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Capítulo 18: ¡Resolveré esto ahora!

¿Cómo pudo enredarse tanto esta situación? _____ solo pensaba divertirse, conocer a sus artistas favoritos, pedir unas cuantas fotos y autógrafos, no estaba entre sus planes involucrarse con; Jay Park, SamD, Loco y Dong Yul ni mucho menos que los cuatro se sintieran atraídos hacia ella al mismo tiempo, cada uno había demostrado sus sentimientos hacia ella a su manera. Ahora ella debía pensar con cuidado y tomar una decisión para salir de aquel lio amoroso.

Desahogarse en los brazos de Loco la había calmado un poco, se apartó de él algo apenada.

–Eres muy bonita, pero… cuando lloras te ves muy fea –bromeó él.

–¡Oppa! –exclamó ella mientras sonreía.

–Cielos… en serio creo que no deberías llorar frente a otro hombre. –El negó con su cabeza frunciendo ligeramente sus labios y ella le dio un golpecito desganado en el brazo–. ¿Porque eres tan violenta?, Ouch…

–No creo que nadie se vea bonita mientras llora –ella le hizo una mueca.

–Anímate –él le dedicó una sonrisa paternal.

–Gracias por consolarme.

–Ahora si parezco un oppa ¿verdad? –su sonrisa rápidamente se volvió la del niño de siempre.

–Umm… –ella fingió una mueca– Aun no lo sé… –bromeó y se abalanzó hacia él abrazándolo.

–¿Que... que haces? –él titubeó.

–Gracias oppa –mencionó sincera y se apartó.

–¿De esa forma das las gracias…? –él sonrió mientras sus mejillas se tornaban coloradas–. Debería hacer más por ti –arrugó su nariz denotando que bromeaba y luego se puso serió–. ¿Pero qué es lo que te pasa, por qué te pusiste tan triste de repente?

–Son muchas cosas –ella suspiró–, tengo que tomar una decisión y resolver este lio.

–Tienes que decidirte por uno…

–Oppa… –ella se sorprendió.

–Es evidente que le gustas a Dong Yul, debió pasar algo con él y no quieres decírmelo, pero está bien. Ki Seok hyung también me dijo que le gustas y yo acabo de confesarte mis sentimientos, supongo que es difícil.

–Y Jay… –ella se sinceró.

–¡¿Jae Beom hyung también?!

–No lo digas de esa forma me hace sentir como una cualquiera… –se avergonzó.

–No eres eso… –él frunció ligeramente su ceño–, pero si eres culpable de hechizarnos a todos con tus encantos.

–No es como si yo hubiera hecho algo, no tenía la intención de…

–Lo sé, te entiendo. De hecho, en el fondo creo que no eres consciente de los sentimientos que provocas en los hombres.

–¿Yo?

–Sí, tú –la apuntó–. En primer lugar, no deberías abrazar a los hombres, así como así.

–Pero yo solo…

–Los hombres podrían mal interpretar, no lo hagas.

–Ya no lo haré…

–Pero a mi puedes seguir abrazándome –luchó por contener su sonrisa y ella rió–. Está bien, no diré más –se puso de pie–. Será mejor que me vaya y te deje pensar, no importa la decisión que tomes yo siempre estaré ahí, no me importa ser tu paño de lágrimas.

–Gracias y discúlpame por tanto drama… –ella se levantó.

–Tranquila –él sonrió y caminó hacia la puerta–. Te veo después.

–Gracias… –agradeció una vez mientras lo veía salir de la habitación.

 

_____ se recostó en mitad del cuarto mirando al techo de la habitación y el teléfono sonó alertándola de un mensaje.

–Hola, ¿acaso no piensas escribir nunca?

Se trataba de un mensaje de Jay, ella no sabía que responder, aún estaba molesta con él, dejó el teléfono a un lado y se cruzó de brazos negándose a responder algo, entonces otro mensaje llegó.

No contestaras??!!

–¡Ja! –exclamó con ironía y tomó el teléfono para responder–. Que debería contestar???!!!!!!

Decidió exagerar con los signos de interrogación y exclamación aún más de lo que él lo había hecho y recibió una respuesta rápidamente.

¿No deberías disculparte por jugar conmigo?

Al leer el mensaje ella se alteró, dio un brinco poniéndose de pie y empezó a gritarle al teléfono deseando que fuera la cara de Jay.

¡¿Qué yo me disculpe contigo?! ¿Jugar contigo…? ¡Ja! ¡¿Tan inocente eres para que yo juegue contigo?! –apuntaba al teléfono con ira–. ¡Vete a la mierda, estúpido mujeriego, si, tú! Tu eres un mujeriego, ¿y vienes a decirme a mí que yo jugué contigo? Si te tuviera enfrente te diría tus verdades.

El teléfono volvió a sonar en su mano y otro mensaje apareció en pantalla.

Deberíamos hablar, ¿dónde estás?

Ella volvió a gritarle al teléfono. –¡Que te importa a ti donde estoy! No hablaré contigo. ¿Porque no puedes ser tan caballeroso como Ki Seok? ¿O tan compresivo como Loco? Ahora quieres hablar… ¿de qué? De cómo te “seduje” –rió irónicamente y el teléfono sonó una vez más en su mano, pero esta vez se trataba de una llamada.

¡Que! –respondió ella.

¿Me estas gritando? –cuestionó indignado Jay desde el otro lado de la línea.

No. ¡Así es mi voz!

¿Estas molesta conmigo?

No, ¿porque debería estarlo? –usó un tono notablemente irónico.

Escucha, lo que paso…

¡No pasó nada! –ella finalmente explotó–. Menos mal no llegué a hacer nada con un mujeriego como tú. ¿Porque me llamas?, las mujeres deben estar haciendo fila en tu puerta, vete con esas y no me llames más.

Pero…

Pero nada, no quiero escucharte más.

¡Por si no lo recuerdas ese teléfono te lo di yo!

–¿Q…que…? –ella se indignó aún más–. ¡¿Sí, y?!

Por lo menos escucha lo que tengo que decir…

No hay nada más que puedas decir, dijiste lo que pensabas de mí, entiendo lo que soy para ti, y no te preocupes, te devolveré el teléfono, dime donde estas ahora mismo e iré a entregarte tu teléfono.

Estoy en AOMG, pero no creo que sea bueno aquí… puedes ir a mi casa en la noche, o dime en donde recogerte.

–No te molestes, iré a AOMG y solo dejaré en recepción el teléfono.

No esper…

_____ cortó la llamada antes de que el pudiera terminar de hablar, se cambió a prisa y borró todos los números que había guardado en los contactos, así como las fotos que se había tomado y salió de su habitación.

Camino hasta AOMG aun pensando en las situaciones con SamD, Loco y Dong Yul, pero con Jay estaba tan enfadada que ya no lo consideraba como un problema, llegó al edificio y se acercó a la recepcionista.

Buenas tardes, tengo que dejar esto para el CEO Jay Park –extendió el teléfono–, ¿Por favor podría entregárselo?

Espere un momento por favor –la recepcionista tomó el teléfono–. Si señor aquí esta…

¿Le acaba de avisar al Señor Park que estoy aquí? –_____ se exaltó.

Si. El CEO Park me dijo que le avisara en cuanto usted llegara.

No no no… –se lamentó–. Disculpe, pero me tengo que ir –se giró para retirarse, pero los guardias la detuvieron.

Lo siento señorita, pero el CEO Park dijo que tenía una deuda pendiente con él y que no podía retirarse hasta arreglarlo con él en persona.

Yo no tengo deudas con ese… –corrigió– con el Señor Park… –dejó el teléfono sobre el mostrador.

Inútilmente intentó pasar entre los enormes gorilas que hacían la función de guardias, las puertas del elevador se abrieron y Jay salió, caminó hacia _____, ella, la miró fijamente y con seriedad, él podría intimidar a cualquiera, pero ella estaba tan furiosa que no le importó y le clavo la mirada desafiándolo.

Gracias, ahora me encargo yo –pronunció Jay con autoridad–. Señorita _____ sígame por favor –caminó con calma hacia el mostrador tomando el teléfono y regresó hacia el elevador.

_____ miró hacia la puerta del edificio donde estaban los guardias y supo que no podría irse sin hablar con Jay así que lo siguió sin decir nada, subieron y entraron en la oficina, Jay le puso el seguro a la puerta mientras _____ iba directamente a sentarse.

¿Qué haces? No he dicho que puedas sentarte –reclamó él.

No necesito que me digas lo que puedo o no hacer –ella se cruzó de brazos–, ¿qué es lo que se supone que te debo?

Primero deberías hablarme respetuosamente, no olvides que estas en mi empresa, yo soy tu jefe.

El hecho de que seas el CEO no te da derecho a mangonearme.

–¿Piensas que puedes hablarme de esa forma, quién te crees? –él se acercó a ella muy molesto.

Ella levantó su mirada hacia él. –Dime que es lo que quieres, tengo cosas que hacer.

Tú no me puedes ignorar de esta forma –él se sentó en la mesita de centro quedando frente a ella.

No sé a qué tipo de mujeres estés acostumbrado pero que te quede claro que yo soy diferente –lo miró fijamente–, yo no te temo. Solía admirarte, pero creo que mis ojos empiezan a ver la realidad.

No deseo que me temas –él acercó su rostro al de ella ladeando ligeramente la cabeza.

Que es lo que quieres –ella gira su cabeza evitándolo–, dímelo de una vez.  

Él la tomo por el mentón obligándola a verlo. ¿Que te sucede, porque actúas tan agresiva conmigo?

No estoy agresiva –ella volvió a fijar su feroz mirada–, solo vine a devolverte el teléfono y ahora deseo retirarme, eso es todo.

¿Estás molesta? –de repente él empezaba a dulcificar el tono de su voz.

No, en absoluto. Ahora déjame ir se levantó apartándose de Jay.

Espera –la tomo de la mano–, debemos hablar.

No, yo creo que ya dijiste lo que pensabas y no deseo escuchar más insultos – ella se soltó del agarre.

Entonces Jay la jaló hacia él abrazándola fuertemente.

¡Suéltame!

Ki Seok me conto todo, que no pasó nada entre ustedes y creo que yo exagere un poco.

–¡Déjame!

Ya, quédate quieta… tranquila una corta risa salió de su boca.

Al escuchar la risa ella se molestó aún más. –¡¿Esto es gracioso para ti?! –movió su boca hacia el bícep de Jay y lo mordió.

¡Ah! –exclamó él soltándola debido al dolor–. ¿Eres una salvaje?

¡Tengo experiencia defendiéndome de patanes! –volteó y se dirigió hacia la puerta.

 

 

Jay se adelantó y bloqueó la puerta. ¿Quieres que me disculpe por lo que te dije?

¡No!, no quiero nada, y si quieres despedirme puedes hacerlo no me importa.

Está bien, lo lamento ¿Mejor así? ¿Mm?

Ella suspiró profundamente. Está bien, ahora debo irme.

Yo normalmente no me disculpo y ahora estoy diciendo que lo siento, ¿porque eres tan cruel?

Dije que está bien, todo está olvidado, ¿ahora puedo irme?

No estás siendo sincera, ¿si todo está olvidado por que me tratas así...?

¿Así como, Jay? ¿Qué es lo que quieres? –elle empezaba a frustrarse–, solo olvidemos lo que pasó y ya.

Lo lamento, sé que me alteré, pero pensé que estabas jugando conmigo ya que también habías estado con Ki Seok.

Pero no fue así, pensaste mal. –sus ojos se humedecieron y respiró profundo para contenerse–, me juzgaste y ni siquiera me escuchaste lo que iba a explicar.

Por eso digo que lo lamento. –él acarició la mejilla de ella–. Ahora estoy aquí dispuesto a escuchar lo que tengas que decir.

–Es tarde. Ya no tengo nada que decir.

Estaba por salir, termine todo el trabajo por hoy. Vamos a mi casa y hablemos con más calma, ¿sí?

No quiero ir a tu casa Jay, no hay más que hablar.

Te gusta ser cruel conmigo… –él bajó el volumen de su voz manteniendo la caricia en la mejilla de ella–, ¿Acaso no me ves como estoy por tu culpa? Yo nunca le ruego a una mujer, ellas vienen a mí y tú no haces más que rechazarme, ¿Qué está mal contigo?

¿Mal conmigo? –ella finalmente lo miró a los ojos y retiró la mano que le acariciaba la mejilla–. Entonces solo vete con todas las mujeres que te buscan y déjame tranquila.

Ese es el problema –él humedeció sus labios resecos ligeramente con su lengua y una expresión de súplica en su mirada–. No quiero a otra mujer, quiero estar contigo, no he hecho más que pensar en ti, mi cuerpo me pide a gritos que te abrace, quiero estar contigo, ver tu sonrisa que me anima y hace que mi corazón se sienta cálido, necesito tu calor… –se aproximó hacia ella hablando tan rápido y desesperado–, sin ti me siento vacío, las letras vienen a mi cabeza sin parar, siento que podría hacer mil canciones de despecho con todo esto que siento, no entiendo bien que me pasa y necesito que me ayudes a entenderlo.

Lo lamento Jay –ella dio un paso atrás–, no puedo ayudarte a entender lo que sientes porque ni yo misma se lo que siento. Tengo mis propios problemas evadió a Jay y salió.

Jay bajo su mirada al piso frunciendo su rostro en una mueca de dolor, pensó en seguirla pero el dolor en su corazón se sentía como si estuviera siendo estrujado cruelmente dentro de su pecho que no pudo salir de su oficina, puso su mano sobre su pecho agarrando la tela de la camisa con fuerza, sus ojos se llenaron de lágrimas y gritó guturalmente mientras las lágrimas se desbordaron de sus ojos hasta rodar por sus mejillas, caminó hacia su escritorio y tiró todo lo que estaba sobre este mientras respiraba con entrecortadamente descargando su mezcla de sentimientos, se sentó en la silla frente al escritorio dando un golpe en la madera con sus puños, apoyó los codos y después las manos sobre su cabeza, entonces se dejó ir en un llanto melancólico.

---

¿Con quién debería quedarse _____?

Jay (29 años): era su artista favorito, el hombre de sus sueños, para ella él era más que un simple artista de cuerpo extremadamente ardiente y carisma, ella veía en él a una persona valiosa y digna de admiración por lo duro que luchó para salir adelante en su carrera. También había supuesto que él era un mujeriego, bastaba con traducir las letras de sus canciones para darse cuenta, pero al conocerlo se dio cuenta de que él tiene un vacío sentimental y era un poco obsesivo eso la hacía sentirse demasiado presionada ya que ella también tenía dudas con sus propios sentimientos.

 

Por otro lado estaba SamD (32 años): Él fue el primer rapero coreano que ella escuchó ya que un día dejó una lista de reproducción de Kpop en YouTube y de repente escuchó una melodía que le gusto demasiado, confundió al rapero del video con “Yul”, el protagonista del drama «Educando a la princesa» que pasaban por TV en aquel tiempo, averiguó en internet y descubrió que no se trataba del actor, solo había un ligero parecido pero su interés ya estaba en el rapero Simon Dominic a quien siguió a través de redes sociales, vio cada video musical y shows en los que él participaba como toda fan obsesiva. Él fue quien la llevó a interesarse en la música hip hop de Corea y al conocerlo en persona él fue un hombre caballeroso, maduro, considerado y la protegía, él la había tratado muy bien y al confesarle sus sentimientos no le dio ningún tipo de presión.

También estaba el tierno y adorable Loco (27 años): del que _____ también fue una fan obsesiva y al conocerlo no cambió mucho la imagen que ella ya se había formado de él; un niño que siempre está con su sonrisa inocente, tímido pero bromista y algo alocado a veces, ella podía entenderse muy bien con él, no había presión o tensión en la amistad, pero él ya había dejado claro que también tenía interés en ella, además, era muy comprensivo y cuando le confesó sus sentimientos no la presionó, al contrario, le dio algo de tranquilidad a la confusión que ella tenía en su cabeza.

¿Ahora… a quien elegir?

 Continuar...













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