguro… que había un… aquí está.
–¿Qué
es eso?
–Un
atornillador.
Loco
se quitó la sudadera y tomó un pequeño taburete para subirse y alcanzar al
ventilador, poniéndose en las puntas de los pies ajustó el tornillo que estaba
suelto, bajó de regreso a su maletín de herramientas buscando tornillos que
pudieran servirle para poner en los demás orificios y ajustó por completo el
ventilador al techo.
–Creo
que así está mejor –murmuró él moviendo un poco el artefacto–. Aun se mueve un
poco pero ya no está colgado…
–Wow
–canturreó ella sorprendida–. Gracias.
–Para
estas cosas necesitas a un hombre, llámame cuando lo necesites.
–Si…
supongo… que.. que lo haré –ella se
ruborizó.
Loco
se arrodilló para poner de regreso el destornillador en la caja de
herramientas, ella lo miraba de soslayo mientras ponía agua caliente en los
envases de ramen instantáneo, no podía ignorar lo masculino y atrayente que se
veía él en ese momento.
–Gracias
por arreglarlo –dijo ella poniendo los envases sobre una mesita.
–No
está arreglado, faltan tornillos. Esto solo ha sido una solución provisional,
es muy peligroso ¿Cómo pudieron dejártelo así? ¿Y si te cae encima? No quiero
ni pensar en eso –frunció el ceño.
–No
me ha pasado nada –sonrió ella–. Lamento solo poder ofrecerte fideos… la
próxima vez te invitare algo delicioso.
–Es
una cita. La próxima vez tú invitas –él sonrió y abrió su envase para revolver
los fideos que ya estaban listos.
–Si…
una cita.
Ella
revolvió sus fideos bajando la mirada para evitar mostrar su rostro sonrojado,
nunca se había sentido tan nerviosa con él, pero desde hace un tiempo cada cosa
que él decía, lograba ponerla tímida y se le aceleraba el corazón. No podía comprender
que le estaba pasando y sin saber que decir se limitó a comer en silencio.
–¿Te
pasa algo? –cuestionó él.
–A
mí… no ¿Por qué?
–Estás
callada, es raro en ti.
–¿Quieres
decir que hablo mucho?
–Un
poco –sonrió.
–¡Entonces
ya no hablare! –ella hizo un mohín.
–Es
broma –sonrió y haciendo a un lado sus fideos puso los codos sobre la mesa y
posó su mentón en las palmas de las manos para mirarla fijamente–. Me gusta
cómo eres… me gustas, mucho.
Ella
tragó con dificultad y se atoró, empezó a toser. Loco preocupado se acercó rápidamente
a ella para darle palmaditas en la espalda y le ofreció agua.
–¿Estás
bien? Bebe un poco de agua.
–Si.
Solo me atraganté –bebió agua y respiró profundo.
–¿Te
atragantaste por qué dije que me gustas?
–Oppa…
–No
es la primera vez que te digo que me gustas –él ladeó un poco su rostro.
Tenerlo
tan cerca no la ayudaba con el nerviosismo, ahora un cosquilleo se esparcía por
su pecho y sentía como su corazón latía más rápido, estaba tan quieta mientras
él acercaba lentamente su rostro y al sentir sobre sus labios la cálida
respiración, cerró sus ojos.
Él
humedeció su labio inferior y finalmente la besó siendo recibido con delicadeza
y timidez, abrazó aquellos suaves labios entre los suyos y el tiempo pareció
detenerse, él quería que se detuviera para permanecer besándola, dejó cortos
besitos para terminar el beso y al separarse de ella sonrió al notar que aun no
había abierto sus ojos.
–Lo
lamento, no pude contenerme –susurró él y ella abrió sus ojos–. Hace mucho que
deseaba besarte.
–¿Quieres
agua? –dijo ella con una voz chillona debido a su nerviosismo.
–No
–negó él sin moverse de su lado.
–Yo
si –ella bebió largos bocados y cuando bajó la botella tomó un respiro–. Escucha
oppa… como dije antes… en este momento no quiero una relación con nadie, es
demasiado complicado. Lo que pasó con Jay, kiseok… es muy complicado, solo sigamos siendo amigos
como siempre ¿sí?
–Amigos
–él bajó su mirada–… Si, por supuesto.
Él
se levantó rápidamente, tomó sus cosas y salió de la habitación a pesar de que
ella le pedía que esperara.
Ella
se recostó en el piso y pataleó culpándose de haber arruinado la amistad que
tenía con Loco debido a ese beso que no podía negar: le había encantado. Cerró
sus ojos y se llevó la mano a los labios recordando lo cálido que se sintió ese
beso, Loco había sido tan dulce y delicado, nunca nadie la había besado de esa
forma, en su mente repasaba una y otra vez la sensación que le causó aquel beso
y su corazón volvía a latir aceleradamente.
A
la mañana siguiente, ______ llegó a la academia, aun sonreía al recordar a Loco,
pero la sonrisa se le borró al ver a Jay ahí. Él estaba preparándose para la
filmación del video musical con los bailarines de 1Million que había escogido.
Ella se apresuró antes de que él pudiera verla y llegó a su salón de practica
donde estaba Alice ya haciendo estiramientos.
–¡Enserio!
Pero… ¿Te gusto? –Exclamó Alice después de
que ______ le contara lo sucedido.
–Si,
me gustó.
–Mírate
–la señaló–. Hasta te sonrojas. Juraba que jamás te vería de esa forma.
–¿Como?
–Nadie
te intimida de esa forma, ni Jay y él sí que es intimidante ¿Te gusta tanto Loco?
–Claro
que me gusta Loco, me gustan todos los raperos…
–No
me refiero como una fan. Lo digo enserio, ¿Sientes maripositas cuando lo ves?
–¿Enserio
estamos teniendo esta conversación? ¿Mariposas? Eso es ficción de cuento de novela
romántica.
–No
evadas la pregunta, responde.
–Bueno…
a veces.
–¡¿A
veces?! ¿Qué se supone que significa eso?
–No
lo sé –se cubrió el rostro.
–¿Que
sentiste cuando te besó?
–Pues… fue –se mordió el labio inferior sonriendo y
suspiró–. Fue lindo, como… no lo sé. Como el primer beso ¿me entiendes? como
ese besito tierno en la primaria, que te hace emocionar, sientes que el corazón
se te quiere salir y solo tienes ganas de gritar de la emoción.
–¿Besito?
Solo un piquito –hizo pinza con sus dos manos simulando un beso– ¿Así un
choquecito y ya?
–No
no, fue… un beso largo, pero se sintió tan dulce como…
–¿Hubo
lengua?
–¡Alice!
–¡¿Qué?!
Me gustan los detalles.
–No
sentí su lengua… fue como si atrapara mis labios entre los suyos y –se cubrió
el rostro para ocultar su emoción–. ¿Porque te estoy contando esto?
–Cielo
santo ¿Estás enamorada? –cuestionó horrorizada.
–¿Qué?
–Cuando
me contaste del beso con Jay no te emocionaste así y eso que estuvieron a punto
de…
–No
lo menciones, ni me lo recuerdes.
–Te
entiendo, se lo que sientes.
–¿Qué?
Me explicas por favor.
–Sientes
algo más que atracción por Loco. Por como lo describes, hay sentimientos de por
medio. Lo de Jay fue pasión, deseo, instinto humano –se acercó y pícaramente le
susurró–. Sexo.
–Es
que Jay es tan…
–Lo
sé, es muy sensual –rio–. ¡Oye! ¿Como es que terminamos hablando de Jay?
–Tú
lo mencionaste.
–Bueno,
no tiene nada de malo. ¿Como crees que hablan ellos de las mujeres? son unos
animales salvajes que solo piensan en sexo.
Las
dos rieron hasta que otra bailarina entró al salón.
–_____
aquí estás –dijo ella–. Jay está preguntando por ti.
–¿Por mí? ¿Por qué?
Comentarios
Publicar un comentario