Ahora veras lo que yo sentí.
–Bien, ya
sabes, la rutina –respondió CJamm.
–Hyung, toma
asiento –ofreció HanByeol
–______ –dijo
SamD mirándola fijamente.
–¿La conoces?
–cuestionó Bewhy.
–Si, ella…
–Yo trabajo
en AOMG –interrumpió ella.
–¿Eres
bailarina? –cuestionó CJamm.
–Hago la limpieza
y también soy bailarina –respondió ella con una sonrisa.
–Wow, pero
eres tan bonita que podrías ser actriz –CJamm continuó con los halagos.
–¿Debería
intentarlo? –Bromeó ella.
–¿Y te gusta
el rap? –cuestionó Bewhy.
–Si, me gusta
mucho.
–Deberías
venir a nuestras fiestas –ofreció Bewhy–. Han, llévala a nuestras fiestas.
–Claro que la
llevaré –sonrió Hanbyeol y extrañamente parecía ser el único en notar que SamD
se mantenía mirando a ______ sin decir una palabra.
El MC del
evento de pronto llamó a AndUp.
–¿No estaba
yo al final? –se sorprendió él quitándose la sudadera a prisa–. ______ puedes quedarte
platicando con estos predadores –bromeó–, o venir a verme en el escenario.
–Oh, estoy
cómoda platicando con ellos –rio mientras se ponía de pie–, pero también quiero
ver tu presentación.
______ salió
de la sala de espera siguiendo a AndUp y se ubicó en la primera fila frente al
escenario para observar la presentación, ella se movió al ritmo y animó a su
amigo quien le dedicó varias sonrisas durante su intervención. Tras aquella
presentación, el MC llamó a CJamm y Bewhy que darían una presentación conjunta,
______ enloqueció al igual que el resto del público, aquellos dos raperos
estaban dando un espectáculo magnifico. Al terminar el duo, otros raperos
fueron llamados, pero a ______ parecía no llamarle demasiado la atención.
–¿Quieres
beber algo? –cuestionó HanByeol.
–Si, gracias.
–Bien, pero acompáñame
a la sala de espera, dejé mi billetera en la sudadera –sonrió despistado.
–Ok –ella
también rio y lo siguió.
La sala de
espera estaba vacía, HanByeol tomó su sudadera y ella la mochila que había dejado,
al dar la vuelta vieron a SamD entrar.
–Hyun
¿Quieres beber algo con nosotros? –ofreció Hanbyeol.
–No –respondió
SamD– ¿Han, puedes dejarnos un momento a solas?
–A solas… ¿por
qué? –Hanbyeol parecía confundido.
–No es
necesario estar a solas, dime que quieres –pidió ella.
–De acuerdo –SamD
tensó su mandíbula–. Si así lo quieres, ¡lo diré delante de él!
–¿Qué pasa
ente ustedes dos? –cuestionó finalmente Hanbyeol.
–Lo que pasa
es que _____ es mi novia.
–Oh –Hanbyeol
no pudo evitar su expresión de sorpresa–. Ahora comprendo tu reacción en la
fiesta…
–Era –aclaró
ella–. Bueno, no sé si cuente como ser su novia porque solo fue por un día.
–Nos vamos en
este momento –la tomó del brazo–. Tenemos que hablar.
–¿Hyung, acostumbras
tratar tan bruscamente a tu novia? –cuestionó Hanbyeol molesto.
–No te metas
Han, no quiero pelear contigo –advirtió SamD–. ¡Vámonos en este momento_____!
–¡Suéltame! –ella
se soltó–. ¿Quién te crees que eres para darme ordenes? ¡He salido a divertirme
con un amigo y la estaba pasando bien hasta que apareciste!
–Creo que
será mejor que la dejes tranquila –sugirió HanByeol.
–¡Pedí que no
te metieras! –gritó SamD tomando a Han por la sudadera.
–¡Está bien! –intervino
ella–. Hablaré contigo maldita sea, deja a Hanbyeol en paz.
Ella tomó
miró a Hanbyeol apenada y salió de la sala de espera, SamD volvió a colocarse
su cubrebocas y lentes de sol, ambos caminaron entre la gente, al llegar a la
puerta, él la tomó de la muñeca llevándola por el callejón sin decir una
palabra hasta que llegaron al auto.
–¡Jung KiSeok,
me tienes harta! –reclamó ella al verlo subir al auto después de que la hiciera
entrar en el asiento de copiloto–. ¡Me arruinas la diversión a donde quiera que
voy!
–Ah… ¿yo arruino
tu diversión? En primer lugar, no deberías salir con cualquiera que…
–No es
cualquiera, ¡es un amigo! Incluso tú lo conoces.
–¡¿Y porque
eres tan coqueta con todos los hombres?!
–Yo no
coqueteo. Solo soy amigable, y lo sabes. Así nos hicimos amigos tú y yo ¿acaso
no lo recuerdas?
–Conmigo es
diferente porque yo te quiero y tú me quieres.
–¡Ja! ¿Tú me
quieres? Deja que me ría.
–¿No habíamos
ya arreglado esto? ¿Acaso no me perdonaste ya?
–Te perdoné,
pero eso no significa que quiera seguir contigo. Si quieres podríamos ser
amigos ya que por lo visto siempre nos encontramos en todo lugar.
–Pensé que me
darías otra oportunidad.
–Mira –tomó
un suspiro–. Yo entiendo que en tu vida como famoso hay muchas mujeres haciendo
fila por acostarse contigo y si eso es lo que te gusta, está bien, es tu vida.
–Te dije que
ya estaba cansado de eso, que quería cambiar y…
–Pero no
cambiaste ¿Oh, sí? –lo miró fijamente.
–Eso fue… un
error.
–¿Y cuantos
errores pretendes tener?
–Comprende
que eh estado acostumbrado a ese estilo de vida por mucho tiempo y
–Bien,
comprendo, suerte con ello. Yo me voy –intentó abrir la puerta, pero él la
detuvo.
–No puedes
seguir evadiendo esto y dejando nuestras platicas a medias –jaló el cinturón
para colocárselo–. Hoy arreglamos esto.
Ella apoyó su
cabeza hacia atrás y tomó un respiro profundo intentando mantener la calma,
empezaba a odiar la forma en la que él pretendía controlarla, pero se dio
cuenta de que continuar evitándolo solo prolongaría la persecución.
Él se colocó
su cinturón y arrancó el auto para dirigirse a su casa, durante el trayecto
ella no dijo una sola palabra y se limitó a mirar el camino. Al llegar a la
casa, la puerta del garaje se abrió automáticamente e ingresaron. Tras apagar
el motor, SamD bajó y se dirigió hacia la puerta del lado de ______ ya que ella
ni si quiera se había quitado su cinturón y no parecía querer moverse, él
desabrochó el cinturón y faltó poco para que decidiera cargarla, pero antes de
eso, ella se movió y bajó el auto.
Sin decir una
palabra ella entró a la casa y se sentó en el sofá de la sala con sus brazos
cruzados, estaba furiosa. Ella siempre evitaba las confrontaciones y nunca se
enfadaba de esa forma frente a los demás, pero SamD la estaba llevando al
límite.
–¿Ahora estás
más tranquila? –cuestionó él mientras se sentaba en la mesita de centro frente
a ella–. ¿Hablemos?
–No hay más
que hablar –ella cerró sus ojos tratando de calmarse.
–Pequeña…
–¡¿Porque no
puedes dejarme tranquila?! –finalmente explotó en ira.
–Yo…
–Dije que no
quiero continuar contigo, pero tú insistes haciéndome enfurecer más. No
respetas lo que quiero, me jaloneas delante de mi amigo… ¡¿Acaso debo hacer lo
que tú quieras cuando tú quieras?!
–Cálmate y…
–¡No me calmo!
¡Antes me dolía tu engaño, pero ahora el dolor se ha convertido en ira!
–Grítame todo
lo que quieras, esperare hasta que te calmes.
–¡No! Solo
déjame. ¡Estaba divirtiéndome hasta que apareciste a recordarme lo que me
hiciste! –sus ojos se llenaron de lágrimas.
SamD se sentó
junto a ella y la abrazo, ella se resistió en un principio, pero acabó cediendo
y lloró mientras él le acariciaba la cabeza. Los ojos de SamD también se
desbordaron con lágrimas, su arrepentimiento era tan genuino como sus
sentimientos.
Pasaron unos
minutos y ella tomó bocanadas de aire tratando de calmarse, agarró la tela de
la camiseta de SamD estrujándola con fuerza.
–Eres un imbécil
–gruñó aun con su cara contra el pecho y sin soltar la tela dio golpecitos.
–Lo soy y me
arrepiento tanto de lo que hice, créeme –le acarició la cabeza y se acercó para
darle un besito.
–Esta será la
primera –ella se apartó un poco de él y se conmovió al ver las lágrimas que
también derramaba él–… y única vez que te perdone, ¿entiendes?
–Me queda muy
claro –la miró mientras secaba sus mejillas con los pulgares.
–Bien –ella
puso más distancia reponiéndose–. Ahora me voy a mi casa.
–Es de madrugada,
ya es sábado, quédate conmigo.
–Estoy
cansada –se puso de pie y cargó su mochila–. Quiero ir a casa y cambiarme.
–No quiero
separarme de ti –también se levantó y la tomó por la cintura–. Te prestaré algo
de mi ropa, ven –en un solo movimiento la levanto y cargó hasta su habitación.
Ella escogió
la camiseta mas pequeña que vio y entró al baño para cambiarse, la varilla del
bra la había estado incomodando todo el día así que se lo quitó y reemplazó su
blusa por la camiseta de SamD, también se quitó el jean apretado que llevaba
puesto y se puso sus pantaloncillos cortos de licra que usaba en las practica.
La camiseta de SamD era tan grande que la vestimenta inferior desaparecía por
completo a la vista, ella se sentía muy cómoda y salió del baño tras guardar su
ropa en la mochila.
–¿Oppa? –cuestionó
al no verlo en la habitación, dejó la mochila en el sillón junto a la cama y
bajó al primer piso–. ¿Dónde estás? –cuestionó ella.
–Por aquí –SamD
estaba de espaldas en la cocina y al girarse puso dos copas con helado sobre el
mesón.
–¡Me encanta
el helado! –exclamó ella.
–Te… gus-t-a –él
titubeó al mirarla.
–Si. No
importa si llueve o hace calor, me encanta el helado –ella se acercó sonriente.
–¿Porque me
haces esto?
–¿Hacer qué?
–Luces tan… sexy
–él tragó saliva con dificultad.
–Qu-e q-ue –ella
sonrió al notar que la mirada de él estaba en su parte baja–. Ah… no creas que
solo llevo la camiseta –levantó un poco la tela mostrando que llevaba puesto un
pequeño short.
–Aun así –él
se acercó y ladeó su rostro con intención de besarla.
–Ni lo
pienses –ella puso su mano en los labios de él–. ¡Aun no te he perdonado por
completo!
–Entonces no
me tientes –hizo un mohín mientras la tomaba por la cintura.
–¡Oh! Mira
esa mueca –lo señaló–. Eres como un bebé caprichoso.
–¿No te
conmueve? –insistió con su mohín.
–Luces
adorable pero no me conmueve –ella rio y tomó una de las copas con helado para
escabullirse hacia el sofá.
–Preciosa –dijo
él sonriendo y tomó la otra copa para seguirla–. ¿Quieres ver televisión o
escuchar música?
–Música está
bien.
–De acuerdo.
SamD puso
música a bajo volumen y se sentó junto a ella, comieron el helado y una plática
surgió sin esfuerzo, tan solo hace unos minutos los dos peleaban y lloraban,
pero ahora reían compartiendo miradas amorosas. Cuando ella terminó su helado
el tomó la copa para dejarla sobre la mesita y se acomodó junto a ella para
mirarla atento a lo que ella decía, una sonrisa leve no desaparecía de sus
labios, a él le encantaba verla hablar con tanta pasión de cualquier cosa pero
de pronto ella soltó un bostezo.
–Vamos a la
cama –propuso él.
–¡¿Qué?!
–Para dormir –él
entrecerró sus ojos–. ¿Qué estás pensando?
–Yo… nada –sonrió
algo avergonzada.
Los dos
subieron, SamD preparó la cama y acomodó las almohadas, se recostó primero extendiendo
su brazo para servirle de almohada y palmeó el lugar junto a él sonriendo.
–Ni se te
ocurra intentar algo –advirtió ella haciendo una mueca.
–No quería
decirte esto antes, pero… te ves adorable cuando haces esas muecas de enojada
–¿Si estoy
enojada como podría ser adorable? –rodeó sus ojos y se recostó.
–Lo eres
linda, lo eres –la abrazó.
–Buenas
noches –dijo ella somnolienta mientras se giraba y le daba la espalda a SamD.
–Dulces
sueños, preciosa –susurró él abrazándola.
Ella se
durmió de inmediato, pero a él le costaba conciliar el sueño teniéndola tan
cerca de espaldas con aquella curvilínea figura, no pudo evitar sus instintos;
levantó su cabeza levemente para observarla mejor, deslizo su dedo suavemente por
el hombro de ella y bajo por su cintura, cadera, muslos… de repente ella detuvo
aquella traviesa caricia que recorría su cuerpo y se giró para mirarlo.
–Si no me
hubieras traicionado, ahora mismo estaría sobre ti –susurró ella con tono seductor–.
Pero gracias a eso ahora tendrás que esperar.
–Me torturas –musitó
él con evidente excitación.
–Tal vez si –ella
sonrió y volvió a girarse.
Él sonrió
comprensivo y la abrazó obligándose a dormir.
---
La luz de la
mañana iluminó el rostro de SamD despertándolo, abrió los ojos lentamente
mientras empezaba a ser consciente de la presencia del cuerpo de ______
completamente pegado a él en un abrazo marsupial, él sonrió y se giró con mucho
cuidado para no despertarla y observarla dormir. Ella tenía cabello sobre el
rostro así que él con cuidado se lo acomodó hacia atrás sin poder resistirse a
acariciar su cabeza.
______
suspiró esbozando una sonrisa mientras abría sus ojos y estiraba su cuello
buscando los labios de su novio, depositó un besito fugaz y se acurrucó en él.
–Buenos días,
amor –susurró ella con su voz ronquecina.
–Buen día,
preciosa –la abrazó y se apartó un poco en busca de otro beso–. ¿No deberías
asustarte al ver que tienes tu pierna sobre mí?
–¿Cómo las
parejas de los dramas después de una noche loca? –ella sonrió.
–¿Saldrías
corriendo envuelta en la sabana?
–Ves
demasiados dramas.
–¿Dra-a-mas,
yo? –soltó una carcajada.
–No te hagas
el inocente –lo miró fijamente.
–Soy todo,
menos inocente, cariño –deslizó su mano por la pierna de ella hasta llegar al
trasero y lo apretó.
Ella sonrió
pícara y se remordió el labio inferior, se sujetó al cuello de él atacándolo
con un beso apasionado y hábilmente se subió sobre él sin dejar de besarlo, su
cuerpo hacía sensuales ondas frotándose sobre él siendo alentada por las
caricias apretadas que le recorrían el cuerpo.
–Dios –gimió
él separándose de los labios de ______–. ¿Decidiste levantarme el castigo?
–No hables –pidió
ella levantándole la camiseta hasta poder quitársela y volvió a besarlo.
Él buscó el
elástico del pequeño short que ella usaba y se lo bajó hasta donde la unión de
sus cuerpos se lo permitió, adentró su mano bajo la camiseta acariciándole las
caderas y recorrió hacia arriba, pero ella se separó de él, lo miró
coquetamente mientras se retiraba de encima y arrodillada a un lado se las
arregló para deshacerse de su short quedando solo en bragas, levantó lentamente
la camiseta provocándolo, pero no mostró por completo sus pechos. Él pareció
enloquecer al admirar tal escena y sonriente se apresuró a quitarse la bermuda
de tela con la que se había metido a la cama. Ella sonrió al verlo en tan solo
bóxer y la prominente erección bajo la tela.
–Ven aquí –pidió
él tomándola por la cadera regresándola a horcajadas sobre él.
Ella soltó un
sutil gemido al sentarse sobre él, tan solo la tela de la ropa interior de
ambos impedía el contacto piel a piel, pero era suficiente para excitarlos
tanto que sus respiraciones se volvieron irregulares. Él notó los pezones de
______ sobresalir en la tela de su camiseta y se sentó para rodearla con un
brazo mientras con su mano libre tocaba uno de los senos de ella y se apresuró
a pegar su boca atrapando el pezón suavemente entre sus dientes provocando q
ella gimiera y se aferrara a sus hombros para moverse sobre él haciéndole saber
que estaba disfrutando de lo que él le hacía pero ahora la tela de la camiseta
estorbaba, quería sentir su piel y ella
comprendió esa necesidad así que lo empujó suavemente hacia atrás para que se
recostara de nuevo, lo miró fijamente mientras subía su camiseta lentamente y
se la quitó. Él se apresuró a sentarse de nuevo pero ella interpuso una mano
contra el pecho de SamD obligándolo a recostarse, se cubrió el pecho con la
camiseta que aún no había soltado y sonrió.
–Eso es todo
por hoy –ella se retiró de encima.
–¿Qué? –cuestionó
él, confundido.
–Tú me
hiciste lo mismo la anterior vez –levantó su ceja en un gesto triunfal y se
dirigió al baño.
–¡No es
justo! –se levantó para seguirla, pero
ella ya había cerrado la puerta –pequeña, abre la puerta –suplicó pegado a la
puerta dando golpecitos.
–Me daré una
ducha rápida.
–Enjabonaré
tu espalda.
–Puedo sola,
gracias –rio.
–Eres tan
mala –gruñó pegando su boca a la puerta.
SamD tomó su
ropa y fue a la cocina por agua, mientras tanto ______ salía del cuarto de baño
envuelta en una toalla, tomó su mochila del sillón junto a la puerta y sacó un
cambio de ropa que solía llevar debido a las practicas de baile que la hacían
sudar demasiado y se vistió a prisa para luego tomar su estuche de maquillajes
y regresó al baño para mirarse al espejo.
–Te ves
hermosa aún sin maquillaje –dijo él mirándola desde el marco de la puerta con
sus brazos cruzados.
–Eso no es
cierto –murmuró ella y continuó colocándose mascara de pestañas.
–Lo es –él
sonrió mirándole descaradamente el trasero.
–¿Qué miras? –cuestionó
ella mirándolo a través del espejo.
–Nada –él
sonrió.
–¿Nada? –ella
se inclinó hacia adelante para resaltar aún más su trasero.
–¿Intentas
jugar conmigo? –él entró al cuarto de baño.
–No tengo
prisa –ella se giró y puso sus brazos hacia el cuello de él–. ¿No fue lo que me
dijiste?
–No uses mis
palabras en mi contra –él la rodeó por la cintura y la levantó para subirla al
mesón del baño.
–La venganza
es tan dulce –ella rio.
–¿Sabes que
es más dulce? –ladeó su rostro.
–¿Qué? –ella
ladeó su rostro hacia el lado contrario para darle acceso.
–Tus labios.
Se besaron apasionadamente y él la cargó para llevarla de regreso
a la cama donde la bajó con cuidado quedando sobre ella.
–Está vez no te me escapas –advirtió él.
–Quizá no quiera escapar más –ella sonrió.
–¿Me levantas el castigo?
–Si –susurró ella antes de jalarlo por la camiseta y lo besó.
Repentinamente sonó el timbre.
–¡Quién diablos podría ser a estas horas de la mañana! –se quejó
SamD deteniendo el beso.
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