La
historia continúa
Un
sonido lejano se atenuaba con tiento hasta despertar a _____, ella abrió los ojos,
pero la luz la cegó, frunciendo el ceño intentó encontrar el teléfono bajo la almohada,
al hallarlo abrió los ojos para mirar la hora y apagó la alarma.
Mientras
el ventilador en el techo brindaba un ligero aire de frescura y sin ningún
pensamiento en su cabeza ya que permanecía adormilada, lo miró girar hasta que
notó algo extraño; este ventilador giraba constantemente y no parecía estar a
punto de caerse como el ventilador de su habitación.
“¡¿Dónde estoy?!” pensó al abrir sus grandes
ojos y se sentó de inmediato pero un leve dolor de cabeza casi la vuelve a
tumbar. Sintiéndose mareada miró
alrededor y se dio cuenta de que no estaba en su habitación, ni siquiera estaba
en Seúl.
Poco
a poco todo volvía a su memoria; el concierto de AOMG en Busan y la fiesta donde
Alice la había sorprendido con un pastel por su cumpleaños. Bebió y bailó feliz
por haber logrado con éxito la primera presentación junto a sus artistas
favoritos. Una amplia sonrisa se dibujó en su rostro al recordar lo mucho que
se había divertido la noche anterior.
Tras
sentarse con dificultad notó que había dormido en el piso sobre una suave
alfombra y cubierta con una manta, junto a ella estaba una cama de la cual se desbordaban
unos pies grandes evidentemente masculinos. Tan sorprendida como confundida,
recorrió con su mirada la silueta cubierta con una sábana de seda mientras se
ponía de pie con cuidado esperando ver el rostro de la persona en esa cama,
pero estaba completamente cubierta. En ese momento recordó la primera fiesta a
la que asistió en Corea.
–Ah… debe ser Loco, como aquella vez –Pensó
mientras buscaba con su mirada a su alrededor.
Pero
no había nadie más en la habitación.
Angustiada
caminó sobre las puntas de sus pies hasta llegar hacia una puerta que resultó
ser el cuarto de baño. Entró y cerró despacio la puerta colocando el seguro, de
espaldas contra la puerta se llevó las manos a la cabeza preguntándose que
había hecho, ¿cómo había llegado ahí? y lo más importante ¿Quién era la persona
que estaba en la cama?
Notó
sobre el mesón de baño una canasta con decoración y una tarjeta que decía “disfrute su estadía en nuestro hotel”
–¡¿Qué hice?! –pensó aterrada mientras se abrazaba a si misma con desesperación.
Una
amiga del instituto le había contado como se sintió después de haber tenido
relaciones sexuales por primera vez y este era el momento de comparar aquella
experiencia ajena con sus síntomas.
–No me duele nada, tampoco me siento rara…
además tengo mi ropa puesta así que no creo que…
Murmuró
mientras caminaba hacia el mesón para mirarse al enorme espejo, recogió su cabello
en un moño alto y se lavó el rostro para espabilar.
–Cálmate
_____ –se habló a si misma–, primero debes averiguar quién está en la cama, de
seguro no pasó nada.
Tomó
aire profundamente para salir del cuarto de baño, se dirigió hacia la cama para
acercar lentamente su mano y tomó la sabana, jaló la tela con la intención de
revelar el rostro de la persona que estaba ahí, pero este se movió un poco
tomándola por sorpresa así que retrocedió por reflejo y salió corriendo de
regreso al cuarto de baño.
–¡Eres
una cobarde _____, estabas cerca! –se reprochó sigilosamente.
De
repente la melodía de su alarma empezó a sonar de nuevo, _____ abrió sus
grandes ojos estando al borde del pánico.
–¡No!
la alarma, ¡se va a despertar! ¿Qué hago, que hago, que hago? –gruñía en voz
baja desesperada.
La
melodía de la alarma fue detenida dejando a _____ inmóvil, tragó saliva y se
armó de valor para asomar su cabeza por la puerta del baño, observó una amplia
espalda desnuda sin tatuaje alguno de modo que Jay quedaba descartado. Tampoco
era rubio así que no se trataba de Loco. Aquel hombre giro su rostro un poco
dejando apreciar su perfil y revelando su identidad; se trataba de SamD, quien
tenía su cabello alborotado, él se llevó la mano a la cabeza y sacudió el
cabello para perezosamente volver a recostarse y abrazo a la almohada, pero de
repente se sentó y miro alrededor.
–¿____?
–llamó él.
–Si
oppa –respondió ella mientras salía del baño y caminó hacia él–, aquí estoy.
Sus
miradas se cruzaron por un momento y ella no pudo evitar sonreír sutilmente al
bajar su mirada y notar el torso desnudo de SamD.
–Oye…
tu –titubeó él mientras a prisa tomaba la almohada para cubrirse–, ¿qué miras?
–Nada
oppa –bajó la mirada y sonrió más ampliamente observando las piernas también
desnudas.
–¡Oye
gírate! –pidió.
–Girarme…
¿Por qué oppa? –no paraba de sonreír.
–¡Dije
que te gires!
–Está
bien, está bien… –entre risas obedeció.
SamD
a prisa busco su camisa y pantalones para vestirse mientras le repetía a ____
que no se girara.
–¿Cómo
es que no te avergüenzas al ver a un hombre desnudo? ¿Qué clase de niña rara
eres? ¿uh?
–¿Desnudo?
–cuestionó girándose.
–Ya,
puedes girarte.
–No
estabas desnudo oppa –rió ella.
–Bue…
bueno… no estaba desnudo… solo en ropa interior… –se aclaró la garganta
titubeando–. Pero, aun así ¿cómo puedes mirarme tan fijamente? Me siento
abusado.
–No
exageres y dime dónde estamos –cuestionó ella entre risas.
–¿No
lo recuerdas?
–¿Que
debería recordar…? –alzó la mirada y volvió a reír.
–¿De
qué te ríes ahora? –él tocó su cabello y se dio cuenta de que estaba despeinado.
–Oppa,
luces gracioso.
–¿No
luzco sexy? Las mujeres suelen decirme que así luzco sexy –sonrió de lado y
caminó hacia ella.
–O…oppa
–ella retrocedió.
–¿Ahora
te pones tímida? –continuó acercándose hasta que _____ quedó contra la pared.
–¿O…oppa
que, que haces…?
–Aigoo~
borracha. No deberías beber tanto –le pellizcó una mejilla y se apartó.
–¡Auch!
–se quejó ella–. Solo bebí un poco y…
–¿Un
poco? Te bebiste el bar completo –rió.
Él
entró al cuarto de baño y abrió el grifo de agua para lavarse el rostro e
intentar peinarse un poco mientras _____ lo observaba desde el umbral de la
puerta.
–¿Acaso
no te intimido ni un poco? –cuestionó él mirándola a través del reflejo en el
espejo.
–¿Eh?
–Soy
un hombre y estoy en el baño –levantó una ceja expectante.
–Ah…
si, perdón –sonrió apenada y se retiró.
_____ caminó hacia los enormes ventanales de
la habitación, la vista era hermosa desde la altura de la habitación, volteó
hacia la puerta principal y empezó a recordar:
-flash back-
SamD
entró en la habitación llevando a cuestas a _____, caminó hacia la cama donde
la dejó caer con cuidado.
–¿Ahora
debo ser tu niñero? –cuestionó y reclamó a la vez él.
–¿Oppa
porque me sacas de la fiesta? –se quejó retorciéndose sobre la cama–. Hoy es mi
cumpleaños, déjame festejar –su balbuceo era apenas entendible.
–Ya
festejaste suficiente.
-fin del flash back-
–¿Porque
estas ruborizada? –cuestionó él al salir del cuarto de baño.
–¿Eh?
–ella salió de sus pensamientos–. Discúlpame… creo que ayer me pase un poco…
–Ah…
–canturreó sonriente–. Ya lo recuerdas.
–Si…
–admitió apenada.
–Gracias
a ti ayer yo no pude disfrutar como lo suelo hacer –reprochó.
–¿Por
mí?
–Sí.
Por ti –frunció el ceño–. ¿Acaso no sabes lo peligrosos que son los hombres ebrios?
–¿Por
qué dices eso?
–Todos
te daban bebidas y tú te las bebías de un solo bocado. ¿Cómo puedes beber así
cuando estas entre tantos hombres? –levantó un poco la voz.
–¿Porque
me gritas? –hizo un puchero.
–Si
no fuera porque yo te cuidé, habrías amanecido en la cama con alguno de esos
lagartos que te daban licor para emborracharte –parecía molesto.
–No
grites que me duele la cabeza –bajó la mirada.
–Niña
irresponsable –gruño y suspiró–. ¿Tienes hambre?
–Un
poco.
–Pediré
algo para comer.
–Gracias
oppa –sonrió.
–Eres
una consentida ¿cierto? –rió.
–Tú
me consientes –sonrió adorable.
–Agg…
–negó con la cabeza mientras tomaba el teléfono–. Debo estar loco.
SamD
ordenó servicio a la habitación y colgó el teléfono, caminó hacia una nevera
que había junto a lo que parecía un mini bar y saco una botella de agua.
–Necesitas
hidratarte, por eso te duele la cabeza –extendió la botella hacia ella.
–Gracias
–ella tomó la botella.
–Eres
un completo misterio para mí –mencionó al sentarse en la cama mientras abría la
botella con agua–. Por momentos eres como una niña que se pone tímida con un
mínimo acercamiento y después no te avergüenzas al ver a un hombre semidesnudo.
–Por
cierto –ella se sentó junto a él–. ¿Por qué estabas sin tu ropa?
–Así
duermo yo en verano, si no, me sofoco.
–¿Y
porque estaba yo en el piso? ¿No se supone que la dama debe ir en la cama y el
hombre en el piso?
–¿Tienes
doble personalidad? –sonrió él.
–¿Por
qué? –también rió.
–Te
recosté en la cama y yo iba a dormir en el piso, pero tú dijiste que no
permitirías que tu ídolo durmiera en el piso.
–¿Yo
dije eso? –remordió ligeramente su labio inferior bajando su mirada hacia el
piso y se llevó la mano al musculo esplenio mostrándose apenada.
–Sí,
lo dijiste y como estabas muy necia no quise insistir.
–Claro
que conveniente –bromeó–. Por eso me duele el cuello y la espalda.
–¿Ves
lo que digo? tienes doble personalidad. Hace un segundo estabas avergonzada y
¿ahora me reclamas?
–No
creo que eso sea doble personalidad, es solo que no me conoces oppa –cerró la
tapa de la botella y se dejó caer hacia atrás–. Ah… esta cama sí que es suave.
–¡Increíble…
Ja! –él soltó un suspiro de incredulidad.
–¿Que
es increíble? –cuestionó poniendo sus brazos debajo de su cabeza y cerrando los
ojos.
–¡Yo,
soy Jung Ki Seok, Simon Dominic! Un hombre. Un hombre macho y viril. Las
mujeres caen ante mí. ¿Y tú te recuestas, así como así ignorándome
completamente?
–Oppa
–se sentó de inmediato–. Si no me hiciste nada con lo ebria que estaba, ¿Qué
podrías hacerme ahora? –rió.
–Eso fue por que estabas ebria –se giró hacia ella–. Soy un mujeriego,
pero también soy un caballero. No me aprovecharía de una mujer que no está en
sus sentidos –se inclinó ligeramente hacia ella y le acomodó un poco de cabello
detrás de la oreja quedando muy cerca de su rostro–. Pero ahora pareces muy consiente.
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