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–2– Mi viejo amigo.

Mi viejo amigo.

Después de darse una ducha, ______ se vistió, peinó y maquilló a prisa pero con sigilo para no despertar a su amiga Alice quien dormía plácidamente en su cama y al salir de la habitación, Loco ya estaba esperándola.

–Te ves preciosa –la alagó él reponiéndose.

–Luzco como siempre –rio ella.

–Y siempre estás preciosa.

–Que… ¿Qué te sucede? –cuestionó ella entre risitas disimulando su repentino nerviosismo.

–Nada –sonrió él–. Vamos.

–¿A dónde vamos?

–No te diré –empezó a caminar.

–¿Por qué no? dímelo. Quiero saber –suplicó siguiéndolo.

Al salir del hotel tomaron un taxi y bajaron al llegar frente al mar. El viento de otoño soplaba y ella tan solo usaba un suéter delgado así que, al verla tiritar de frío, Loco se quitó la bufanda que usaba y la puso alrededor del cuello de ella.

–No, oppa –ella se negó–. Debes cubrirte el rostro. No quiero fans locas alrededor.

–Nadie me reconocerá –insistió él acabando de acomodar la bufanda–. No soy tan popular para que alguien me reconozca.

–Por supuesto que lo eres.

–Shh –shitó él y la miró fijamente–. Solo hazle caso a oppa.

–¿Porque de repente actúas así?

–Ven –la tomó de la mano–. Tengo mucha hambre.

Él empezó a caminar llevándola de la mano en un agarre firme pero gentil hasta que llegaron a un muelle con restaurantes donde loco ordenó la comida y mientras esperaban que les sirvan platicaron. Una vez que llegó la comida, él se ocupó de servirle primero a ______ de la cacerola que les habían dejado sobre la mesa y al verla batallar con la tenaza del cangrejo la ayudó tan paciente y cuidadoso que acabó dándole de comer como si fuera una pequeña niña.

–Estuvo delicioso – sonrió ella al terminar y miró por los enormes ventanales–. Este lugar es hermoso y comer comida tan deliciosa frente al mar… agh –suspiró sonriendo sin apartar su mirada– es perfecto.

Loco aprovechó la distracción para tomarle una foto y luego admiró la pantalla de su teléfono.

–¿Qué miras, oppa? –ella extendió su cuello para mirar al teléfono.

–¿Qué? –él de inmediato bloqueó la pantalla–. ¿Qué? Ah, nada –sonrió.

–Parecías embobado –ella rio.

–¿Terminaste?

–Si. Estuvo delicioso. Muchas gracias por traerme aquí, ya se me ha quitado por completo la borrachera.

 –Me alegra que te haya gustado ¿Nos vamos?

–¿Al hotel?

–Si…

–¿Tan pronto? –ella hizo un mohín.

–Entonces –el sonrió–... ¿Qué más quieres hacer?

–¡Caminar por la playa!

–Hace mucho viento…

–Por favor –suplicó adorablemente.

–Está bien –él sonrió.

–¡Eso es!  

Loco pagó la cuenta y al salir ______ corrió hacia la orilla de la playa, volteó y lo llamó, pero él negó con su cabeza sin dar un paso. Ella no iba a quedarse con la negativa así que caminó hacia él y lo tomó de la mano llevándolo con ella hasta que llegaron a la orilla donde una ola por poco les moja los zapatos de no haber dado un paso atrás.

–Oppa, quítate los zapatos –pidió ella mientras soltaba los cordones de sus tenis.

–No… 

–Dije, ¡Que te quites los zapatos!  –insistió intentando sonar autoritaria.

–¿Por qué debería obedecerte?

–Porque si no te los quitas –ató los cordones de sus tenis uno con el otro para llevarlos en una mano dejando la otra libre para atrapar a su amigo por el brazo–… te meteré con todo y zapatos al mar.

–¿Crees que puedes moverme tan si quiera un centímetro? –cuestionó entre risas manteniéndose firme mientras ella se esforzaba por moverlo.

–Vamos –suplicó ella rindiéndose y acudiendo a una suplica adorable–. Por favor.

–Debe estar muy fría. Como para congelarse.

–Claro que no. Solo vas a mojar un poco tus pies, no te pido que entres por completo al agua.

Sin que ellos lo notaran una ola grande desembocó en la orilla alcanzándolos y mojando los zapatos de Loco, él retrocedió de inmediato, pero ya era tarde y ella reía sin parar.

–Debiste quitártelos.

Ella dio pasos atrás para mojar sus pies y pateó ligeramente para salpicar agua mientras festejaba que se le hubieran mojado los zapatos a Loco.

–Estos son mis zapatos favoritos –dijo él con una mueca de tristeza.

–Solo es agua –ella volvió a salpicar.

–Eres malvada –la acusó dando un paso hacia ella.

–¿Sí? ¿Y qué harás?

–Voy a darte una lección.

–Solo si me atrapas.

Entre risas ella empezó a correr juguetona regresando su mirada de vez en cuando mientras el la seguía sonriente.

–Vamos, atrápame.

–Si empiezo a correr te atraparé –continuó siguiéndola, pero sin correr.

–Seré más rápida.

 –Yo soy bastante rápido, no me retes.

–¡Te reto! –sacó su lengua.

–Bien. Tú lo pediste –él aceleró su paso atrapándola rápidamente y la levantó en brazos–. ¿Debería tirarte al agua?

–No puedes –riendo, ella se abrazó a él–. No me soltaré.

–¿Probamos? –él fingió tomar viada y ella se abrazó aún mas a él.

–¡No!

Los dos reían, pero la sonrisa de Loco se esfumó repentinamente al notar que sus rostros estaban tan cerca el uno del otro, él no pudo evitar mirar fijamente los labios de ______, ella lo notó y de pronto se sintió nerviosa, cosa que nunca le había pasado con él. Loco ladeó ligeramente su rostro y ella cerró sus ojos por un segundo antes de que los abriera de par en par al escuchar el tono de llamada del teléfono de Loco.  

–Yo… tengo que… responder.

–Bájame…

–Si, claro claro…

Loco la bajó con cuidado y aclaró su garganta, lo dos estaban notablemente nerviosos, pero fingieron no estarlo con una sonrisa torpe.

–Conversación telefónica–

–Si… Hyung –respondió Loco aclarando una vez mas su garganta.

–¿Dónde estás? –cuestionó Gray.

–¿Dónde estás tú? No llegaste a la habitación anoche.

–¿Qué yo no llegué? –rio–. Llegué, pero había alguien en mi cama ¿Estuviste divirtiéndote?

–No es lo que imaginas.

–Como sea –Gray carcajeó–. ¿Dónde estás?

–Salí por algo de comer.

–¡Genial! ¿Puedes traernos algo de comer?

–De acuerdo, Hyung.

–Gracias –Gray agradeció con una voz nasal y adorable antes de cortar la llamada.

-Fin de la conversación-

–¿Quién era?

–Gray Hyung. Quiere que lleve algo de comida.

–Seguro están hambrientos, démonos prisa –ella sonrió.

–Si, pero –él la agarró del brazo.

–¿Qué? –ella volvió a ponerse nerviosa.

–Tienes que ponerte los zapatos

–Ah –ella rio–. Es cierto.

–Despistada –él sonrió y se puso de cuclillas.

–¿Qu…que haces?

Él tomó los zapatos y la ayudó a ponérselos mientras ella le decía que no era necesario pero él continuó hasta que ató los cordones y se puso de pie para regalarle una sonrisa adorable que logró sonrojarla.

–Vamos –él empezó a caminar.

–Si… vamos –ella se apresuró para caminar junto a él.

Al entrar en el restaurante, Loco pidió comida para llevar y se sentaron para esperar.

–Sé que no debería preguntar esto –empezó él–. Quizá arruine la diversión, pero…

–¿Pero?

–¿Definitivamente terminaste todo con JaeBeom Hyung y KiSeok Hyung?

–Lo hice. Se los dije a los tres ¿Recuerdas? Termine con todo, aunque no empezamos nada en realidad.

–Cierto… pero, ya no te gustan ¿verdad?

–¿Porque preguntas eso?

–Porque yo –regresó su mirada hacia la señora que caminaba hacia ellos con varias bolsas plásticas en manos–. Oh, ya está nuestro pedido.

Loco se levantó a prisa para ayudar a la mujer con las bolsas, luego regresó su mirada hacia ______ y movió ligeramente su rostro hacia la puerta indicando que era momento de irse. Ella se levantó e insistió en ayudar con algunas de las bolsas plásticas mientras salían del restaurante y se dirigieron al hotel. Ninguno de los dos mencionó algo sobre su plática interrumpida y cada uno se fue a su habitación al llegar.

 

–¿Dónde estabas? –cuestionó Alice en cuanto vio a ______ entrar.

–Fui a desayunar.

–Me refiero a ayer.

–Ah, ¿Te refieres a la fiesta en la que me abandonaste?

–Eso no es cierto, bueno… no me di cuenta de que no estabas, hasta que llegamos aquí supe que te había dejado –sonrió despistada–. Llamé a Jay y le dije que te cuidara.

–¡Que! ¡¿Por qué de todos a quien pudiste llamar, lo llamaste a él?!

–Fue el primer número que apareció, sigues ¿huyendo de él?

–No es como si estuviera huyendo de él… es solo que… no quiero verlo por unos días.

–¿Entonces con quien regresaste?

–HyukWoo oppa me trajo.

–¿Quién?

–Loco.

–Ah, a veces se me olvidan sus nombres –rio–. Menos mal, él es muy amable y no tuvieron ningún inconveniente, estabas en bunas manos.

–Supongo que sí.

–¿Supones? ¿Qué sucede?

–Es que hoy, por un momento… yo… no lo sé, a lo mejor es que aun sigo un poco ebria pero, sentí que mi corazón se aceleró cuando él…

–¿Cuándo él que?

–Casi me besa.

–¡¿Qué?! ¿Te iba a besar?

–No no, a lo mejor solo son ideas mías.

–¿Te gusta Loco?

–Dije que no lo sé.

–Si te gusta ¡oh dios mío!

–No dije que me guste solo... No lo sé.

–Pues vas a tener que averiguarlo porque yo creo que harían una linda pareja.

–No digas tonterías.

–Ya lo veremos. Ahora, haz tu maleta, tenemos que ir al autobús.

–Es cierto, hay que darse prisa.  

---

Todos regresaron a Seúl y con ello la rutina volvió a ser la misma para _____, los artistas en AOMG estaban muy ocupados así que Loco y ella no se habían podido ver para una platica mas allá de un saludo, sin embargo, él se había encargado de escribirle mensajes de buenos días y buenas noches.

El domingo ______ descansaba del trabajo y las clases en la academia, pero debía ir a la universidad donde estudiaba una de las chicas de la academia quien había acordado prestarle un disco duro portátil que contenía videos de coreografías.

Siguiendo las explicaciones que le había dado la chica, se quedó en la parada de autobús y caminó hasta la universidad donde envió un mensaje avisando que ya había llegado, la chica respondió explicando que estaba en la biblioteca y allí la esperaría.

Tan pronto como entró en la biblioteca, ______ vio a la chica de la academia quien tenía varios libros sobre la mesa, pero no parecía estar estudiando, ella sonreía mientras platicaba con el chico frente a ella. _____ se aproximó hasta que la chica notó su presencia y esta saludó con su mano, jaló la silla junto a ella y palmeó el asiento sonriente invitándola a sentarse. Tan pronto como ______ se sentó, su sonrisa se borró al mirar el rostro de la compañía de su amiga.

–DongYul –musitó ella.

–______ –titubeó él tan sorprendido como ella.

–¿Ustedes se conocen? –cuestionó la chica.

–Es mi novia –respondió él–, o era mi novia… falsa.

–¿Qué? –la chica estaba confundida.

–No le hagas caso –pidió ______ poniéndose de pie–. Tengo que irme.

–Espera, ¿no querías el disco? –la chica se apresuró a buscar en su mochila.

–Si, casi lo olvido.

–Aquí está, ten.

–Gracias, te lo devolveré mañana.

–Si, no te preocupes.

______ se despidió de la chica y se disponía a salir del lugar, pero DongYul la detuvo sujetándola de la tirita que colgaba de la mochila, ella volteó molesta, jaló su mochila soltándola del agarre de DongYul y continuó caminando para salir de la biblioteca. DongYul tomó a toda prisa sus cosas y las metió en su mochila para ir detrás de ______.

–Espera, por favor –pedía él.

–No me sigas.

–Solo unos minutos.

–No tenemos nada más de que hablar DongYul.

–¿Ha pasado tanto tiempo y aun sigues enfadada? –la sujetó por el brazo.

–No estoy enfadada. Es solo que no hay nada de qué hablar, además, tengo cosas que hacer ¿Me sueltas?

–¿A dónde vas? te llevo y así platicamos.

–Tengo que ir a rescatar focas en las islas no sé cómo se llaman, ¡No puedes llevarme! –sacudió su brazo soltándose de DongYul.

DongYul carcajeó y continuó siguiéndola.

–Extrañaba tanto tu sentido del humor.

–Dije que me tengo que ir, deja de seguirme.

–Bien. Entonces rescatémoslas juntos.

–¿Qué?

–También me gustan las focas –sonrió.

Ella puso los ojos en blanco y suspiró resignándose a que no e libraría de él si no accedía a platicar.

–¿De qué quieres hablar?

–Vamos a comer, tengo mucha hambre.

–Dijiste hablar, no comer.

–Pues platicaremos durante la comida, ven –la tomó de la mano.

–Está bien, pero suéltame. Puedo caminar sola.

 

Caminaron hacia el estacionamiento donde DongYul caballerosamente abrió la puerta del auto para que ella entrara y se dirigieron a un restaurante.

–Y… ¿Que has estado haciendo? –cuestionó él una vez que se sentaron a la mesa.

–Nada… ganándome la vida. Metiéndome en la cama de viejos –lo miró fijamente.

–Así que sigues molesta… me disculpe por decirte eso, pero veo que no lo olvidas. Ha pasado tiempo, ¿no podrías perdonarme por alterarme e insultarte? Además, te fuiste… aunque te pedí que no me dejaras.

–Cómo podía quedarme si un día me dices que soy una chica fácil y no sé cuántos insultos más y luego me dices que te gusto. No podía quedarme. Tú te sentías mi dueño solo porque vivía en tu casa.

–Soy un ser humano. Me dejé llevar por la ira, no pensaba bien lo que dije y en cuanto a lo de que me gustas, no estaba bromeando, fui sincero en ese entonces y aun me gus…

–DongYul, está bien –interrumpió ella–. Como dices, ha pasado tiempo y también quiero olvidar eso. Tampoco soy una persona tan rencorosa.

–¿Entonces podemos volver a ser como éramos antes?

–No lo sé.

–Está bien, lo dejaremos al tiempo ¿sí? 

–Como sea.

–Pero cero rencores, borrón y cuenta nueva ¿De acuerdo?

–De acuerdo.















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