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-8-

Ahora veras lo que yo sentí.

–Bien, ya sabes, la rutina –respondió CJamm.

–Hyung, toma asiento –ofreció HanByeol

–______ –dijo SamD mirándola fijamente.

–¿La conoces? –cuestionó Bewhy.

–Si, ella…

–Yo trabajo en AOMG –interrumpió ella.

–¿Eres bailarina? –cuestionó CJamm.

–Hago la limpieza y también soy bailarina –respondió ella con una sonrisa.

–Wow, pero eres tan bonita que podrías ser actriz –CJamm continuó con los halagos.

–¿Debería intentarlo? –Bromeó ella.

–¿Y te gusta el rap? –cuestionó Bewhy.

–Si, me gusta mucho.

–Deberías venir a nuestras fiestas –ofreció Bewhy–. Han, llévala a nuestras fiestas.

–Claro que la llevaré –sonrió Hanbyeol y extrañamente parecía ser el único en notar que SamD se mantenía mirando a ______ sin decir una palabra.

El MC del evento de pronto llamó a AndUp.

–¿No estaba yo al final? –se sorprendió él quitándose la sudadera a prisa–. ______ puedes quedarte platicando con estos predadores –bromeó–, o venir a verme en el escenario.

–Oh, estoy cómoda platicando con ellos –rio mientras se ponía de pie–, pero también quiero ver tu presentación.

______ salió de la sala de espera siguiendo a AndUp y se ubicó en la primera fila frente al escenario para observar la presentación, ella se movió al ritmo y animó a su amigo quien le dedicó varias sonrisas durante su intervención. Tras aquella presentación, el MC llamó a CJamm y Bewhy que darían una presentación conjunta, ______ enloqueció al igual que el resto del público, aquellos dos raperos estaban dando un espectáculo magnifico. Al terminar el duo, otros raperos fueron llamados, pero a ______ parecía no llamarle demasiado la atención.

–¿Quieres beber algo? –cuestionó HanByeol.

–Si, gracias.

–Bien, pero acompáñame a la sala de espera, dejé mi billetera en la sudadera –sonrió despistado.

–Ok –ella también rio y lo siguió.

La sala de espera estaba vacía, HanByeol tomó su sudadera y ella la mochila que había dejado, al dar la vuelta vieron a SamD entrar.

–Hyun ¿Quieres beber algo con nosotros? –ofreció Hanbyeol.

–No –respondió SamD– ¿Han, puedes dejarnos un momento a solas?

–A solas… ¿por qué? –Hanbyeol parecía confundido.

–No es necesario estar a solas, dime que quieres –pidió ella.

–De acuerdo –SamD tensó su mandíbula–. Si así lo quieres, ¡lo diré delante de él!

–¿Qué pasa ente ustedes dos? –cuestionó finalmente Hanbyeol.

–Lo que pasa es que _____ es mi novia.

–Oh –Hanbyeol no pudo evitar su expresión de sorpresa–. Ahora comprendo tu reacción en la fiesta…

–Era –aclaró ella–. Bueno, no sé si cuente como ser su novia porque solo fue por un día.

–Nos vamos en este momento –la tomó del brazo–. Tenemos que hablar.

–¿Hyung, acostumbras tratar tan bruscamente a tu novia? –cuestionó Hanbyeol molesto.

–No te metas Han, no quiero pelear contigo –advirtió SamD–. ¡Vámonos en este momento_____!

–¡Suéltame! –ella se soltó–. ¿Quién te crees que eres para darme ordenes? ¡He salido a divertirme con un amigo y la estaba pasando bien hasta que apareciste!

–Creo que será mejor que la dejes tranquila –sugirió HanByeol.

–¡Pedí que no te metieras! –gritó SamD tomando a Han por la sudadera.

–¡Está bien! –intervino ella–. Hablaré contigo maldita sea, deja a Hanbyeol en paz.

Ella tomó miró a Hanbyeol apenada y salió de la sala de espera, SamD volvió a colocarse su cubrebocas y lentes de sol, ambos caminaron entre la gente, al llegar a la puerta, él la tomó de la muñeca llevándola por el callejón sin decir una palabra hasta que llegaron al auto.  

–¡Jung KiSeok, me tienes harta! –reclamó ella al verlo subir al auto después de que la hiciera entrar en el asiento de copiloto–. ¡Me arruinas la diversión a donde quiera que voy!

–Ah… ¿yo arruino tu diversión? En primer lugar, no deberías salir con cualquiera que…

–No es cualquiera, ¡es un amigo! Incluso tú lo conoces.

–¡¿Y porque eres tan coqueta con todos los hombres?!

–Yo no coqueteo. Solo soy amigable, y lo sabes. Así nos hicimos amigos tú y yo ¿acaso no lo recuerdas?

–Conmigo es diferente porque yo te quiero y tú me quieres.

–¡Ja! ¿Tú me quieres? Deja que me ría.

–¿No habíamos ya arreglado esto? ¿Acaso no me perdonaste ya?

–Te perdoné, pero eso no significa que quiera seguir contigo. Si quieres podríamos ser amigos ya que por lo visto siempre nos encontramos en todo lugar.

–Pensé que me darías otra oportunidad.

–Mira –tomó un suspiro–. Yo entiendo que en tu vida como famoso hay muchas mujeres haciendo fila por acostarse contigo y si eso es lo que te gusta, está bien, es tu vida.

–Te dije que ya estaba cansado de eso, que quería cambiar y…

–Pero no cambiaste ¿Oh, sí? –lo miró fijamente.

–Eso fue… un error.

–¿Y cuantos errores pretendes tener?

–Comprende que eh estado acostumbrado a ese estilo de vida por mucho tiempo y

–Bien, comprendo, suerte con ello. Yo me voy –intentó abrir la puerta, pero él la detuvo.

–No puedes seguir evadiendo esto y dejando nuestras platicas a medias –jaló el cinturón para colocárselo–. Hoy arreglamos esto.

Ella apoyó su cabeza hacia atrás y tomó un respiro profundo intentando mantener la calma, empezaba a odiar la forma en la que él pretendía controlarla, pero se dio cuenta de que continuar evitándolo solo prolongaría la persecución.

Él se colocó su cinturón y arrancó el auto para dirigirse a su casa, durante el trayecto ella no dijo una sola palabra y se limitó a mirar el camino. Al llegar a la casa, la puerta del garaje se abrió automáticamente e ingresaron. Tras apagar el motor, SamD bajó y se dirigió hacia la puerta del lado de ______ ya que ella ni si quiera se había quitado su cinturón y no parecía querer moverse, él desabrochó el cinturón y faltó poco para que decidiera cargarla, pero antes de eso, ella se movió y bajó el auto.

Sin decir una palabra ella entró a la casa y se sentó en el sofá de la sala con sus brazos cruzados, estaba furiosa. Ella siempre evitaba las confrontaciones y nunca se enfadaba de esa forma frente a los demás, pero SamD la estaba llevando al límite.

–¿Ahora estás más tranquila? –cuestionó él mientras se sentaba en la mesita de centro frente a ella–. ¿Hablemos? 

–No hay más que hablar –ella cerró sus ojos tratando de calmarse.

–Pequeña…

–¡¿Porque no puedes dejarme tranquila?! –finalmente explotó en ira.

–Yo…

–Dije que no quiero continuar contigo, pero tú insistes haciéndome enfurecer más. No respetas lo que quiero, me jaloneas delante de mi amigo… ¡¿Acaso debo hacer lo que tú quieras cuando tú quieras?!

–Cálmate y…

–¡No me calmo! ¡Antes me dolía tu engaño, pero ahora el dolor se ha convertido en ira!

–Grítame todo lo que quieras, esperare hasta que te calmes.

–¡No! Solo déjame. ¡Estaba divirtiéndome hasta que apareciste a recordarme lo que me hiciste! –sus ojos se llenaron de lágrimas.

SamD se sentó junto a ella y la abrazo, ella se resistió en un principio, pero acabó cediendo y lloró mientras él le acariciaba la cabeza. Los ojos de SamD también se desbordaron con lágrimas, su arrepentimiento era tan genuino como sus sentimientos.  

Pasaron unos minutos y ella tomó bocanadas de aire tratando de calmarse, agarró la tela de la camiseta de SamD estrujándola con fuerza.

–Eres un imbécil –gruñó aun con su cara contra el pecho y sin soltar la tela dio golpecitos.

–Lo soy y me arrepiento tanto de lo que hice, créeme –le acarició la cabeza y se acercó para darle un besito.

–Esta será la primera –ella se apartó un poco de él y se conmovió al ver las lágrimas que también derramaba él–… y única vez que te perdone, ¿entiendes?

–Me queda muy claro –la miró mientras secaba sus mejillas con los pulgares.

–Bien –ella puso más distancia reponiéndose–. Ahora me voy a mi casa.

–Es de madrugada, ya es sábado, quédate conmigo.

–Estoy cansada –se puso de pie y cargó su mochila–. Quiero ir a casa y cambiarme.

–No quiero separarme de ti –también se levantó y la tomó por la cintura–. Te prestaré algo de mi ropa, ven –en un solo movimiento la levanto y cargó hasta su habitación.

Ella escogió la camiseta mas pequeña que vio y entró al baño para cambiarse, la varilla del bra la había estado incomodando todo el día así que se lo quitó y reemplazó su blusa por la camiseta de SamD, también se quitó el jean apretado que llevaba puesto y se puso sus pantaloncillos cortos de licra que usaba en las practica. La camiseta de SamD era tan grande que la vestimenta inferior desaparecía por completo a la vista, ella se sentía muy cómoda y salió del baño tras guardar su ropa en la mochila.

–¿Oppa? –cuestionó al no verlo en la habitación, dejó la mochila en el sillón junto a la cama y bajó al primer piso–. ¿Dónde estás? –cuestionó ella.

–Por aquí –SamD estaba de espaldas en la cocina y al girarse puso dos copas con helado sobre el mesón.

–¡Me encanta el helado! –exclamó ella.

–Te… gus-t-a –él titubeó al mirarla.

–Si. No importa si llueve o hace calor, me encanta el helado –ella se acercó sonriente.

–¿Porque me haces esto?

–¿Hacer qué?

–Luces tan… sexy –él tragó saliva con dificultad.

–Qu-e q-ue –ella sonrió al notar que la mirada de él estaba en su parte baja–. Ah… no creas que solo llevo la camiseta –levantó un poco la tela mostrando que llevaba puesto un pequeño short.

–Aun así –él se acercó y ladeó su rostro con intención de besarla.

–Ni lo pienses –ella puso su mano en los labios de él–. ¡Aun no te he perdonado por completo!

–Entonces no me tientes –hizo un mohín mientras la tomaba por la cintura.

–¡Oh! Mira esa mueca –lo señaló–. Eres como un bebé caprichoso.

–¿No te conmueve? –insistió con su mohín.

–Luces adorable pero no me conmueve –ella rio y tomó una de las copas con helado para escabullirse hacia el sofá.

–Preciosa –dijo él sonriendo y tomó la otra copa para seguirla–. ¿Quieres ver televisión o escuchar música?

–Música está bien.

–De acuerdo.

SamD puso música a bajo volumen y se sentó junto a ella, comieron el helado y una plática surgió sin esfuerzo, tan solo hace unos minutos los dos peleaban y lloraban, pero ahora reían compartiendo miradas amorosas. Cuando ella terminó su helado el tomó la copa para dejarla sobre la mesita y se acomodó junto a ella para mirarla atento a lo que ella decía, una sonrisa leve no desaparecía de sus labios, a él le encantaba verla hablar con tanta pasión de cualquier cosa pero de pronto ella soltó un bostezo. 

–Vamos a la cama –propuso él.

–¡¿Qué?!

–Para dormir –él entrecerró sus ojos–. ¿Qué estás pensando?

–Yo… nada –sonrió algo avergonzada.

Los dos subieron, SamD preparó la cama y acomodó las almohadas, se recostó primero extendiendo su brazo para servirle de almohada y palmeó el lugar junto a él sonriendo.

–Ni se te ocurra intentar algo –advirtió ella haciendo una mueca.

–No quería decirte esto antes, pero… te ves adorable cuando haces esas muecas de enojada

–¿Si estoy enojada como podría ser adorable? –rodeó sus ojos y se recostó.

–Lo eres linda, lo eres –la abrazó.

–Buenas noches –dijo ella somnolienta mientras se giraba y le daba la espalda a SamD.

–Dulces sueños, preciosa –susurró él abrazándola.

Ella se durmió de inmediato, pero a él le costaba conciliar el sueño teniéndola tan cerca de espaldas con aquella curvilínea figura, no pudo evitar sus instintos; levantó su cabeza levemente para observarla mejor, deslizo su dedo suavemente por el hombro de ella y bajo por su cintura, cadera, muslos… de repente ella detuvo aquella traviesa caricia que recorría su cuerpo y se giró para mirarlo.

–Si no me hubieras traicionado, ahora mismo estaría sobre ti –susurró ella con tono seductor–. Pero gracias a eso ahora tendrás que esperar.

–Me torturas –musitó él con evidente excitación.

–Tal vez si –ella sonrió y volvió a girarse.

Él sonrió comprensivo y la abrazó obligándose a dormir.

---

La luz de la mañana iluminó el rostro de SamD despertándolo, abrió los ojos lentamente mientras empezaba a ser consciente de la presencia del cuerpo de ______ completamente pegado a él en un abrazo marsupial, él sonrió y se giró con mucho cuidado para no despertarla y observarla dormir. Ella tenía cabello sobre el rostro así que él con cuidado se lo acomodó hacia atrás sin poder resistirse a acariciar su cabeza.

______ suspiró esbozando una sonrisa mientras abría sus ojos y estiraba su cuello buscando los labios de su novio, depositó un besito fugaz y se acurrucó en él.

–Buenos días, amor –susurró ella con su voz ronquecina.

–Buen día, preciosa –la abrazó y se apartó un poco en busca de otro beso–. ¿No deberías asustarte al ver que tienes tu pierna sobre mí?

–¿Cómo las parejas de los dramas después de una noche loca? –ella sonrió.

–¿Saldrías corriendo envuelta en la sabana?

–Ves demasiados dramas.

–¿Dra-a-mas, yo? –soltó una carcajada.

–No te hagas el inocente –lo miró fijamente.

–Soy todo, menos inocente, cariño –deslizó su mano por la pierna de ella hasta llegar al trasero y lo apretó.

Ella sonrió pícara y se remordió el labio inferior, se sujetó al cuello de él atacándolo con un beso apasionado y hábilmente se subió sobre él sin dejar de besarlo, su cuerpo hacía sensuales ondas frotándose sobre él siendo alentada por las caricias apretadas que le recorrían el cuerpo.

–Dios –gimió él separándose de los labios de ______–. ¿Decidiste levantarme el castigo?

–No hables –pidió ella levantándole la camiseta hasta poder quitársela y volvió a besarlo.

Él buscó el elástico del pequeño short que ella usaba y se lo bajó hasta donde la unión de sus cuerpos se lo permitió, adentró su mano bajo la camiseta acariciándole las caderas y recorrió hacia arriba, pero ella se separó de él, lo miró coquetamente mientras se retiraba de encima y arrodillada a un lado se las arregló para deshacerse de su short quedando solo en bragas, levantó lentamente la camiseta provocándolo, pero no mostró por completo sus pechos. Él pareció enloquecer al admirar tal escena y sonriente se apresuró a quitarse la bermuda de tela con la que se había metido a la cama. Ella sonrió al verlo en tan solo bóxer y la prominente erección bajo la tela.

–Ven aquí –pidió él tomándola por la cadera regresándola a horcajadas sobre él.

Ella soltó un sutil gemido al sentarse sobre él, tan solo la tela de la ropa interior de ambos impedía el contacto piel a piel, pero era suficiente para excitarlos tanto que sus respiraciones se volvieron irregulares. Él notó los pezones de ______ sobresalir en la tela de su camiseta y se sentó para rodearla con un brazo mientras con su mano libre tocaba uno de los senos de ella y se apresuró a pegar su boca atrapando el pezón suavemente entre sus dientes provocando q ella gimiera y se aferrara a sus hombros para moverse sobre él haciéndole saber que estaba disfrutando de lo que él le hacía pero ahora la tela de la camiseta estorbaba, quería sentir su piel  y ella comprendió esa necesidad así que lo empujó suavemente hacia atrás para que se recostara de nuevo, lo miró fijamente mientras subía su camiseta lentamente y se la quitó. Él se apresuró a sentarse de nuevo pero ella interpuso una mano contra el pecho de SamD obligándolo a recostarse, se cubrió el pecho con la camiseta que aún no había soltado y sonrió.

–Eso es todo por hoy –ella se retiró de encima.

–¿Qué? –cuestionó él, confundido.

–Tú me hiciste lo mismo la anterior vez –levantó su ceja en un gesto triunfal y se dirigió al baño.

–¡No es justo!  –se levantó para seguirla, pero ella ya había cerrado la puerta –pequeña, abre la puerta –suplicó pegado a la puerta dando golpecitos.

–Me daré una ducha rápida.

–Enjabonaré tu espalda.

–Puedo sola, gracias –rio.

–Eres tan mala –gruñó pegando su boca a la puerta.

SamD tomó su ropa y fue a la cocina por agua, mientras tanto ______ salía del cuarto de baño envuelta en una toalla, tomó su mochila del sillón junto a la puerta y sacó un cambio de ropa que solía llevar debido a las practicas de baile que la hacían sudar demasiado y se vistió a prisa para luego tomar su estuche de maquillajes y regresó al baño para mirarse al espejo.

–Te ves hermosa aún sin maquillaje –dijo él mirándola desde el marco de la puerta con sus brazos cruzados.

–Eso no es cierto –murmuró ella y continuó colocándose mascara de pestañas.

–Lo es –él sonrió mirándole descaradamente el trasero.

–¿Qué miras? –cuestionó ella mirándolo a través del espejo.

–Nada –él sonrió.

–¿Nada? –ella se inclinó hacia adelante para resaltar aún más su trasero.

–¿Intentas jugar conmigo? –él entró al cuarto de baño.

–No tengo prisa –ella se giró y puso sus brazos hacia el cuello de él–. ¿No fue lo que me dijiste?

–No uses mis palabras en mi contra –él la rodeó por la cintura y la levantó para subirla al mesón del baño.

–La venganza es tan dulce –ella rio.

–¿Sabes que es más dulce? –ladeó su rostro.

–¿Qué? –ella ladeó su rostro hacia el lado contrario para darle acceso.

–Tus labios.

Se besaron apasionadamente y él la cargó para llevarla de regreso a la cama donde la bajó con cuidado quedando sobre ella.

–Está vez no te me escapas –advirtió él.

–Quizá no quiera escapar más –ella sonrió.

–¿Me levantas el castigo?

–Si –susurró ella antes de jalarlo por la camiseta y lo besó.

Repentinamente sonó el timbre.

–¡Quién diablos podría ser a estas horas de la mañana! –se quejó SamD deteniendo el beso. 


















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